Que César Manrique visionara el turismo como un motor potencial de la economía canaria no fue casualidad. Desde hace años los empresarios, sindicatos y políticos han globalizado las islas para atraer a los turistas y propiciar así grandes ingresos en la economía local. Sin embargo, tantos años consecutivos de visitantes atraídos por el encanto del archipiélago han hecho un efecto embudo del que ahora parece imposible salir, afectando a las condiciones de vida de los más de 2 millones de habitantes canarios. La pregunta ahora es, ¿podrían las Islas Canarias vivir sin este fenómeno social, cultural y económico llamado turismo?
Las incesantes manifestaciones en contra del turismo de masas no han asustado a aquellos a los que pasear por encima de las Dunas de Maspalomas no les supone ningún atentado. De hecho, el archipiélago ha recibido a más de 6,88 millones de turistas internacionales desde enero hasta mayo de este año 2025, casi un 5% más respecto al mismo periodo del año anterior. En su mayoría, turistas de Reino Unido, con una suma de hasta 2,79 millones de pasajeros en los primeros meses del año.
Ha sido precisamente en el país anglosajón donde más se ha percibido esta crisis turística en las islas, que, aunque aún no ha reducido significativamente las llegadas, sí ha generado tensión mediática, diplomática y social.
Pero para el turista británico, las manifestaciones, las quejas y la propuesta del presidente canario Fernando Clavijo de cobrar un impuesto insular sobre las pernoctaciones turísticas no son más que un palo en la rueda. Lo que antes era un complejo paradisíaco que visitar por cantidades irrisorias de dinero ha pasado a un "castigo al turismo de bajo coste". Su queja proviene de que ahora las vacaciones en Canarias han pasado a costar "hasta 2.000 libras por semana".
Pero, ¿qué supondría prescindir del turista británico? En primer lugar, un golpe económico muy serio, con efectos en cascada sobre múltiples sectores ya que este país aporta el 40% de los turistas internacionales y su desaparición implicaría pérdidas significativas de más del 15% de su PIB regional. Esto parece contestar a la pregunta inicial, pero la cosa no queda aquí.
El economista Salvador Miranda Calderín, director de la Cátedra del Régimen Económico y Fiscal de Canarias (ULPGC), asegura, en una conversación mantenida con El Independiente, que "es una utopía que Canarias pueda vivir sin el turismo". "Estamos en un lugar privilegiado donde hay sol, donde hay playas, donde hay buen tiempo en verano e invierno y son los argumentos que tenemos para atraer al turista europeo. Nos hemos convertido en un centro vacacional en invierno y en verano luchamos como otros centros de los países que están en nuestro alrededor y en Oriente Medio".
El Puerto de la Luz es una potencia sin parangón que hay que seguir fomentando
El doctor Miranda insiste en esa utopía y en que no se puede pensar que el archipiélago sea capaz de dejar esa infraestructura hotelera y dedicarla a otra cosa: "Nosotros en Canarias tenemos un fuero, que viene desde la Conquista, que en los últimos años aboga por que la economía vaya en consonancia al avance en general, y en ningún momento se ha podido diversificar".
¿Existen alternativas reales al turismo en Canarias?
Canarias sí podría tener otras alternativas económicas que explotar más allá del turismo. El archipiélago es un punto estratégico entre Europa, África y América, con puertos importantes como el de Santa Cruz de Tenerife, Las Palmas de Gran Canaria y Arrecife (Lanzarote), siendo el Puerto de la Luz, en Las Palmas, uno de los más importantes del Atlántico para el tráfico de mercancías y reparaciones navales, "una potencia sin parangón que hay que seguir fomentando, no solo el suministro de barcos, sino el suministro de combustible y la infraestructura que requiere un montón de tripulaciones que descansan en los hoteles de Las Palmas, que conviven con los canarios". "Es una infraestructura muy grande que ayuda a que la economía canaria no solo tenga un sector -turismo-, sino que tenga también el sector del puerto", manifiesta Miranda Calderín, experto en el Régimen Económico y Fiscal (REF) de Canarias. Esa potencia, sumada al comercio internacional y almacenes fiscales y al desarrollo de la economía azul (pesca sostenible y biotecnología marina), podría ser una buena solución.
Otra opción sería impulsar la energía eólica, solar y geotérmica que, como cuenta Salvador a este periódico, las ganas del archipiélago por reducir su dependencia del petróleo y avanzar hacia un sistema energético más sostenible han puesto en marcha proyectos de instalaciones fotovoltaicas, parques eólicos e investigación en hidrógeno verde. Además, explica, "ahora se está estudiando la energía de las olas en el mar, a ver si sacamos rendimiento como en otros territorios como Dinamarca o Suecia, donde se ven molinos eólicos en el mar". "Ese tipo de energía es un elemento que puede ayudar a la economía general".
A ello se le añade la atracción de la industria audiovisual y creativa hacia la variedad de paisajes que se pueden encontrar en las 8 islas. En este sector, Canarias ha ido ganando relevancia poco a poco hasta convertirse en un plató de rodaje internacional de cine, series y publicidad. Esto supondría incentivos fiscales, creación de talento local y, con ello, el aumento de festivales y eventos culturales.
¿Sería suficiente? No a corto plazo. "Hoy en día no podemos prescindir del turismo". Sería posible reducir su dependencia si se apuesta por un modelo económico más diversificado, sostenible y justo social y ecológicamente, aunque para el historiador no sería lo más progresista: "No me gustaría volver a vernos recogiendo papas en el campo y viviendo de la agricultura, porque ¿qué joven está dispuesto a abandonar todo y pegarse jornadas leoninas en el frío o en el calor?".
