El titular del Juzgado de Instrucción número 1 de la Audiencia Nacional, Francisco de Jorge, ha prohibido al comisario de Policía Nacional Emilio de la Calle, que está acusado de agresión sexual y otros delitos, la comunicación con una subinspectora con la que trabajaba en la embajada de la India. El magistrado, en cambio, no acepta la medida cautelar requerida por la defensa y la Fiscalía de acercarse a ella a una distancia inferior a 500 metros.

En el escrito, al que ha tenido acceso El Independiente, el instructor detalla que se investigan hasta siete delitos --acoso, acoso laboral, lesiones, amenazas, agresión sexual, delitos contra la intimidad y acoso sexual-- que se produjeron presuntamente en la sede española en la India a lo largo de 2024.

La víctima, que está defendida por el despacho de abogados Frago & Suárez, puso una querella hace unas semanas con nutridas pruebas, como grabaciones de audio o las cámaras de la vivienda de la policía, en las que su superior la insultaba o le hacía comentarios fuera de lugar en un entorno laboral como "ponte escotes para estas fiestas, que tienes un escote muy bonito" o "que te vayas al baño con el teléfono, que cagues con el teléfono"...

El juez convocó a De la Calle este lunes para que declarara, pero éste se acogió a su derecho a no hacerlo. Su defensa alegó indefensión por no haber tenido tiempo suficiente para estudiar debidamente la denuncia, añadiendo que los días de semana santa le habían dificultado el análisis detallado de la misma. El magistrado desestimó esta petición: "La querella no es excesivamente larga y los audios están también transcritos en la querella, sin ser un número abrumador de horas de grabación. Este instructor, con una enorme carga de trabajo en el juzgado ha tenido incluso menos tiempo [...] y ha utilizado el sábado y el domingo", dice De Jorge.

Según su escrito, el relato de la víctima es "verosímil" y está apoyado "en datos objetivos". Ella defiende que se produjo un beso no consentido en los labios de la policía cuando ésta sufría un mareo y estaba acostada en el sofá de su vivienda. El resto de los delitos imputados se cometieron, supuestamente, en la Consejería de Interior de la Embajada de España en la India donde ambos trabajaban.

El juez relata que en el interior de este recinto "pueden haberse producido insultos reiterados y expresiones despectivas por parte del querellado" "de manera sistemática" tratándola con gritos como "cutre", "retrasada mental", "imbécil" y "poniendo en duda su valía profesional con insinuaciones relacionadas con su condición de mujer y su atractivo físico".

En los audios se escucha cómo él llega a amenazarla "te doy una hostia que te reviento", te dejo "como un trozo de carne"; o cómo llega a producirse maltrato físico como una "colleja". El magistrado cree que "el carácter sostenido en el tiempo y el uso sistemático de la humillación, como forma de ejercer el mando, puede ser constitutivo de delito continuado contra la integridad moral".

Para De Jorge todo esto supone un riesgo para el agravamiento de los daños síquicos de la víctima y, por eso, accede a imponerle una prohibición de comunicación con ella "ni directamente ni por mediación de otros, ni por motivos particulares ni por razón del servicio". Esto se comunicará al Ministerio del Interior para asegurarse el cumplimiento. En cambio, considera que no se aprecian "otros riesgos" porque ya no comparten lugar de trabajo ni destino por lo que no procede la orden de alejamiento.