"Ni rojos ni azules, ni izquierdas ni derechas, solo españoles contra el sistema", reivindicaron miembros de su cúpula y el propio Luis Alvise Pérez para lanzar su proyecto de cara a las próximas elecciones generales y proponer una candidatura transversal y antisistema -tras intentarlo Podemos- que pese a todo se rellena con las principales banderas de la extrema derecha. La mayoría, trasladadas en el evento, ya las trabaja Vox. Pero para SALF, los de Santiago Abascal, como pasó con el 15-M, han decepcionado al electorado. "Como Podemos, Vox ya es parte" de la "partitocracia", se argumentó.
Alvise llegó por primera vez a Vistalegre este domingo emulando el discurso contra las élites que en España enarboló por primera vez Podemos hace diez años, consolidándose en esa plaza en su primera etapa y clamando por "asaltar los cielos", para luego desinflarse y que fuese Vox quien adoptase en parte el discurso dicotómico, el nosotros-ellos. Que adhiriese ese voto antisistema, descontento con las políticas del bipartidismo, pero incapaz de prosperar por la izquierda como otros socios europeos, caso de la Reagrupación Nacional de Marine Le Pen si han conseguido en Francia. Alvise, frente a Abascal, quiere hacer de ese discurso antiélite su eje principal como una forma de distanciarse de lo que ya ofrece Vox e ir más allá.
Frente a casi 7.000 asistentes -según fuentes oficiales de la convocatoria-, 1.500 menos que los que Abascal aglutinó en el Europa VIVA25 del partido celebrado a mediados de septiembre, Alvise habló de inmigración como Vox y propuso igualmente deportaciones masivas de ilegales o utilizar el dinero de la ayuda a la cooperación internacional para combatirla. También de okupación, de adelgazamiento de la administración, cargó contra Hacienda y defendió bajadas de impuestos generalizadas, incluido el IRPF a cero en sueldos menores de 30.000 euros o una bajada de medio punto por cada hijo para fomentar la natalidad de las familias. Pero fue un paso más allá.
Alvise queda lejos de los 9.000-10.000 asistentes del primer Vistalegre de Vox en octubre de 2019, pero casi iguala la convocatoria de Abascal este último septiembre
Por un lado, Alvise recupera la idea del Spexit, la salida de España de la UE por la que clamó el populismo de izquierdas durante la crisis económica y las políticas de austeridad que acarreó desde Bruselas. Y que también defendió Vox en sus primeros años tras el salto nacional, para después desligarse de esa idea y apostar por reformar la UE junto a sus socios desde dentro. Alvise no clamó directamente por abandonar la alianza, pero sí insistió en que la soberanía española debe depender de los ciudadanos, no de una estructura que "ha traicionado sus principios fundamentales" o que ataca al sector primario. Un ente "globalista" que "quiere enviar a morir" a los españoles a Ucrania, a "una guerra" que "no es la nuestra".
"Somos la cuarta economía de la eurozona, o la UE nos respeta de una vez o someteremos en un referéndum" la continuidad de España, "que decida el pueblo". A la vez, Alvise también apostaba por la idea de las consultas ciudadanas que desde hace unos años defiende Vox de forma ampliada a otras cuestiones como la inmigración.
En Vox también alentaron la idea del fraude electoral, sobre todo tras el voto por correo de las generales de 2023. Alvise y los suyos amplifican el asunto. Hablan de quema de votos en sedes de correos en 2019 sin pruebas de ello. Al mismo tiempo, se alienta un fraude en las europeas. "Afiliados y militantes me comentaron que algo no iba bien en las mesas", apuntó Adrián Yacar, uno de los vocales de SALF, expolicía y exasesor de Alvise convertido en empresario de IA. "El fraude electoral existe aunque nos quieran hacer creer lo contrario. Casos como el de Melilla [como el de Coalición por Melilla en 2023] no son aislados", afirmó señalando también a una validación de actas provisionales en las elecciones andaluzas de 2015, para cargar contra ese sistema presentado como corrupto más allá de la entrada de Sánchez, también por el PP.
Con Yacar a la cabeza, se propone el uso de EscrutIA 2.0., un software que "permitirá hacer un recuento en paralelo al de La Sexta, [Antonio García] Ferreras e Indra" en las generales. Se ofrecerán cursos intensivos para conocer su uso y para recibir información a través de WhatsApp y Telegram. De hecho, en las próximas fechas Alvise realizará un "tour" por España para presentarla, así como ahondar en una "memoria económica sobre el despilfarro".
