El que fuera ministro de Transportes y secretario de Organización del PSOE José Luis Ábalos ha vuelto a los focos esta semana con su comparecencia en el Senado por la comisión de investigación relacionada con una presunta trama de corrupción por la compra de mascarillas de su ministerio, en la que él no está investigado, pero sí su exasesor Koldo García. Con sus declaraciones todavía frescas, Ábalos da una entrevista a El Independiente para tratar de aclarar algunos puntos que quedaron pendientes. Explica que no ha vuelto a hablar con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, desde su suspensión de militancia, pero que sigue pagando la cuota del partido y que no le importaría volver. Que las desavenencias con Podemos han provocado que aún no tenga despacho en el Congreso y que nunca supo de los negocios de Begoña Gómez con empresarios.

¿Está satisfecho de su paso por la comisión de investigación en el Senado?

Bueno, he hecho lo que tenía que hacer. Acudir a la comisión por obligación con el compromiso de decir la verdad y estoy satisfecho porque en las intervenciones se mantuvo un nivel de respeto que agradezco. He recibido mensajes de muchísimas personas dando ánimos y la enhorabuena. 

¿Alguien reseñable del PSOE? 

También. Pero forma parte de la intimidad. De estas experiencias siempre se aprenden algunas cosas y visto el daño que se ha producido a muchas personas debo preservar la intimidad.

Usted dijo que no tenía claro que hubiera existido una trama de corrupción en el ministerio. Entonces, ¿cómo definiría la ‘operación Delorme’?

Yo digo que no lo tengo claro tal y como se está exponiendo: de un modo muy espectacular, sensacionalista… Llevamos dos meses y medio de informaciones diarias con gran difusión, absolutamente sobredimensionado si lo comparamos con otros muchos casos. Tal y como se ha planteado la trama, con imágenes de personas que de modo casual o de modo intencionado, tuvieron encuentros con Koldo García –al que además se le presupone mediáticamente como cabecilla de la trama, cuando realmente los autos del juez indican otra cosa–,  todas esas personas han visto violada su intimidad. Se han visto en medios simplemente por formar parte de los contactos o de la agenda de Koldo García. A esa parte me refiero yo. En lo demás, yo no puedo decir si hubo una trama de otra dimensión porque está en investigación y no estoy al corriente de ello, no lo sé.

Pero lo de la trama no nos lo hemos inventado los medios. La Fiscalía Anticorrupción habla de una organización criminal.

Claro, pero ahora el juez, a partir de los datos de la investigación y la intervención de las defensas y las declaraciones de los acusados  –que todavía no se han producido–, tendrá que sustanciarlo. Se ha obviado absolutamente la presunción de inocencia e incluso en un primer momento, con las filtraciones, se obstaculizó el derecho de defensa. Cuando tengamos el caso resuelto se podrá hablar con la rotundidad con la que algunos hablan, pero hay personas que están lanzando acusaciones como si fueran hechos probados y juzgados cuando no lo son. 

Y luego hay una cuestión que decir: todas las investigaciones han de ser objetivas. Si el objeto es la contratación de las mascarillas, ese debe ser el objetivo. Pero aprovechar unas diligencias para establecer una investigación prospectiva creo que no es legítimo.

Estoy suspendido de militancia, pero sigo pagando mi cuota

En el Senado dijo también que el enriquecimiento de Koldo había sido con posterioridad a su salida del ministerio, pero de los cuatro pisos que adquirió su asistente o miembros de la familia de este, en los años en los que la Guardia Civil enmarca su incremento de patrimonio, hay dos que se los compra estando en Transportes. ¿Nunca hablaron de temas económicos? 

Yo no hablo con la gente lo que compra o deja de comprar. Es verdad que en una ocasión, –que tampoco tiene que ser que las cosas hayan ocurrido como se me contó– me contó que sus padres que vivían en Benidorm estaban jubilados. Esa es la razón por la que él se instala en Benidorm. Estaban alquilados y parece ser que la propiedad quería venderla y para que sus padres siguieran viviendo ahí habían convenido los hermanos en comprarlo, solicitando todos ellos una hipoteca. No sé si fue así o no fue así, pero así es como se me contó. Y ese es el que yo conozco. Como también sé que su hermano también había adquirido uno muy pequeñito. 

