Los partidos del espacio político que componen en estos momentos Sumar irán al choque con Podemos próximamente si aprecian que a lo largo de las semanas venideras los morados se mantienen en sus posiciones díscolas con la unidad de las izquierdas. Distintas figuras de los magentas que hasta la fecha fueron muy duros con la marca de Ione Belarra e Irene Montero vienen bajando el tono, con propósito reconciliador. Es el caso de la ministra de Sanidad y líder de Más Madrid, Mónica García, que aboga por que los partidos del ramo "vayan de la mano" en el próximo ciclo electoral.
A principios de abril García estalló contra el fundador de Podemos, Pablo Iglesias, y contra la actual número dos, Montero, por el desdén y desprecio lanzado contra la parte más a la izquierda del Gobierno de coalición y por su actuación con cuestiones como el rearme e Israel de fondo. "Estamos un poquito hartos de que nos den lecciones, nos critiquen y nos insulten [...]. Esto no es una piscina de bolas", expresó la ministra en los pasillos del Senado hace algo más de cuatro meses. El cambio se apreció a principios de agosto, en una entrevista radiofónica en RNE, cuando afirmó estar "totalmente de acuerdo en que tenemos que ir de la mano" todas las fuerzas que tengan "una visión común".
El gesto de la ministra debe tenerse en cuenta. Si bien otras figuras del espacio como Antonio Maíllo o la propia Yolanda Díaz han cuestionado la posición díscola de Podemos hacia sus formaciones, siempre ha sido referido a lo político y no a reproches personales. La vicepresidenta segunda del Gobierno, a finales de julio, tachó de "fuerza negacionista de la izquierda" a los morados por rechazar el decreto anti-apagones. No se criticó al BNG en cambio, ni a Jorge Pueyo, de Chunta Aragonesista —integrante de Sumar—, que hicieron lo propio. Es más, justificó a su compañero de filas. "Votó en contra porque el decreto no salía", dijo Díaz. Ahora se aboga por rebajar el tono para tantear a los de Belarra.
Desde la ruptura de relaciones con Podemos en diciembre de 2023 e intentos fallidos de reencuentro como para la candidatura de las gallegas de febrero de 2024 el posicionamiento de Sumar ha sido discreto. Se ha evitado a conciencia y por consenso interno entrar en el rifirrafe con Podemos pese a que la crítica a las labores dentro del Gobierno, como fuerza de apoyo al PSOE, era constante. También por considerar que son una 'falsa izquierda'.
La necesidad de rearme europeo ha sido un punto de inflexión en esa presión de Podemos. Los partidos de Sumar se han mostrado contrarios a escalar la inversión del PIB o a continuar en la OTAN. Pero se han conformado con un 2,1% del gasto a diferencia del 3%-5% exigido por EEUU. Siempre que se prioricen las mejoras en seguridad.
Esta cuestión, así como el mantenimiento de relaciones diplomáticas con Israel o la falta de efectividad en las políticas de vivienda para rebajar los precios, ha llevado a Podemos a intensificar los ataques a Sumar calificando al Ejecutivo y a los partidos que lo comparten y lo respaldan como "de la guerra". Sobre todo, cuando, a su juicio, banderas históricas como el pacifismo de partidos como IU quedan en parte huérfanas y puede llevarles a implementar el apoyo electoral y en la calle. El objetivo es promocionar la ya anunciada candidatura de Montero para las generales. No está encima de la mesa una amplia coalición con nacionalistas como ERC o EH Bildu, pese a la sintonía con estas formaciones.
Tanteo al inicio del curso
Aunque para varios sectores de la confluencia que compone Sumar desde hace mucho tiempo Podemos viene dejando muestras de que está desconectado totalmente de las formaciones que ahora están en Sumar —y también del PSOE, a quien no quiere seguir respaldando—, se quiere hacer una última tendida de mano a los de Belarra para que al inicio del curso político en septiembre y en las próximas semanas los morados rectifiquen el rumbo y se abran a la unidad.
Primero, con un gesto en Andalucía, adhiriéndose a la coalición negociada ya por IU, Sumar, Equo o Iniciativa, para, después, lanzarse en lo nacional. Que se priorice la unidad y la capacidad transformadora sobre los intereses partidistas y personalistas, dicen. Sobre todo, cuando de fondo está la convocatoria andaluza de autonómicas antes de verano de 2026, y las elecciones de Castilla y León en marzo. No sin contemplarse un adelanto que coincida con unas generales si Pedro Sánchez decide dar el paso ante la inestabilidad. No lo prevé de ninguna forma, pese a todo. Incluso si le tiran los próximos Presupuestos que el PSOE se compromete a presentar.
