El titular del Juzgado de instrucción número 22 de Madrid ha prorrogado el secreto de sumario de la investigación que afecta a los dos agentes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) detenidos en septiembre del pasado año, después de que se descubriera que pasaban información a los servicios de inteligencia de Estados Unidos. Fuentes conocedoras de la causa confirman a El Independiente, además, que ya han declarado la jefa de Asuntos Internos de la institución y otro directivo.

Las pesquisas se iniciaron cuando un control rutinario detectó una filtración de información. El Centro de espías que dirige Esperanza Casteleiro puso estos hechos en conocimiento de la Fiscalía que interpuso la denuncia por un posible delito de revelación de secretos. Desde entonces uno de los acusados permanece en la cárcel de Estremera (Madrid) de forma provisional, mientras el otro quedó en libertad tras unos meses en el centro penitenciario. Además, según revelan citadas fuentes hay algún miembro más del CNI suspendido de empleo y sueldo.

Las declaraciones de al menos dos testigos se sucedieron el 1 de marzo, por videoconferencia y sin mostrar el rostro de los funcionarios a los que intervenían en el juzgado. Se trató de la jefa de Asuntos Internos que revisa la actuación interna de los miembros, y otro alto dirigente del CNI que explicaron, hasta donde pudieron, cómo sus compañeros habían infringido las normas para filtrar datos a un país extranjero, teniendo en cuenta que la Ley reguladora del Centro Nacional de Inteligencia cierra con llave prácticamente todas las actuaciones de sus trabajadores.

El magistrado considera que existen flecos por esclarecer en un tema tan delicado y avaló la prórroga del secreto de las diligencias el 14 de marzo. Mientras tanto, uno de los dos detenidos continúa en prisión y, tal y como avanzó El Confidencial y ha podido confirmar este medio, tiene relación con Rusia. Este analista militar era el responsable máximo de la información sobre el país de Vladimir Putin.

A pesar de que Estados Unidos y España son aliados y de que el CNI y la CIA (el Centro de Inteligencia Americano) colaboran estrechamente en operaciones y tienen canales de comunicación fluidos para este tipo de consultas, los estadounidenses atravesaron esta línea para rebasar los cauces oficiales. De esta forma buscaron conocer cuál era el verdadero lazo español con Moscú. Todo esto, en medio de una guerra entre este país y Ucrania.

El caso de Roberto Flórez, un agente que en 2007 fue acusado de apropiarse de documentos secretos para venderlos a Moscú, hizo que se endurecieran los controles internos del Centro para detectar este tipo de irregularidades. Por eso, los trabajadores sólo pueden acceder a la parcela de conocimiento en la que estén trabajando y no a todos los archivos. Este reforzamiento interior ha logrado sacar a la luz una nueva filtración.

El Juzgado de Instrucción 22 de Madrid ordenó la detención de este jefe de área y de un subordinado que, supuestamente, trabajó para él. Los registros ordenados por el juez lograron apuntalar el hecho de que habían sido hurtados documentos confidenciales. Ahora está por ver si a cambio de dinero y sobre qué cantidad. En función de esto, podrán ser acusados de revelación de secretos (artículo 197 del Código Penal) que está castigado con hasta cinco años de prisión o de traición en su modalidad de espionaje, que puede llegar hasta los doce años (artículo 584) al "español que, con el propósito de favorecer a una potencia extranjera [...] revele información clasificada como reserva o secreta, susceptible de perjudicar la seguridad nacional o la defensa nacional".

Una amenaza nacional

El informe anual de Seguridad Nacional que ha sido aprobado este martes por el Consejo de Seguridad Nacional pone el acento, precisamente, en cómo los servicios de inteligencia de Rusia o de China trabajan para desestabilizar la Unión Europea. "En el ámbito del espionaje, la digitalización de las organizaciones ofrece a los Servicios de Inteligencia hostiles la posibilidad de emplear nuevos procedimientos de obtención de información de forma muy eficiente y segura", refleja el documento.

Dicen estos expertos que los espías rusos continúan desarrollando actividades de inteligencia destinadas a "recabar información sobre la guerra de Ucrania" y que la dificultad que tienen para relacionarse con sus homólogos españoles los obliga a "utilizar otras herramientas" como agentes de influencia, ONG y asociaciones prorrusas. El interés de Estados Unidos, en este sentido íntimo enemigo del régimen de Putin, es conocer los lazos entre españoles y rusos.

Este asunto provocó el enfado del departamento de Defensa que dirige Margarita Robles al no entender el porqué Washington se saltaba los caminos oficiales en los que van de la mano. Por eso, la ministra convocó en su despacho a la embajadora de Estados Unidos en España Julissa Reynoso, como contó El País, para trasladarle su malestar por una acción hostil entre países aliados. Asimismo, el Ministerio de Exteriores decidió expulsar a los tres agentes de la CIA que estuvieron implicados en la captación de los espías españoles.