Golpe de efecto dentro de Vox. Tras meses de tiranteces y mal ambiente con la dirección nacional de la que era parte, Javier Ortega Smith ha sido cesado como vocal de la Ejecutiva este mismo martes. Así lo han trasladado fuentes nacionales de la organización vía comunicado. El diputado y líder de la formación en el Ayuntamiento de Madrid venía ejerciendo un tono propio, diferenciado del partido y crítico con ciertas tomas de decisiones. Y eso no gustaba a Santiago Abascal y los suyos.

Después de retirarle en noviembre la portavocía adjunta del grupo en el Congreso de los Diputados y sustituirlo por el diputado Carlos Hernández Quero, en pujanza dentro de Vox, la cúpula decidió quitar a Ortega Smith y dar entrada al máximo órgano de decisión de Vox a la diputada del Parlament de Cataluña, Júlia Calvet, y portavoz nacional de Juventud de la organización. Una decisión que deja a Ortega Smith en una situación complicada. Se queda con ese liderazgo madrileño, el escaño y el rol de portavoz en la Comisión de Justicia en el Congreso.

Ortega Smith llegó a ejercer de secretario general hasta 2022, cuando empiezan a darse los desencuentros internos con Abascal, amigo íntimo hasta hace no mucho. En una entrevista reciente, el diputado reconocía el distanciamiento y un tipo de relación distinta tras estos últimos años. Entre las razones de esa destitución, aseguraron fuentes de Vox en su momento, estaba el descontento territorial que la gestión y la autoridad de Ortega Smith había provocado entre las filas y los órganos provinciales. Ese cambio se dio, además, después de la salida de Macarena Olona de Vox.

Posteriormente, Ortega Smith ejerció como vicepresidente de Vox sin funciones, un cargo más honorífico que de gestión. Y tras las últimas primarias en Vox, en enero de 2024 y cuando Abascal consiguió ser reelegido, se unificaron las tres vicepresidencias en una sola que controla ahora el actual secretario general, Ignacio Garriga. Ortega Smith, que internamente amagó con postularse en primarias contra Abascal pero vio la incapacidad de hacerlo por los plazos y la ausencia de un respaldo interno contundente, fue recompensado con un cargo de vocal número 12 en la dirección nacional. Para enterrar el hacha de guerra con Abascal.

Sin embargo, la relación ha seguido siendo tensa. Especialmente en este 2025. A Ortega no le gustó el cambio de familia europea efectuado por Vox, del de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR) al de Patriots, fomentado por Viktor Orbán. Principalmente por las ambigüedades con el atlantismo y la guerra en Ucrania, o con las relaciones prorrusas, dada la proximidad del líder húngaro con Vladimir Putin. Por otro lado, la salida de figuras como Juan García-Gallardo en febrero hicieron a Ortega Smith cuestionar la democracia interna en Vox. La proximidad con figuras como Iván Espinosa de los Monteros tampoco ha ayudado a Ortega Smith. Más después de decretar Abascal silencio absoluto sobre su nuevo think tank, Atenea.

El líder de Vox rechazó acudir a la inauguración, en la que sí hubo representación oficial del PP. Aseguró que no tenía tiempo de personarse en "saraos" y que debía dedicarse a sus quehaceres de presidente de Vox. No envió representación del partido y ningún alto cargo se posicionó más allá de esperar que el PP "aproveche" las ideas que salgan del nuevo centro de pensamiento del exportavoz de Vox. Sí lo hizo, en cambio, Ortega Smith. A su llegada a esa presentación en el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM) afirmó que Vox no tendría por qué sancionarle por ir a "abrazar a un amigo". Fue el primer gran desplante a la dirección a finales de septiembre.

El segundo llegó el 12 de octubre. Abascal, en su estrategia para no coincidir con el Gobierno de Sánchez en espacios más allá de los plenos y el control parlamentario, se negó a acudir a la tribuna de invitados para el desfile del Día de la Hispanidad. Sí estuvo presente entre el público general. Sin embargo, Ortega Smith sí acudió y coincidió con otros dos miembros del partido, Carlos Pollán y Gabriel Le Senne, allí presentes por ser los presidentes de los Parlamentos de Castilla y León y Baleares respectivamente. Eso dejó tocado a Ortega Smith internamente. Del todo. A ese tipo de desplantes Ortega Smith atribuyó su relevo en la portavocía adjunta del Congreso.

Ese gesto llevó al parlamentario a dar entrevistas o a escribir en X sendos comentarios asegurando no entender qué estaba ocurriendo en Vox. Vio injusto su cese, asegurando que "nadie podrá decir que no he defendido el proyecto". Instó a la formación a "no olvidar para qué nacimos". Resumió: para ejecutar una serie de medidas e ideas, y no para ombliguismos.

La continuidad de Ortega pende de un hilo

Como ya avanzó El Independiente antes de la primera destitución como portavoz adjunto en el Congreso, fuentes del entorno del diputado auguraban que los desplantes a Abascal le inhabilitaban para ser candidato nuevamente por Madrid al Palacio de Cibeles. Para medirse de nuevo contra el popular José Luis Martínez-Almeida. "No volverá a ser candidato por Madrid", precisaban, al corriente de las malas relaciones con Bambú.

Madrid se ha convertido en una especie de aldea gala para Ortega Smith, donde sigue controlando en parte los tiempos junto a su segunda, la exdiputada Carla Toscano. Se espera que haya, igualmente, purga de listas de cara a las elecciones de 2027. Fuentes próximas a Ortega dudan que pueda repetir en las listas para el Congreso una vez se convoquen generales. Creen que tarde o temprano acabará dejando Vox.