Queda por ver si siguen saliendo informaciones comprometidas en torno a la trama Koldo, lo que podría hacer insostenible el mandato. Especialmente si se descubre una financiación irregular de los socialistas. El partido niega que la haya habido.
De mantenerse Podemos en esa ofensiva contra el Gobierno de coalición y contra Sumar, al menos Movimiento Sumar e IU pasarán al ataque. ¿Cómo? Principalmente, señalando a Podemos como lastre de "políticas transformadoras" y como carente de seguridad de cara a unos futuros comicios. Los magentas y sus socios quieren llegar fuertes a unos hipotéticos comicios y para ello creen que debe quedar claro al electorado qué distingue a ese espacio de Podemos. Creen que dar la batalla ideológica también es crucial para movilizar al electorado de izquierdas que, ahora, puede estar desmotivado.
Meses atrás, mientras Podemos consolidaba en su V Asamblea su hoja de ruta rupturista con sus aliados naturales, Maíllo garantizaba que IU iría en solitario y no se decantaría ni por aliarse solo con los morados o con sus actuales socios de Sumar si no había una reconciliación. Sin embargo, en IU ven que mientras ha habido varios intentos por rebajar la tensión y sentarse a negociar por la parte magenta, Podemos los ha ignorado. "Se autoexcluyen de cualquier negociación", matizan. De ahí que IU priorice el interés general de dar continuidad al Ejecutivo actual.
Ahora bien, cualquier frente amplio deberá ceñirse al modelo andaluz que se está negociando. Este pasa por establecer un censo general donde todos los militantes de cada partido puedan participar en unas primarias para decidir candidatos y listas. Parte de la posición díscola de Podemos viene de los vetos en las listas a nombres como Montero o Pablo Echenique en junio de 2023. También por la ausencia de reparto justo en los distintos cargos del Congreso y del Gobierno. En organizaciones como IU creen que este modelo solventaría que vuelva a suceder lo mismo y permitiría que las decisiones fuesen tomadas por consenso mayoritario. Por eso, "le toca a Podemos posicionarse", creen en la formación izquierdista.
Podemos se mantiene en su senda
El último cónclave morado en Casa de Campo en abril fue una evocación a repetir el 'efecto 15-M' a costa del rearme, vinculándolo al deterioro del Estado del bienestar, algo que desde el Gobierno niegan que vaya a producirse. Para Podemos la distancia con el Ejecutivo —incluyendo a Sumar— "es sideral". Creen que las cuantías que se destinarán al rearme podrían poner punto y final a la crisis de la vivienda.
Fuentes de Podemos vienen recalcando que no tienen intención de reunirse con el PSOE en ningún caso. Votarán cualquier medida que llegue al Congreso en función de lo que consideren positivo para la ciudadanía. El voto de Podemos se vuelve esencial para las votaciones por mayoría simple siempre y cuando ningún otro socio falle y Junts no pase al 'no' junto a PP y Vox. Es clave para las mayorías absolutas necesarias en la Cámara Baja, ya que quedarían uno abajo de ella e incluso dos si al rechazo de Podemos se une el de otros socios cada vez más alejados de Sánchez como Coalición Canaria.
Además de sondear un giro difícil de Podemos para alinearse de cara a esas alianzas, desde el espacio de Sumar se espera que Belarra reduzca la beligerancia en el Parlamento. Se espera un respaldo a la reducción de jornada laboral cuando llegue a pleno a partir de septiembre, siendo Junts el principal escollo. También, y más complicado de conseguir, un apoyo al proyecto de Presupuestos, que se rectifique sobre el decreto tumbado contra los apagones bajo el que "todos los expertos coinciden en que es positivo", se indica desde la izquierda.
De cara al nuevo curso quedan por someterse a votación otras cuestiones como la regulación de los grupos de interés, la ley de movilidad sostenible o extender los permisos de paternidad y maternidad hasta las 20 semanas impulsado por Podemos en la anterior legislatura y amplificado por Pablo Bustinduy desde Derechos Sociales. Para todo ello, Podemos será clave.
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