Lo demás no lo sé. Pero no voy detrás de nadie, de ningún colaborador, preguntando qué te has comprado o te has dejado de comprar y cómo lo compras. No sé si el resto de los humanos van haciendo esas indagaciones con las amistades o la gente que pueda conocer.

En el sumario hay una única reunión en la que aparece usted en La Chalana el 10 de enero. Ha dicho sobre eso que había ido a reunirse con el presidente de Adif, Ángel Contreras, y que no había hablado con Koldo. Pero en las conversaciones de la investigación lo que aparece es que Koldo sí sabía que usted iba a ir esta noche, ¿Organizó él el encuentro? 

Sí, y además lo he dicho. Él me traslada que al presidente Adif le apetece cenar conmigo. Ese día había una sesión extraordinaria del Congreso y cuando terminó, me fui. Agradezco que antiguos colaboradores tengan la deferencia de departir con quien fue su ministro, era una cuestión meramente humana. Después del cese, las relaciones con mis antiguos colaboradores en general se enfriaron bastante. Así que esos reencuentros los agradecí. En ese momento también, yo notaba que se volvía a contar más conmigo y notaba una cierta recuperación de mi persona en lo que era el partido. Y él [Koldo] fue el que dijo que se encargaba del sitio por lo que era conocedor de que tenía esa cena. 

Sin embargo, no quise decirlo en un [primer] momento precisamente porque no quiero afectar a terceras personas. Como el presidente Adif lo dijo, pues yo ya, lógicamente, me sentí con la libertad de decirlo. Pero espere a que fuera él.

Se ha demostrado que suspenderme del PSOE no ha sido útil

¿Y por qué Koldo, habiendo salido ya del ministerio dos años antes, tenía todavía capacidad para organizarle él a usted una cena con el presidente de Adif?

Como todo el mundo. Cuando tú abandones este periódico, igual te queda algún amigo y te apetecerá quedar.

¿O sea que el presidente de Adif y Koldo eran amigos? 

No sé qué grado de amigos, pero conocidos sí, porque estaban en el ministerio. Igual que se tomó algún café con el subsecretario [Jesús Manuel Gómez] y también sale el pobre afectado. Algunos llegaron incluso a pedir la dimisión, como si formara parte de esa trama, que es la que yo digo que no es tal.

En el Senado dijo también que usted no sabía que el exministro de Sanidad Salvador Illa y Koldo se hubieran reunido. ¿Qué nivel de libertad tenía Koldo para relacionarse en el Gobierno?

Pues toda, realmente. Era una persona que formaba parte de mi equipo,  que se dejaba ver mucho, no solamente en el ámbito institucional, sino también en el orgánico del partido. Entonces, lógicamente, la gente no tiene prevención en ese sentido. 

¿Pero y si se veía con un ministro, luego no le contaba que se había visto con el ministro?

No. Tampoco es que eso debiera ser muy normal. Pero en este caso concreto yo me enteré en directo en Todo es mentira. Fue, nuevamente, otra situación que me pilló en directo y respondí con automatismo. No tenía ni idea. Y, además, el propio Salvador [Illa] dijo que no me lo contó.

¿Y quién le presentó a Víctor de Aldama?

No tengo exactamente la fecha, pero yo creo que fue con ocasión de la camiseta está del Club Zamorano en la promoción. De todas formas, a Víctor lo conocía mucha gente, precisamente, porque tenía este club deportivo.

Dice que la historia de la maleta de Delcy Rodríguez es de los bulos más instalados en este país… 

Las 40 maletas, vamos a ser precisos porque veo que los aficionados al bulo quieren seguir cogiendo todo detalle: las célebres 40 maletas.

Bien, entonces, ¿podría contar brevemente cómo fue esa noche?

Es que la he contado tantas veces y ha habido producción jurisprudencial ya.  Está absolutamente judicializado a iniciativa política. Una denuncia de la oposición, del Partido Popular y de Vox, que recurrieron a todas las instancias desde la denuncia ante un juzgado o dos hasta la denuncia ante la Fiscalía y la denuncia al Tribunal Supremo. La Justicia la usan como instrumento de propaganda. El juzgado pidió la identificación de todos los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Tuvieron la oportunidad de preguntarles a todos y a cada uno de ellos la existencia de esas 40 maletas, e incluso podían haber ido a su supuesto contenido.

