"Nuestro adversario político fuerza la dimisión de Carlos Mazón y acabamos en manos de otro, Vox". Esta frase resume en muy buena medida el estado de ánimo en el PP después de una semana frenética en la que quisieron poner el foco en el arranque del juicio al fiscal general del Estado y Mazón le robó cuota de pantalla. El presidente de la Generalitat valenciana en funciones se ha convertido en el objeto de las invectivas de sus compañeros de partido, incluidos algunos que le aplaudieron en el XXI congreso del PP o en la cumbre de barones murciana a finales del pasado mes de septiembre.

Su dimisión, precipitada por unas maniobras poco comprensibles, o quizá sí, en el PP valenciano, reventó la estrategia de Génova, que se las prometía muy felices con la imagen de un Álvaro García Ortiz entrando en el Tribunal Supremo en calidad de procesado por revelación de secretos en el caso que se sigue contra la pareja de Isabel Díaz Ayuso, Alberto González Amador. También destrozó Mazón el recorrido de la comparecencia de Pedro Sánchez en la comisión Koldo del Senado el pasado 30 de septiembre.

Fin de semana enloquecido

Es cierto que el día anterior a esa comparecencia -fecha elegida por Génova- venían del homenaje de Estado a las víctimas de la dana, con el eco aún caliente de los insultos que profirieron algunos familiares contra el alicantino. Pero apenas pasaron esos 18 "no me consta", 11 "no lo sé", 7 "no tengo constancia", 6 "no recuerdo", 5 "desconozco", 3 "no sabría decirle" y 2 "no tengo conocimiento" que profirió el presidente del Gobierno en la Cámara Alta, que todo el interés informativo regresó a Valencia. Fue un fin de semana enloquecido -con varias conversaciones entre Feijóo y Mazón- que culminó con un anuncio de dimisión en el peor de los momentos.

Algunas fuentes consultadas por El Independiente critican que no se haya "atado en corto" a Mazón desde que se apresuró a pactar con Vox en junio de 2023 desoyendo las instrucciones de Génova de esperar a después de las generales del 23-J. "Ha hecho lo que querido", dice un parlamentario. "Su estrategia post-dana fue un desastre", apostilla un tercero. "Esta es la herencia que nos ha quedado del equipo de anterior, de la época de Pablo Casado y Teodoro García Egea", acusa otro. De fondo subyace una sensación de impotencia por la crisis abierta en uno de los territorios más importantes para el PP y cuya presidencia quieren conservar contra viento y marea.

Un movimiento alentado por Mazón

Hay bastante coincidencia en que el movimiento del PP de la Comunidad Valenciana del viernes 31 de octubre estuvo alentado por el propio Mazón, lo que ha contribuido a aumentar el malestar interno. Y tampoco faltan los que piensan que la filtración de ese movimiento perseguía reventarlo, como finalmente pasó precipitando todos los acontecimientos. La cita que reunió al secretario general del PP valenciano y actual candidato a la investidura, Juanfran Pérez Llorca, con los tres presidentes provinciales del partido, esto es, Vicent Mompó (Valencia), Marta Barrachina (Castellón) y Toni Pérez (Alicante), aunque habituales, esta vez se saldaron con un mensaje claro: el sustituto de Mazón al frente del partido debía ser Mompó.

"Una cosa es que el partido pacte una posición común ante la situación creada y eso tiene su fuerza, pero si no te han instado a ello, te anticipas y es un pulso", dice un dirigente con un pie en Madrid y otro en Valencia. Lanzar a Mompó le permitía a Mazón "seguir de presidente autonómico -Mompó no es diputado regional y, por tanto, no es elegible en Les Corts- y mantener a futuro el control del partido" con sus fieles. Y ante todo y sobre todo, "era una maniobra anti-Catalá" en alusión a la alcaldesa de Valencia, María José Catalá, muy bien vista por Alberto Núñez Feijóo.

La tormenta perfecta

Génova aspira a que haya un sustituto de Mazón “cuanto antes” en la presidencia de la Generalitat para cerrar esa carpeta. Lo puso de manifiesto la llamada telefónica que Feijóo hizo al líder de Vox, Santiago Abascal. El plan para Valencia, era otro, aguantar un año más hasta que el todavía presidente anunciara que no volvería a ser candidato y echar a rodar otro liderazgo en el partido en la región con Catalá como apuesta de futuro. Pero todo se precipitó en una especie de tormenta perfecta de presiones políticas (la oposición valenciana), sociales (las víctimas de la dana), familiares y hasta judiciales con un cerco que se estrecha en torno al president.

"Somos conscientes de que tenemos un desgaste demoscópico y social", admiten en el equipo de Feijóo sobre una situación indeseada creada por una enorme tragedia de la que culpan también al Gobierno de Pedro Sánchez. Y lamentan, en este sentido, que "la incompetencia en algunos partidos tiene consecuencias y en otros no", aludiendo a los socialistas. Pero aunque de ese lado no ha habido ninguna asunción de responsabilidades, lo cierto es que tampoco rentabilizan políticamente este tema en Valencia, hasta el punto de que su candidata, la ministra de Ciencia e Innovación, Diana Morant, no alentó la presentación de una moción de censura a pesar de las presiones en este sentido de Compromís.

El PP cree que habrá investidura sin ir a elecciones

Hay convencimiento en el PP de que pasado este momento de cierta postración, sentimiento bastante generalizado, habrá un nuevo pacto de investidura con Vox, aunque Abascal y los suyos tienen un elemento de imprevisibilidad que no se les escapa. Esperan que pongan sobre la mesa "peticiones asumibles". Pero Vox no deja de ser el otro adversario político con el que arrancaba esta crónica en cuyas manos ha vuelto a caer el PP. De momento, ya han oficializado los primeros contactos. Por parte de los voxistas lleva la batuta su secretario general, Ignacio Garriga, y su número dos, Montserrat Lluis, quien el pasado jueves se reunió con quien todos consideran el auténtico factótum de Vox y asesor de Abascal, Kiko Méndez-Monasterio.

Vox hizo público el viernes un comunicado reconociendo los primeros contactos con el PP valenciano y "la buena voluntad de negociación". El partido ultra exhortó a los populares a que escojan ya su nuevo candidato a la presidencia de la Generalitat para "poder explorar con él su disposición a acordar políticas que permitan continuar con la ´reconstrucción de Valencia y su defensa frente a las políticas destructivas de Pedro Sánchez". La música, de momento, no le suena del todo mal a Génova.