“Si queremos diversificar la economía hacia otros sectores, como el industrial, en Canarias solo existe una fábrica derivada del cemento, en Arguineguín, y el muelle que tiene esta fábrica lo van a convertir en un muelle deportivo. En vez de potenciar la industria se vuelve a potenciar lo de siempre, el sector servicios".
¿Y la agricultura?
Tenemos un ejemplo cercano, también en pleno Atlántico, que son las Islas Azores (Portugal), donde decidieron invertir en energías renovables, agricultura ecológica, productos locales e investigación marina y conservación ambiental. Como resultado, han obtenido un menor impacto ambiental y el aumento de resiliencia económica. En Canarias, "si comparamos la energía que se ha instalado en placas fotovoltaicas, en instalaciones hoteleras, en las placas que están al margen de la autopista del sur y todos los molinos eólicos que tenemos, posiblemente la potencia que hayamos instalado en valores absolutos sea superior", relata Salvador.
"También el cultivo del campo en Azores es un medio más rural, nosotros tenemos que potenciar ese medio rural y también lo están haciendo las grandes compañías hoteleras y los grandes supermercados de las islas. Ambos adquieren producto 0 (productos agrícolas y alimenticios que se producen y consumen en un radio máximo de 100 kilómetros del punto de venta), este producto no se veía antes, se están potenciando algunos campos del norte y del oeste, pero todo eso es una escala muy pequeña comparado con el turismo".
Con respecto a la producción agrícola, industria que "hace esfuerzos increíbles por sobrevivir debido a sus altos costes y a las escalas pautadas", lo que conlleva un menor consumo, el doctor Miranda reivindica que "muchas veces no se entiende por qué un kilo de aguacate cuesta 7 euros en Canarias y 1 euro en Almería o Granada". La razón es porque "es la escala en la que producimos". "Tenemos factores limitativos y las escalas de producción son muy bajas respecto a otros territorios. Primero porque el coste del agua en Canarias es alto y segundo porque las producciones en Canarias son muy reducidas".
Canarias sí quiere turistas
'Canarias tiene un límite' no rechaza el turismo, pero sí clama por un cambio estructural en el modelo turístico y económico del archipiélago. Una mejora que incluya una moratoria turística, la regulación del acceso a la vivienda, una ecotasa, el cese de megaproyectos urbanísticos en zonas sensibles y la diversificación económica.
Las soluciones propuestas por el Gobierno de Canarias coinciden en mayor parte con lo que pide la población: impuesto a la ecotasa turística a visitantes -mencionada anteriormente-, la regulación del alquiler vacacional, limitar el acceso a espacios naturales frágiles y campañas de concienciación para un turismo más respetuoso.
El problema de la vivienda
El problema de la vivienda en Canarias se ha agravado estos últimos años por diversos factores: falta de vivienda pública, bajos salarios y especulación inmobiliaria, que han hecho que para miles de personas sea imposible poder permitirse siquiera pagar un alquiler, los cuales han aumentado más de un 40%. A esto se le añade que la construcción de la vivienda asequible es muy limitada. Para Salvador Miranda Calderín existe un culpable: la Administración Pública.
Aunque el turismo intensivo ha empeorado aún más la situación, por las miles de viviendas destinadas al alquiler vacacional, disparando los precios y reduciendo la oferta residencial, hecho que potencia además la gentrificación y la pérdida de la cultura canaria, "durante casi 20 años las distintas administraciones públicas no han hecho absolutamente nada por promover vivienda pública. Tenemos una atracción increíble de personas extranjeras que vienen a residir a Canarias, con lo cual no hay viviendas para todos". "El poder político ha actuado tarde, pero ha actuado bien", explica.
En marzo de 2025, el Parlamento de Canarias respaldó una reforma para permitir que el fondo de la Reserva de Inversiones en Canarias (RIC) -un incentivo fiscal para empresas- pueda destinarse a la construcción o rehabilitación de viviendas para alquiler residencial, excluyendo usos turísticos o de lujo. La medida fue aprobada en el Congreso con el objetivo de frenar la crisis habitacional en el archipiélago, facilitando que estos fondos del capital empresarial se puedan destinar a la compra y alquiler de la vivienda.
Según anunció el Gobierno de Canarias, esta reforma podría permitir la creación de más de 10.000 viviendas protegidas, gracias también a la autorización estatal para emitir hasta 100 millones de euros en deuda pública que refuercen esa inversión. Pero, "si la Administración Pública no se pone las pilas, tendremos siempre un déficit grande de viviendas en Canarias", advierte el economista.
¿Cómo afrontó Canarias la pandemia?
La pandemia golpeó económicamente a las Islas Canarias tras el desplome del turismo. En 2020 -véase en el gráfico superior- el número de visitantes cayó un 66% respecto al año anterior, lo que provocó una contracción del 18% del PIB regional. La solución para hacer frente a la crisis fue activar medidas de emergencia, como los ERTE desconocidos entonces por casi todo el país; subvenciones públicas y ayudas procedentes de fondos europeos. El apoyo estatal, el consumo local y la agricultura y la pesca fueron los mayores impulsores de la economía y 'gracias' al Covid pudieron ganar protagonismo.
Además, la crisis sanitaria hizo que Canarias cambiara su target y en lugar de promocionar sus islas como destino vacacional, destinó su publicidad a los nómadas digitales, aprovechando su clima y conectividad, tema que abrió el debate sobre el desarrollo de otros sectores. Sin embargo, aunque la pandemia evidenció la fragilidad del modelo turístico, la realidad es que es su principal motor económico y fuente de empleo. La solución no pasaría por sustituir el turismo, sino por complementarlo con una diversificación realista y progresiva.
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