Pero no está contestando. Por ejemplo, ¿quién lo llamó para ir esa noche? Porque en la comisión del Senado señaló a la exministra de Exteriores Arancha González Laya, pero en otras ocasiones ha mantenido que fue el responsable de Interior, Fernando Grande-Marlaska.

Es que hablé también con él, a continuación. El ministro del Interior lo único que me dijo es: "Hay un dispositivo policial importante y tú vas a estar atendido por el comisario". Y yo cuando llegué allí me puse a disposición del comisario. "Sube a este coche, vamos a este sitio". Por cierto, el comisario ha declarado e incluso algunos colegas tuyos han tenido oportunidad de conversar con él y han publicado una información que les ha parecido mucho más veraz y que es contradictoria con todo el bulo. Pero no triunfa.

¿La vicepresidenta de Venezuela quería entrar en España?

No. El problema de Delcy es que lo que le molestaba era tener una… El problema es que los pilotos del avión, por exceso de horas (que en ese momento no estaban excedidos, pero a destino ya sí), se negaron a seguir. Es verdad que el tiempo de demora que hubo también en la terminal, a la espera de cómo se resolvía la situación, fue aplazando esas horas. Llega un momento que incluso la propia tripulación dijo que tenía que descansar, que tenían que abandonar el avión y en el avión nadie se podía quedar. Ni nadie ni nada. Y por eso, tiene que bajar la vicepresidenta y sus acompañantes con sus respectivos equipajes y el ministro de Turismo, que sí que se queda porque él venía a España a participar en Fitur. Los demás tenían que seguir a Turquía. 

Con Delcy Rodríguez había que tener un cierto trato diplomático y de suavidad

Entonces lo único que se buscó es la forma más rápida para que siguiera su viaje. No hubo medios privados, que es como vino. Lo único que se localizó fue un vuelo comercial que iba a Doha y le permitía enlazar a su destino final (Turquía).  En ese tiempo, fue el comisario el que determinó cuál era el espacio que se consideraba de tránsito y no de entrada en España. Y eso es lo que el juez reconoce cuando dice que para ingresar en España tiene que haber un registro de entrada y salida del pasajero.

Antes se ha quedado a mitad de la frase decía “el problema de Delcy es que le molestaba…” ¿Por qué? ¿Qué actitud tenía ella?

No deja de ser una vicepresidenta de un Gobierno que tiene relaciones con España, plenas de colaboración, y, por lo tanto, hay que combinar lo que es una sanción de carácter político por parte de la Unión Europea, con el respeto debido a la vicepresidenta de un Gobierno con el que tenemos relaciones. Ya sé que los ultras lo que querían era una operación hostil, agresiva, que no corresponde. Había que tener un cierto trato diplomático y de suavidad. No humillar a nadie.

Ha dejado caer estos días también que el ‘Delcygate', como luego se ha conocido, respondió a un temor de los poderes económicos relacionados con Venezuela a que hubiera un cambio en las relaciones con el régimen de Maduro.

Sí, y además se me reconoció incluso. Se me expresó así por alguna fuente. Había mucha inquietud. En aquel momento, España tenía reconocido como presidente representativo a Juan Guaidó y había cierto temor a que se pudiera producir una interlocución o que aquello fuera una reunión. Para mí una reunión es una reunión, es sentarse, ponerse a hablar y hablar de unos temas y un encuentro como el que yo planteé era que tenía que seguir vuelo. No lo considero una reunión, son temas conceptuales. Estaba la sospecha de que, efectivamente, eso pudiera haber sido para tratar temas de la relación entre ambos países. Nada de eso. Ni hubo ocasión, ni ambiente para ello.

¿Y cómo es posible que Aldama estuviera presente en esa “misión diplomática”?

Estaba. Él tenía relaciones tanto con la oposición como con el Gobierno [de Venezuela]… 

Ya, pero era una Terminal privada… ¿No se cuestionó cómo podía estar ahí? 

Si hubiera sido pública hubiera sido más complicada, pero en la Terminal privada, efectivamente. En las privadas puedes entrar al parking perfectamente. Incluso al hall

Pero ella no estaba en el parking...

