Las islas Baleares han sido el destino preferido por los viajeros internacionales que este verano de liberación de restricciones de la pandemia han decidido venir a España. No es de extrañar, porque las islas tienen mucho que ofrecer. Lo que cada vez resulta más difícil es encontrar lugares buenos, bonitos y, sobre todo, baratos donde disfrutar de una cena con vistas.

Los atardeceres de Mallorca, la isla con la oferta cultural, gastronómica y deportiva más variada del archipiélago, son uno de los atractivos más reclamados por turistas extranjeros y nacionales. Así que no está de más conservar la referencia de un lugar al que volver el verano próximo o este septiembre (en el caso de los rezagados) donde contemplar una de las vistas más bellas de la isla: el restaurante Panorámica Playa de Llucmajor, municipio muy próximo a Palma.

De ambiente desenfadado, el local cuenta con una terraza privilegiada sobre la playa de Cala Blava donde las cenas de julio y agosto se convierten en un espectáculo visual para disfrutar comiendo el típico pa amb oli mallorquín.

Aunque la carta es variada, lo más recomendable es optar por este plato. Se trata de pan con aceite sobre el que se suele colocar sobrasada, camallot (embutido de cerdo especiado típico de Baleares), jamón, queso mahonés o mallorquín. Acompañado de aceitunas trencades (partidas o machacadas) y fonoll marí (hinojo marino) se convierte en una auténtica -por sencilla y sabrosa- delicia.

Seguramente, para ser justos, haya otros lugares en la isla de Mallorca con pa amb olis de mayor calidad, con rebanadas de pan moreno más sabrosas, pero la combinación de la panorámica del sol cayendo tras el mar degustando uno de estos entrepanes tan característicos es una apuesta segura.