Tras el verano más caluroso de las últimas cuatro décadas, hoy, finalmente, dará comienzo el otoño. El equinoccio tendrá lugar a las 20:19 horas (horario peninsular). Este fenómeno marca el momento preciso en el que el sol se sitúa directamente sobre el ecuador terrestre. En este día, la duración de la noche y el día será igual, algo que solo vivimos dos veces al año.

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Este año, concretamente, parece que los astros se han alineado para que coincida el inicio de la estación con la bajada de temperatura en muchas zonas del país. Oficialmente, parece que ya podemos ir sacando los jerséis y guardando los bañadores. En cuanto a los cambios meteorológicos, el otoño traerá la llegada de chubascos y vientos fríos.

El paisaje comenzará a transformarse. Los árboles perderán sus flores llamativas, comenzaremos a ver el paisaje con tonos anaranjados, y tendremos que comenzar a retirar las hojas para ver por dónde pisamos.

La estación también trae consigo un cambio en la rutina, asociándose a planes más tranquilos y caseros. Si el verano es para los amigos, el invierno para la familia y la primavera para la belleza, el otoño, sin ninguna duda, es para quedarse en casa y disfrutar de la sensación otoñal con un buen libro y un té.

Desde el punto de vista meteorológico, el otoño es una estación de transición. Las masas de aire frío del norte comienzan a descender, chocando con el aire cálido del verano, lo que a menudo provoca chubascos, lluvias y, en ocasiones, tormentas más intensas. Coincidirá también con el cambio de hora, que será durante la madrugada del último domingo de octubre.

El otoño durará 89 días y 20 horas, y finalizará el 21 de diciembre con el solsticio de invierno. Durante este periodo, los días se acortarán progresivamente y las noches ganarán tiempo. Según la agenda astronómica, los planetas Saturno y Marte, tras la puesta del sol, se dejarán ver y durante las primeras semanas de la estación se podrá observar con claridad la estación Triángulo de verano

El equinoccio de otoño es más que un simple cambio en el calendario; es una señal de que el ciclo natural de la tierra continúa su curso. Nos recuerda la importancia de la adaptación y la preparación para lo que viene, ya sea en la naturaleza o en la vida personal. Nos enseña que las hojas que caen no se pierden, sino que se transforman, aportando al suelo y beneficiando su salud para la próxima primavera. Así, también, esta estación nos anima a hacer una pausa y a reordenar nuestra vida.

En una sociedad que valora la productividad constante, el otoño nos recuerda la importancia de la pausa. Es el momento de cosechar lo sembrado en los meses anteriores y de prepararnos para los meses venideros. Nos invita a fortalecer nuestros lazos y a buscar la calidez en los espacios cerrados.

En última instancia, el otoño nos conecta con el vasto ciclo de la vida, recordándonos que todos los finales también representan un nuevo inicio y que, por ello, la transición forma parte de nosotros como seres vivos que pertenecemos a la Tierra.

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