No, no, por supuesto que no. Por supuesto. Pero eso preguntáselo a él. 

¿Pudo tener algo que ver con la deuda de Air Europa? 

No. Es que es muy absurdo pensar que eso se va a sustanciar así. No, la deuda no se resuelve así.

¿Ha hablado con Pedro Sánchez desde su suspensión de militancia?

No.

Usted escribió un mensaje cálido al presidente cuando se retiró a pensar durante esos cinco días tras la carta a los ciudadanos, ¿Hubiera esperado un gesto igual por su parte?

No, porque no fue un mensaje privado. Fue en X y era un posicionamiento de carácter político. No era personal. Lo instaba a seguir ejerciendo su mandato constitucional como una cuestión de responsabilidad y de compromiso. Tenía pleno carácter político.

En su calidad de ministro de Transportes conoció a Javier Hidalgo...

Sí, a Jose y al padre.

¿Y sabía de su relación con Begoña Gómez, la mujer del presidente?

No, no, ni por uno, ni por otro. Pero es que además me hubiera parecido irrelevante, sinceramente, porque no tenían capacidad para influir.

Esa era la siguiente pregunta. ¿Ella trató de interceder en algún negocio relacionado con Transportes?

Jamás. Yo con la esposa del presidente jamás hablé de nada, ni institucional, ni orgánico. Tampoco la veía mucho más que casualmente en Moncloa si me la tropezaba. Pero en absoluto. Y es que además el presidente era muy receloso. No le gustaba mucho que la familia se metiera en asuntos de Gobierno.

El presidente era muy receloso. No le gustaba mucho que la familia se metiera en asuntos de Gobierno

¿Cree que ahora, tras el caso de su mujer en los tribunales, Sánchez puede sentir más empatía hacia usted y su situación?

No lo sé. Yo lo que creo es que el presidente ya adelantó en la campaña a las generales el impacto de la desinformación, de las mentiras, de las políticas de los bulos… Creo que él mismo reconoció que le había costado reconocerlo y ahora, con ocasión de todo esto, ya tiene la certeza completa del impacto de la desinformación. Tengo que decir que no le prestaba especial atención.

Yo fui uno de los que se lo advirtió en la pandemia. El impacto de todos los mensajes conspirativos, negacionistas, de confusión, de calumnia permanente, de campañas contra la reputación, del acoso personal. Quizás, los que lo vivimos en un principio éramos más conscientes de la situación porque yo desde el año 2018, en cuanto soy ministro, empiezo a vivir ya algunas campañas que afectan a mi reputación. Y a partir de este episodio que hemos comentado de la vicepresidenta de Venezuela se incrementa notablemente. A lo que se le suma la pandemia y las campañas contra mí van adquiriendo una intensidad grande, sobre todo dirigida por determinados medios más inaprensibles que circulan con mayor impunidad. 

Tuve que vivir escraches en la puerta de mi casa. Curiosamente, yo tenía una ministra arriba [la ministra de Economía] y se dirigían sólo a mí porque era el secretario de Organización del partido, además de ministro, o sea que era evidente que yo era objetivo. Gritaban "Ábalos criminal, Ábalos asesino, Ábalos narcotraficante". Se me concentraron unos días hasta que la Policía intervino. Se permitió. Nunca lo entendí y era miembro del Gobierno. Todo esto estaba financiado, tengo identificados a bastantes. Pero ya lo guardaremos. Aquí gratis no hay nada, y alguno sabe que lo sé. 

Cuando el PSOE le da 24 horas para pensar si dimitía, ¿cómo fue ese plazo? ¿Con quién habló?

Hablé con el secretario de Organización [Santos Cerdán], solo con él. Me pidió que dejara el acta. Vino a casa, estuvimos hablando, yo ya le transmití cómo veía las cosas tal cual luego las expuse públicamente. Y cómo las normas del partido no permiten ese requerimiento. Lo que hicieron fue convocar una ejecutiva para pedírmelo. Eso es retorcer las cosas para tener un soporte. Pero la ejecutiva no puede nunca tomar una decisión que no esté respaldada por una norma. He hecho una requisitoria previa para plantear el recurso. Estoy a la espera de que se me responda. Veo que no hay mucha prisa en responderme. 

