El Congreso de los Diputados ha aprobado en la Comisión de Defensa una proposición presentada por Vox para instar al Gobierno a conmemorar el centenario del Desembarco de Alhucemas, considerado el primer desembarco anfibio moderno de la historia. La iniciativa ha salido adelante con el apoyo de PP y UPN, mientras que PSOE y Sumar han votado en contra, evidenciando una división política en torno a la memoria y valoración de este episodio histórico.

El texto, defendido por el diputado de Vox Alberto Asarta, propone impulsar actividades divulgativas, cursos, conferencias, exposiciones y publicaciones que difundan el legado militar de la operación, así como el recuerdo de los cerca de 13.000 soldados que participaron en ella.

La formación ultraderechista argumenta que el desembarco fue una operación «clave» para consolidar el dominio español en el Protectorado de Marruecos y para poner fin a la rebelión rifeña, además de sentar precedentes en tácticas anfibias y aéreas que influirían posteriormente en la doctrina militar internacional. Vox sostiene que «es imprescindible que la sociedad española conozca y valore este hecho histórico», aludiendo al artículo 46 de la Constitución y a las Reales Ordenanzas, que instan a honrar a los héroes militares.

Protagonizado por rostros del franquismo

El Desembarco de Alhucemas, ejecutado el 8 de septiembre de 1925, contó con una operación combinada terrestre, naval y aérea sin precedentes hasta entonces: se utilizaron aeronaves de apoyo, blindados, barcazas de desembarco y una flota hispano-francesa. El operativo fue liderado por el dictador Miguel Primo de Rivera y por el general José Sanjurjo -con participación del propio Francisco Franco-, figuras que años más tarde desempeñarían un papel determinante en los acontecimientos que desembocaron en la Guerra Civil y la dictadura franquista.

Precisamente este aspecto, unido a la incomodidad que podría provocar en Marruecos, es el que motiva parte del rechazo político actual. Para los grupos que votaron en contra, la conmemoración no puede desligarse del contexto histórico en el que se produjo la operación, ni del papel posterior de sus dirigentes. La memoria del desembarco se encuentra así atravesada por un doble eje: por un lado, la importancia táctica y operativa del hito militar; por otro, el legado político y moral asociado a la represión colonial y al posterior golpe militar contra la II República.

La proposición aprobada no implica una ejecución inmediata, pero sienta las bases para que el Gobierno organice actos oficiales y actividades académicas o culturales en torno a la efeméride. La iniciativa abre un debate más amplio sobre cómo debe abordarse desde las instituciones la conmemoración de episodios vinculados tanto a la historia militar como a etapas autoritarias del país.