'Peixoto' no era uno más. A sus 81 años, en la izquierda abertzale aún le rendían la pleitesía que se honra a los ancianos. En realidad, la suya fue una vida que se labró entre bombas, disparos y extorsiones. Durante un tiempo ocupó la cima de la banda, la moldeó con algunos de los referentes históricos de ETA como Txomin Iturbe Abasolo y en su currículum figuran algunos de los episodios más oscuros y siniestros de la banda terrorista.

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Desde que el pasado domingo se anunció su muerte, a José Manuel Pagoaga Gallastegi los dirigentes de EH Bildu le han despedido elevándolo a la categoría de 'maestro'. El propio Arnaldo Otegi ha reconocido que le "enseñó mucho", a él y los suyos: "Ha sido un honor poder aprender contigo". Le ha dado las gracias por su "apoyo y cariño" en vida y por "poner la patria por encima de todo". En Sortu la despedida también ha ido acompañada de agradecimiento "por hacer pueblo".

'Peixoto' murió en el País Vasco Frances, donde vivía. Fue allí donde se refugió y huyó. También donde, según todas las investigaciones, participó en uno de los crímenes más crueles de ETA. El episodio que siempre le persiguió ocurrió en 1973. Tres jóvenes gallegos -Jorge Juan García, Fernando Quiroga y José Humberto Fouz- habían decidido viajar desde Irún para cruzar la frontera, la 'muga', para ver una película prohibida por la dictadura, "Un tango en París". En aquellos años la 'Euskadi norte' se había convertido en el refugio, en el santuario donde los miembros de ETA se refugiaban tras cometer crímenes en España. Aún faltaban muchos años para que las autoridades galas colaboraran con las españolas par entregar e los terroristas.

Secuestro, tortura y asesinato

ETA vigilaba con celo la presencia de infiltrados, de grupos parapoliciales y de cualquier movimiento extraño. La presencia de aquellos tres jóvenes les suscitó dudas al confundirlos con policías. Los secuestraron, los torturaron y los mataron. Y los hizo desaparecer. La banda terrorista jamás desveló dónde estaban los cuerpos de José, Jorge y Fernando. Más de medio siglo después, el misterio sigue sin aclararse. Mikel Lejarza, 'el lobo', revelaría años después parte de ese episodios de error mortal, de torturas insoportables y de asesinato.

A 'Peixoto' siempre se le vinculó con aquel episodios oscuro de ETA. Años después, en 1979, dos sicarios atentaron contra él en San Juan de Luz, hiriéndole de gravedad en los ojos. El atentado de 'guerra sucia' se relacionó con el Batallón Vasco Español.

A 'Peixoto' se le vincula con uno de los movimientos más extremos de los muchos que se produjeron en ETA, en particular durante los años 70 y 80. Fue militante del grupo 'los cabras', liderado por Javier Zumalde, quien defendía la necesidad de endurecer las acciones de ETA e incluso de organizarla con una estructura de guerrilla.

Malestar de las víctimas

La muerte de Pagoaga Gallastegi ha provocado numerosas muestras de cariño y homenaje en algunos municipios vascos, en particular en su localidad natal, Mondragón (Gipuzkoa). El reconocimiento de quien también fue candidato de Herri Batasuna a las elecciones europeas ha provocado el rechazo de las víctimas. Desde el Colectivo de Víctimas del Terrorismo del País Vasco, Covite, se ha denunciado que el apoyo a una figura como ésta por parte de la izquierda abertzale "es una prueba más de lo que siempre han pensado y siguen pensando sobre ETA y su historia criminal": "Que todo valió la pena, que todos sus crímenes estuvieron bien".

Desde la Fundación Fernando Buesa también se ha denunciado que con gestos como estos se sigue "legitimando a ETA". Cuestionan que se pueda homenajear a quien fuera "un jefe de ETA" con un historial como el de 'Peixoto'.

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