Veinte días después de la muerte de su padre, Olivia de Borbón ha reclamado oficialmente el ducado de Sevilla. No es un gesto menor. Hasta ahora se daba por hecho que el título nobiliario con Grandeza de España pasaría a manos de su hermano menor, Francisco de Borbón von Hardenberg, heredero varón y Gran Maestre de la Orden de San Lázaro. Sin embargo, el BOE de este lunes confirmaba que ha sido ella, como primogénita, quien ha solicitado la sucesión. La ley está de su parte.

PUBLICIDAD

Desde 2006, la Ley de Igualdad de Títulos Nobiliarios (Ley 33/2006) establece que el derecho de sucesión corresponde al hijo primogénito, con independencia de su sexo. Y Olivia, nacida en 1974, es cinco años mayor que Francisco. En otras palabras, el ducado de Sevilla le pertenece salvo que, como permite la normativa, lo ceda voluntariamente a otro heredero con igual derecho. Lo que sí admite el BOE, por ahora, es la apertura de un plazo de treinta días para que otras personas con posible legitimidad puedan presentar su reclamación.

El gesto no ha provocado, al menos por ahora, una fractura familiar. En declaraciones a La Otra Crónica de El Mundo, Francisco aseguraba el pasado sábado que la relación entre los hermanos es buena y que no habrá enfrentamiento. "Olivia y yo nos reímos de este show que están intentando montar", zanja. Aunque su padre, Francisco de Borbón y Escasany, había expresado en vida su voluntad de que el título pasara a su hijo varón, esa preferencia no tiene valor legal. El marco que regía antes de 2006, donde la prevalencia masculina era norma en la nobleza española, ha quedado derogado.

Un trágico mes de mayo

La reclamación de Olivia se enmarca en un contexto delicado. El duque de Sevilla falleció el pasado 20 de mayo, apenas diez días después que su hermano Alfonso. El duelo se ha vivido de forma paralela entre los hijos: Olivia organizó un funeral en Madrid; Francisco, por su parte, ofició misas en Marbella y en la capital. En una de ellas no pudo coincidir con su hermana por motivos profesionales: ese mismo día su empresa –fundada con su padre– debutaba en el Nasdaq de Nueva York. "Fue muy emocionante. Llevé una foto de papá y nos dio suerte", declaró a LOC.

El reparto de la herencia no se limita al título. Ambos hermanos están al frente de los asuntos financieros del fallecido: sociedades, inmuebles, gestiones patrimoniales. Entre ellas, la residencia de Marbella donde el duque pasó buena parte del año, que se mantendrá como casa familiar.

Francisco, formado en Miami, es un empresario con experiencia en el mundo financiero y tecnológico. Participó en los inicios de Cabify y fue uno de los impulsores del fallido proyecto Elysium City en Extremadura, un complejo de ocio que no llegó a construirse. Olivia, más discreta en el ámbito empresarial, mantiene una presencia pública frecuente y está casada con Julián Porras, relaciones públicas del grupo LVMH en España.

Nuevos tiempos

El linaje materno también marca la historia familiar. Beatrice von Hardenberg, madre de ambos, pertenecía a la aristocracia alemana y creció en un castillo de la Selva Negra. Fue ella quien introdujo a la familia Borbón en el llamado "lujo silencioso" de Marbella, aquel estilo elegante pero sin ostentación que convirtió al Marbella Club en lugar de encuentro de viejas casas europeas.

La sucesión al ducado de Sevilla no deja de ser un asunto simbólico, pero señala un cambio generacional en la nobleza: ya no basta con ser hombre para heredar. Olivia ha ejercido un derecho amparado por la ley, no una provocación. Queda por ver si se lo quedará, si lo compartirá con su hermano o si lo cederá por afecto. Lo que está claro es que, esta vez, el apellido no pesa más que la fecha de nacimiento.

PUBLICIDAD