Por otro lado, el agitador ultra digital apostó por construir la primera macroprisión nacional a estilo de Nayib Bukele, el presidente de El Salvador. "Ya tenemos los planos", aseguró, criticando al actual sistema penitenciario y asegurando que los encarcelados tienen mejores condiciones que los escolares en los colegios. "Es una inmoralidad que los españoles paguemos por cada preso 30.000 euros anuales mientras ellos disfrutan de hoteles carcelarios con gimnasio y piscina que los españoles no nos podemos permitir". "Si quieren permisos, que lo hagan trabajando", precisó Alvise, además, asegurando que habrá un endurecimiento de las condiciones de los presos y de la concesión de permisos.
Alvise enlazó el asunto con la Justicia, y a su vez con los casos de corrupción. Esa faceta es similar a la del Chega portugués, lo que explica parte de su éxito. En SALF proponen una reforma del Código Penal para hacer que ese tipo de delitos no prescriban, aunque precisamente él se enfrenta a una causa en el Supremo -actualmente tiene cuatro, la última por acoso a sus ex eurodiputados- por financiación irregular, algo que él mismo reconoció tras trascender que aceptó 100.000 euros del empresario y broker de criptomonedas Álvaro Romillo. Este asunto, para sus compañeros de filas, como se destacó frente a los asistentes, es una muestra de la persecución de ese sistema a Alvise por querer enfrentarlo.
Si en Vox el personalismo de Abascal es importante, este ha venido repartiéndose con otros dirigentes de la formación, como Buxadé o Garriga, antes con Espinosa de los Monteros u Ortega Smith. Pero con Alvise, quedó patente el fuerte personalismo del proyecto, que su propio equipo se encargó de exhibir, diferenciando en este aspecto a SALF de Vox. Y ese liderazgo se viste de carisma. "Gracias Alvise por ser valiente, por denunciar lo que muy pocos se atreven (...). Alvise es el único que tiene verdaderas soluciones frente a una casta que parasita a la clase trabajadora y a los autónomos con cada vez más impuestos y menos servicios públicos", expresaron algunos de los miembros de la nueva ejecutiva de SALF.
A diferencia de Vox en sus inicios, SALF parte con Alvise como referente carismático. Se insiste en su lucha desinteresada por el pueblo, aunque el propio eurodiputado reconoció que su entrada en política buscaba el aforamiento para hacer frente a sus causas
Juan Urruticochea, vocal del proyecto, periodista y ex CEO de Sodexo, le atribuyó de ese mismo carisma al asegurar que "solo él tiene la solución" a los problemas nacionales. "Alvise podría haberse dedicado a otra cosa, pero no. Por eso pone tan nervioso al sistema, porque tiene una idea revolucionaria", dijo, al punto de compararle con Steve Jobs o Amancio Ortega. "Tiene una idea poderosa a diferencia de los demás [cambiar el sistema] y se juega lo personal", aseguró, despreciando a Vox por ser "parte del sistema" y cumplir sus normas. Luis de las Heras, abogado penalista y su secretario general, añadió contenido carismático, al mencionar que "lleva años perseguido por decir la verdad". Se le retrata como un líder que emprende una cruzada para salvar al pueblo, que es virtuoso frente a una élite corrupta.
En el despliegue de ese discurso antiélite se incluyó a los medios de comunicación, a quienes se retrató de hacer servilismo al poder a cambio de dinero de la publicidad institucional, tanto a nivel nacional como autonómico. "Hay mafias mediáticas", se señaló, criticando el envío de dinero para la guerra en Ucrania o para la ayuda humanitaria en Palestina. A los asistentes se les calificó como "españoles que han despertado frente a los que nos lo quitan todo".
Guiño a la izquierda
En distintos momentos de su historia más reciente, Abascal y los suyos han intentado abrirse a la izquierda para intentar buscar la transversalidad, mover al electorado por el rechazo general a 'problemas' indistinguibles -a juicio de Vox- de la izquierda o la derecha. Primero, tras el confinamiento en búsqueda de capitalizar un descontento por un empobrecimiento estimado que al final no se produjo. Segundo, con la inmigración, culpándola del abaratamiento del trabajo o de la destrucción del Estado de bienestar. Ahora se intenta capitalizar ese voto con el problema de la vivienda, pero por ahora solo se aprecia trasvase del PP a Vox, votos de nuevos electores y peso entre los abstencionistas que sí pueden sentirse seducidos por el experimento de Alvise. "Es el partido mayoritario de España", dijo Urruticochea de ese sector poblacional.
Alvise, con ese discurso anticasta quiere abrirse a nuevos públicos, aprovechar el cabreo de los más perjudicados del sistema para movilizarles de forma más transversal. Habló de educación y especialmente de Sanidad, y aunque brevemente lo ligó a la inmigración, relacionó el "deterioro del mejor servicio de salud del mundo" a la corrupción del sistema, a "la compra de medios" y al "despilfarro" del sistema de partidos. Criticó las "largas" listas de espera de la sanidad. Cuestionó la viabilidad del sistema de pensiones por ese sobregasto: "el sistema está quebrado". "No queremos quitar la pensión a nadie, pero tampoco que estafen a los jóvenes", indicó Alvise.