¿Cómo va a recurrir?

En primera instancia tengo que recurrir al partido, claro, y luego al Contencioso si resolviera desfavorablemente. Pero yo creo que está claro el tema. Y después de la intervención del secretario de Organización el otro día en la comisión donde reconoce que se trataron la norma...

¿Y entonces le tendrían que readmitir? 

Claro, yo de todas formas no estoy expulsado. Estoy suspendido. En algún momento me podrían expulsar, pero de momento estoy suspendido de militancia que no puedo ejercer mis derechos como militante, pero que, sin embargo, tengo que seguir pagando mi cuota.

Pero para entender el recurso. Usted lo plantea al PSOE, el PSOE eventualmente admite que lo hizo mal y, entonces, ¿qué ocurre?

Pues si quieren desprenderse de mí, tendrán que buscar otra razón. Y si no, pues nada, tendrían que levantar la suspensión.

¿Y usted está dispuesto a volver al PSOE?

Es que el PSOE no es de nadie, no es mío ni de la dirección actual. Es un proyecto de este país, incluso de los que no son socialistas. Forma parte de nuestra historia. Es el partido más viejo de toda España y no se puede entender la Historia de España sin el Partido Socialista. Nadie es quién para tomarse esa determinación de un proyecto que ha sabido permanecer frente a tantísimas direcciones políticas y frente a varios regímenes políticos.

Soy una de las personas más veteranas de esta organización. Llevo 43 años en este partido, no sé cuántos llevan los miembros de la dirección. Así es que no es por una cuestión de pertenencia, es casi una cuestión de identidad.

¿Pero estaría dispuesto a volver a empezar?

Insisto que no me he ido del todo. Estoy suspendido.

¿Estaría dispuesto a volver del todo? 

Sí, claro. Pero quiero decirte claramente que el PSOE es el PSOE, no las personas. El PSOE como proyecto político, como lo que representa en España.

En las últimas entrevistas que ha dado Pedro Sánchez, él repite que ha reaccionado inmediatamente cuando ha percibido corrupción y pone de ejemplo lo que hizo con el 'caso Koldo'. ¿Ha sido útil su expulsión preventiva?

Ellos mismos han reconocido que yo no estoy investigado ni estoy acusado. Hay una cierta precipitación que, como es tan discrecional, resulta arbitraria. Se ha demostrado con claridad que no ha sido útil, como yo preveía, que sigue exactamente igual la ofensiva. No hay reconocimiento de ese sacrificio y hacer sacrificios sobre terceros tampoco es muy loable.

No veo que con ello regenere nada, al contrario, como yo advertí. Yo no era ninguna pieza de valor político porque el propósito era socavar la legitimidad del Gobierno y no bastaba con con con mi suerte.

¿Tiene ya despacho en el Congreso?

No. Me está costando más que ser diputado. Estoy peleando por una situación provisional, lo cual es un poquito sarcástico dada mi provisionalidad. Se arbitró unos espacios que tenía que ponerme de acuerdo con Podemos y no ha habido forma. Al final la Mesa ha tenido que tomar una decisión de atribuir un espacio que no está adecuado. El 27 de febrero pedí mi pase al Grupo Mixto y a día de hoy no tengo donde poder trabajar. La verdad es que estar peleando también con esto como si fuera importante… a veces los temas domésticos son los que más desgastan.

¿Se arrepiente de algo? 

Todavía tampoco he tenido tiempo de hacer una gran reflexión en torno a ello. Tampoco he tomado grandes decisiones, más allá de la de pasarme al Grupo Mixto. De esa no me arrepiento porque el tiempo me está confirmando que es lo que tenía que hacer. Lo he hecho también el mayor respeto, desde la lealtad política. También en el sentido de no defraudar el proyecto por el que concurrí a las elecciones, ni el programa electoral que defendí. Ni siquiera como ven, estoy faltando a disciplina de voto.

Cierto. Votó a favor de la amnistía, por ejemplo, ¿El PSOE puede contar con su voto de forma incondicional?

Siempre que sea una cosa sensata y que entre dentro de la posición socialista. Fíjese, yo voté incluso a favor de la comisión de investigación. No podía hacer otra cosa, por otra parte. Si no parece que no quisiera y no tenía ningún problema.