El comisario de Policía más famoso de la última década, José Manuel Villarejo, solía decir que "las cloacas" del Estado no ensucian, sino que, muy al contrario, sirven para limpiar. Esa "limpieza" es la que supuestamente pretendía llevar a cabo la periodista Leire Díez en la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil. Ahora conocida por ser 'fontanera' en el PSOE, Díez llevaba trabajando en los bajos fondos al menos desde hace ocho meses y ahora el partido, según algunas fuentes conocedoras de esta operación, se encuentra en la disyuntiva de decidir qué hacer con el material comprometedor del que han hecho acopio.

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"Leire quiere remover todos los cimientos de la UCO, Jefatura de información y Generalato, y hacer una limpieza", escribió el comandante Rubén Villalba tras su reunión con la periodista hace semanas, de acuerdo con la información publicada por 'El Mundo'.

El periódico 'El Confidencial' fue el primero en publicar el pasado lunes una grabación que ha desatado un tsunami de información vinculado a la actuación de Díez en el límite de la legalidad para ofrecer tratos de favor en la justicia a cambio de información comprometedora de miembros de la judicatura y de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y, en concreto, del teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Balas, del excapitán de la UCO Juan Vicente Bonilla o del fiscal Anticorrupción José Grinda.

Como ha publicado este medio, Díez se ha acercado a distintos investigados en asuntos de fraude de hidrocarburos más allá de esa reunión con Alejandro Hamlyn --propietario del grupo petrolero Hafesa--, para proponer "inmunidades", pactos con la Fiscalía o acuerdos con la Abogacía del Estado. Una de las principales incógnitas es saber la vinculación real que tiene con el PSOE, partido que niega cualquier relación laboral con ella. Sin embargo, el mencionado digital la ha fotografiado entrando y saliendo de Ferraz, y fuentes cercanas al secretario de Organización, Santos Cerdán, no niegan que trabajen juntos.

La duda es cuánto escalaba la información que traía Díez. Si se quedaba en Cerdán o si, como decía supuestamente la periodista, "los de arriba en el Gobierno" eran los que estaban pidiendo pruebas para actuar contra la UCO. Lo cierto es que Díez Castro, nacida en Bizkaia, vinculación con el partido tiene: fue teniente de alcalde en Vega de Pas (un municipio cántabro de menos de 800 habitantes) entre 2011 y 2014, y posteriormente el Gobierno de Pedro Sánchez la reclutó como directora de Comunicación de Enusa, la empresa pública de uranio, entre 2018 y 2021, y luego la nombró, en 2022, directora de Relaciones Institucionales y Filatelia en Correos, cargo que ejerció hasta febrero de 2024.

Ascendiera lo que ascendiera, la información que consiguió la 'fontanera' existe y ahora el PSOE, indican dichas fuentes, se encuentra con el dilema de decidir qué hacer con ella. Fuentes del 'caso Koldo' creen que la publicación de la actuación de Javier Pérez Dolset --procesado por fraude de subvenciones en la Audiencia Nacional-- y Díez ha sido una "voladura controlada" del entorno del empresario Víctor de Aldama cuando el partido estaba a punto de distribuir determinada información.

Por el momento, lo que Ferraz anunció ayer ahonda en tomar distancias con Díez. Tres días después de la primera información y tras el aumento de la presión interna, la formación explicó que abría expediente informativo a la militante socialista. “Queremos dejar claro que en el PSOE todos los afiliados tienen deberes, pero también derechos, y que la apertura de este expediente no implica ninguna medida cautelar”, indicaba el comunicado. Por tanto, no se le suspenderá de militancia, por ejemplo.

En esta encrucijada enmarcan dichas voces la dimisión del secretario de Estado de Seguridad, Rafael Pérez, mano derecha del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. A pesar de que de puerta para fuera se ha vendido la idea de que el desgaste personal de Pérez ha pesado, una facción del PSOE lleva meses mostrando desconfianza a la capacidad de Grande-Marlaska de controlar su Ministerio. En los últimos días han crecido, además, las críticas internas por la falta de una defensa clara a los miembros de la UCO.

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