El Reino Unido vive una ola de calor histórica, con temperaturas nunca vistas en sus termómetros, más parecidas a un clima reservado a regiones desérticas que a las que acostumbran en el norte de Europa.

Las altas temperaturas han provocado incendios en el este y el sur de Londres, y gran parte del transporte público, y sobre todo de las líneas de ferrocarril, han reducido drásticamente sus servicios.

Las autoridades han pedido a los ciudadanos que disminuyan al mínimo su actividad, eviten viajar, permanezcan en interiores durante las horas más calurosas y procuren trabajar desde casa.

Muchas áreas han batido este martes el récord de temperatura anterior del Reino Unido de 38.7C en Cambridge en 2019. Por primera vez se han superando los 40C en Londres, marcando el termómetro 40,2 ºC en el aeropuerto de Heathrow.

La capital de Reino Unido se ha convertido en uno de los lugares más calurosos del mundo. El Gobierno británico ha decretado “emergencia nacional” ante la dramática situación.

Hay que tener en cuenta que el Reino Unido no tiene ningún tipo de preparación para este tipo de clima. El equipamiento de los edificios, por lo general, no incluye persianas ni aire acondicionado en las casas, colegios, residencias de ancianos y hospitales.

Se han cerrado algunos quirófanos porque no pueden garantizar las temperaturas necesarias. Y muchas de las citas se han suspendido para poder dar prioridad a los servicios de urgencias.

Por su parte, el todavía primer ministro Boris Johnson ha sido criticado por no presidir la reunión de emergencia 'Cobra', celebrada el pasado fin de semana para abordar la situación. Desde el Número 10 de Downing Street aseguran que no tenía obligación de estar en la reunión.