En el debate sobre cómo afrontar la transición energética, España se encuentra ante una oportunidad poco habitual: disponer ya de una infraestructura capaz de integrar energías renovables sin necesidad de grandes inversiones adicionales. Una red gasista extensa, madura y preparada para el cambio.
Así, en un contexto marcado por la urgencia climática, la seguridad de suministro y la reducción de costes, la red de gas se perfila como un elemento clave para avanzar hacia un modelo energético más sostenible sin partir de cero, compatible con la infraestructura existente y sin costes adicionales para los usuarios.
Dentro del conjunto de gas renovable -también llamado gas verde-, el biometano se sitúa como la opción con mayor capacidad de despliegue inmediato. Se trata de una energía producida a partir de residuos orgánicos que permite reducir emisiones y reforzar la economía circular.
Para Raúl Suárez, consejero delegado de Nedgia, distribuidora de gas del grupo Naturgy, el biometano ha dejado de ser una opción de futuro para convertirse en una "solución real para avanzar en una transición energética sostenible desde el punto de vista medioambiental, económico y social".
El biometano, un gas renovable clave para el sistema energético
El biometano se obtiene a partir del tratamiento de residuos orgánicos procedentes del sector agrícola, ganadero, industrial y urbano. Con las mismas propiedades que el gas natural, puede inyectarse directamente en la red y utilizarse en hogares, industrias, comercios y transporte.
A diferencia de otras fuentes renovables, el biometano es una energía gestionable y almacenable, capaz de producirse de forma continua las 24 horas del día, lo que le permite aportar estabilidad a un sistema energético cada vez más apoyado en tecnologías intermitentes como la solar o la eólica.
Una red con ventaja para la transición energética
España cuenta con una de las redes de gas más extensas y eficientes de Europa. Nedgia gestiona más de 60.000 kilómetros de red, una infraestructura madura que suministra energía a 5,5 millones de consumidores repartidos en 1.150 municipios. Ese alcance de la red permite que el biometano pueda inyectarse y distribuirse sin necesidad de adaptar infraestructuras ni equipos domésticos.
Actualmente, el 80% del potencial de producción de gas verde en España se encuentra en la red de Nedgia. La compañía ha firmado ya 90 contratos de inyección de biometano, que permitirán alcanzar una capacidad de 5.025 GWh anuales, multiplicando por trece el volumen actual. En total, a finales de 2025, 14 plantas estarán ya conectadas, seis de ellas incorporadas en el último año.
Descarbonizar los hogares sin inversión adicional
Una de las principales ventajas del biometano es su impacto directo en el ámbito doméstico. Todas las calderas actuales están preparadas para funcionar al 100% con este gas renovable. Esto facilita la reducción de emisiones sin reformas ni costes adicionales para los usuarios.
En este sentido, Raúl Suárez destaca el alcance del recurso disponible en España: "Solo con un 30% del potencial de este gas verde que tenemos en España podríamos descarbonizar todo el parque de viviendas sin que los propietarios tuvieran que realizar ninguna inversión", explica.
Este factor posiciona al biometano como una de las vías más accesibles para avanzar en la descarbonización del parque inmobiliario.
España, entre los países con mayor potencial de biometano
España es el tercer país europeo con mayor potencial de producción de biometano, con una capacidad estimada de 163 TWh anuales. Su desarrollo permitiría cubrir el 40% de la demanda nacional de gas, descarbonizar el 100% del consumo doméstico y hasta el 62% del consumo industrial.
Asimismo, permitiría evitar la emisión de 8,3 millones de toneladas de metano, reforzar la autonomía energética y generar un ahorro potencial de hasta 4.000 millones de euros para los consumidores, ya que se reducirían las importaciones de gas procedentes de otros países.
El borrador del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) ha duplicado los objetivos de producción de gases renovables hasta los 20 TWh anuales en 2030, lo que refuerza el papel de estos vectores en la transición energética.
Impacto económico y cohesión territorial
Más allá de su contribución ambiental, el biometano tiene un impacto relevante en el tejido económico y social. Su desarrollo impulsa la actividad en el medio rural, donde se generan la mayoría de los residuos aprovechables, y abre nuevas oportunidades para agricultores y ganaderos. Las estimaciones del sector apuntan a la creación de más de 555.000 empleos entre directos e indirectos, sumando la construcción y operación de plantas. Además, el proceso genera fertilizantes orgánicos, reduciendo la dependencia de insumos químicos y reforzando la economía circular.
Una transición energética realista, apoyada en infraestructuras existentes
El gas renovable contribuye a resolver el reto energético: sostenibilidad ambiental, seguridad de suministro y costes asumibles. Al aprovechar una infraestructura ya existente y plenamente operativa, permite avanzar en la descarbonización sin generar nuevas barreras económicas para ciudadanos e industria.
La red de gas, con décadas de vida útil por delante, se consolida así como un activo estratégico para el nuevo modelo energético. La transición hacia un sistema más limpio, es este caso, no exige empezar desde cero: gran parte del camino ya está construido.
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