Y en un momento en el que Vox está dedicado a la vivienda, Alvise, una vez más, fue a más: frente a la liberalización del suelo propuesta, SALF apuesta por evitar parches, sino "ir más allá y democratizar totalmente el suelo, todo debe ser urbanizable salvo razones objetivas". Lo que no se aclara es qué entra en esa objetividad y si se contempla también los espacios protegidos. Incluso se prevé la capacidad de que "uno mismo se construya" su vivienda y cuente con deducciones fiscales.
En su mejor momento, en septiembre de 2024, antes de reconocer el cobro de 100.000 euros para financiar irregularmente la campaña y desplomarse de casi 2-3 escaños estimados en unas generales a cero, Alvise llegó a robar el 11% del electorado de Vox, según encuestas como el CIS, pero privadas como Target Point, SocioMétrica o Hamalgama Métrica, entre otros. En las europeas quitó unos 70.000 votos al PSOE y 21.000 a Sumar, mientras que a Vox casi 300.000 y 231.000 al PP, lo que deja una fotografía inicial del movimiento de votantes. Algo más de 114.000 salieron de la abstención. Son datos de la encuesta post europeas de SocioMétrica, en junio de 2024. Actualmente, desde febrero, ninguna de las veinte encuestadoras privadas en España que realizan cotidianamente estudios dan representación a Alvise. Está por debajo del 1,5% del voto.
Perfil más diverso que Vox
Si destacó este Vistalegre sobre los anteriores celebrados por Vox, fue por el colapso en la calle, miles de asistentes se repartieron en un par de filas para entrar por los diferentes accesos del palacio, lo que llevó a un laberinto de personas aglutinadas por las inmediaciones y zigzagueando por las callejuelas del alrededor bajo la atenta mirada de curiosos y vecinos. Entre el público podía oírse justificaciones de algunos que votan a Vox pero quieren oír que tiene que decir el sevillano. Otros creen que Abascal ha decepcionado. Y otros acudían al evento como mero pasatiempo, incluso como colofón a una jornada marcada por el desfile militar que ha movilizado visitas desde fuera de Madrid.
El regreso de ideologías ultras al barrio no gustó a algunos vecinos, que escupían desde los edificios a las multitudes o les lanzaban gritos de "fascistas". Algunos les lanzaban en respuesta "vivas" o directamente un "arriba España". Otros asistentes veían la escena mientras aprovechaban la espera de cerca de dos horas para comer algo. El perfil distaba del habitual en Vox. Muchas mujeres de mediana edad y jóvenes. Familias y niños. Pero también ancianos. La media de edad rondaba los 35-45 años. El voto de Vox mayoritariamente es masculino en un 70-30% aproximadamente. El perfil es similar en cuanto a edad, aunque hay diferencias del nivel de renta: Abascal predomina en los de menos renta que Alvise.
Tanto fuera, en la espera, algunos exhibían banderas de España, la cruz de Borgoña o camisetas vinculadas a las fuerzas armadas. Esporádicamente se arremetía contra Pedro Sánchez o se incidía en ese "arriba España", algo que se replicaba dentro previamente y durante el acto, con aclamaciones que también se dan en las citas de Vox: "Sánchez, hijo de puta". Sin embargo, el presidente del Gobierno no fue tan nombrado durante el acto a diferencia de lo que sucede con Abascal, que más que contra el sistema, clama contra el bipartidismo.
La ausencia del líder de Vox a la tribuna de autoridades en la Castellana para el desfile nacional junto al Rey Felipe VI, a diferencia de años anteriores, o su ausencia en el Palacio Real, puede tener una lectura de marcar perfil en una jornada como hoy, aunque por el momento a Vox no le preocupa Alvise, se ve fuerte y lo que busca es reivindicarse como alternativa frente a Sánchez y Alberto Núñez Feijóo. Vox denuncia que no podía compartir lugar con el Ejecutivo, y que se limitará a hacerlo solo en el Congreso. Alvise obvió arremeter contra la Corona en esta ocasión, aunque su crítica al régimen del 78 la incluye.
"Nos enfrentamos a un sistema poderoso y corrupto que intentará difamarnos. Yo elijo alzarme y no arrodillarme, elijo vivir y os pido que cuando las fuerzas desfallezcan, luchemos conjuntamente hasta que este país sea más seguro y libre", pidió Alvise a sus simpatizantes a modo de juramento, con él, su equipo y todo el aforo de Vistalegre en pie. Como Vox, aunque al principio y por la Fiesta Nacional, sonó el himno. Los presentes recibirán -al menos así se promete- el reintegro de los 15 euros pagados para asistir al acto. No será así si alguien se ausentó, que lo perderá. Con este cobro, SALF consigue tener un listado directo de simpatizantes.
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