Joana Sanz, la mujer del futbolista Dani Alves, acusado de presuntamente agredir sexualmente a una joven, ha declarado este martes en el juicio que la noche del suceso en la discoteca Sutton su marido llegó a casa "muy borracho, o sea, oliendo a alcohol".

Antes de empezar su interrogatorio, el tribunal de la Audiencia de Barcelona que juzga el caso le ha recordado que por ser su esposa podía optar por no testificar, pero ha decidido hacerlo igualmente tras ser propuesta por la defensa de Alves.

Ha afirmado que ella estaba en Barcelona después de un viaje a Tenerife del que volvió con Alves el día anterior, y que habían acordado quedar juntos esa noche, pero al final no lo hicieron porque él se quedó con los amigos con los que había quedado para comer.

Sanz ha recordado que Alves llegó sobre las 4.00 horas a casa, cuando ella todavía estaba despierta, y que cuando entró en el dormitorio "se chocó con el armario y una mesita, y cayó desplomado en la cama".

"No procedía hablar con él"

A pesar de que ella seguía despierta, ha afirmado que no hablaron: "No procedía hablar con él, la verdad, en el estado que llegó. Consideraba que era mejor dejarlo para mañana".

"El día después le pregunté. Se levantó supertarde, no se levantaba. Le pregunté qué había pasado y dijo que había estado con amigos", y ha explicado que durante ese día habían hablado por Whatsapp hasta las 23.00 horas, pero al final no cenaron juntos.