El Departamento de Estado de los Estados Unidos ha acusado este lunes a Rusia de haber detonado con misiles uno de sus propios satélites, generando una nube de residuos espaciales que podrían poner en peligro a la Estación Espacial Internacional y a los astronautas que viven y trabajan en ella.
En una comparecencia de prensa, el Departamento de Estado ha confirmado este incidente y ha asegurado que "amenaza los intereses de todas las naciones" en el Espacio. La presencia de una importante nube de residuos espaciales había sido detectada esta mañana, y obligó a confinarse en un área reservada de la Estación Espacial Internacional a los astronautas que viven en el recinto.
Aunque no se ha confirmado oficialmente el origen de esa nube de residuos, que se cruza en la órbita de la Estación Espacial Internacional cada 93 minutos, expertos han llegado a la conclusión de que la trayectoria de la basura espacial coincide con la que debía recorrer un satélite ruso inactivo desde hace años. Los Estados Unidos aseguran ahora que ese satélite ha sido destruido por Rusia con misiles especialmente diseñados para neutralizar a este tipo de artefactos.
Sin embargo, las pruebas de armas antisatélites no son habituales, por el riesgo que genera esparcir en la órbita terrestre restos de una explosión de ese tipo. Estados Unidos confirma que hay al menos 1.500 trozos del antiguo satélite deambulando por el espacio, más muchos otros imposibles de trazar por su pequeño tamaño.
"Este ensayo incrementa significativamente el riesgo para los astronautas y cosmonautas de la Estación Espacial Internacional, así como a otras actividades relacionadas con vuelos espaciales", confirmó durante un encuentro con la prensa el portavoz del Departamento de Estado norteamericano, Ned Price.
"El comportamiento peligroso e irresponsable de Rusia pone en riesgo la sostenibilidad a largo plazo del Espacio y demuestra claramente que las manifestaciones de Rusia contra la militarización del espacio son hipócritas y falsas", abundó el portavoz norteamericano.
Tal y como informa el portal The Verge, Estados Unidos ya ha llamado varias veces la atención sobre estos ensayos en los últimos años. Hay constancia de al menos dos test antisatélites en 2020, aunque ninguno de ellos había llegado a destrozar realmente ningún satélite, como parece haber ocurrido ahora.
La realización de test antisatélites, conocidos como ASAT, ya ha provocado altercados en el pasado. China destruyó uno de sus satélites en el año 2007, generando restos que aún siguen orbitando hoy en día. La semana pasada la Estación Espacial Internacional tuvo que variar su rumbo para evitar uno de esos fragmentos 'perdidos' desde hace 14 años. India realizó un ensayo semejante en 2019, a menor escala.
También Estados Unidos realizó una maniobra de este tipo en 2008, aunque argumentó que se trataba de un satélite que estaba en caída y portaba combustibles tóxicos. Lo consideró entonces una maniobra propicia para protegerse de posibles daños en tierra mientras probaba su propia tecnología antisatélites.
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