Nole Djokovic (Belgrado, 1987) es una divinidad en Serbia. Ya lo era antes de ser demonizado en el resto del mundo por su choque con las autoridades australianas por no vacunarse. Ahora es, además, un mártir, a quien algunos equiparan con otros deportistas a quienes marginaron por su ideología o su raza como Mohamed Ali o Jesse Owens.

"Nunca podrán quitarnos el corazón, el orgullo y la dignidad... los ataques y presiones a Novak Djokovic, a un ciudadano serbio, a un serbio, por razones poco claras me han hecho imposible no reaccionar", dijo el presidente Aleksandar Vucic, quien denunció que el número uno del tenis mundial había sido "torturado" y había sido objeto de una "caza de brujas contra Djokovic y contra Serbia". Djokovic se vio obligado a dejar Australia el lunes por no haberse vacunado. Francia ha anunciado que tendrá que vacunarse si quiere jugar en Roland Garros.

Con unas elecciones a las puertas, Vucic ha convertido al tenista de élite en su icono, aunque eso dé fuerzas a los antivacunas en un país donde las tasa de vacunación es de las más bajas de Europa. El líder de los serbios de Bosnia, Milorad Dodik, mantiene que le han denegado participar en el Open de Australia por ser serbio, que la vacuna era una excusa. También se enfrenta a las urnas este año.

Desviar la atención con un caso como el de Djokovic es muy atractivo para políticos nacionalistas como el serbio Vucic o el serbobosnio Dodik. Para los políticos serbios nacionalistas el caso Djokovic es un regalo del cielo. Así nadie se ocupa de los problemas del día a día sino de la ofensa sufrida por su héroe.

Versión victimista en los medios

Los medios apuntalan esta versión victimista al unísono. Serbia tiene graves deficiencias en lo que se refiere a la libertad de prensa. Según Reporteros sin Fronteras, figura en el puesto 93 en el ranking de libertad de prensa. Serbia es descrita como "un país con débiles instituciones donde es fácil la difusión de fake news en los medios sensacionalistas respaladados por el gobierno". Todo el que se sale de la línea oficial recibe ataques constantes, según RSF. El control político que ejerce Vucic en Serbia es incluso mayor que el de Viktor Orban en Hungría. Tanto Vucic como Dodik son aliados de Orban.

Todo este trabajo de perseguidores se basa en el viejo lema de que la historia la escriben los vencedores... ahora ya no quieren dejarlo ganar, quieren finalmente doblegarlo"

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No es de extrañar que no haya apenas críticas. En Politika escribían hoy en el editorial: "Todo este trabajo de perseguidores, como los descritos en Boca llena de tierra de Brane Šćepanović, se basa en el viejo lema de que la historia la escriben los vencedores. Han sufrido durante 15 años que Novak Djokovic mantenga su integridad en el mundo blanco exclusivamente a través de las victorias, ahora ya no quieren dejarlo ganar, quieren finalmente doblegarlo".

El periodista Aleksandar Stojanovic ha sido el primero en comparar al laureado tenista con los sprinters Tommie Smith y John Carlos o el jugador de fútbol americano Colin Kaepernick, que vieron dañadas sus carreras por sus gestos políticos en el campo deportivo. Djokovic no ha hecho campaña, sino que se ha convertido en el emblema de los antivacunas y a la vez en la bandera del nacionalismo serbio.

Djokovic, que dio dos veces positivo por Covid en 2020, defiende que la decisión de vacunarse es "privada e íntima", pero personalmente ha dicho que no quiere que le obliguen. Ha remarcado en varias ocasiones que no quería entrar "en el juego a favor o en contra, un debate que han creado los medios". El tenista es conocido por sus inclinaciones esotéricas. Uno de sus refugios favoritos es la pirámide de Visoko, cerca de Sarajevo, donde dice haberse "regenerado".

Para Ruth Ferrero, profesora de Ciencia Política en la Universidad Complutense de Madrid, especializada en los Balcanes, "no es que Serbia sea una excepcionalidad sino que se suele utilizar a los deportistas de élite como un símbolo nacional cuando se quiere reforzar una identidad. Hay ausencia de crítica con los deportistas de élite en general. Se ha celebrado la Supercopa en un país donde no se respetan los derechos de las mujeres y apenas hubo críticas". Reconoce Ferrero cómo es "frecuente en los entornos en los que se quiere reforzar el nacionalismo esencialista. Vucic es la prueba y lo utiliza políticamente".

Símbolo de la nueva Serbia

Si bien es cierto que los deportistas de élite son considerados una especie aparte en todos sitios, Serbia presenta unas peculiaridades históricas. "El deporte en Serbia es una religión. Tiene tradición de muchas décadas. Yugoslavia destacaba en baloncesto, fútbol, waterpolo.... Y Djokovic es una superestrella mundial de la nueva fase serbia. Además empezó a despuntar en una época muy turbulenta, cuando Montenegro se independizó y Kosovo declaró su independencia unilateral. Habla de un resurgir de Serbia como Estado moderno", explica Miguel Roán, autor de Balcanismos. Manifiesto contra los estereotipos.

La figura de Djokovic forma parte de la construcción del Estado. Es el abc de la política nacional serbia de los últimos 20 años"

miguel roán, autor de 'balcanismos'

"En Serbia hay un sentimiento de humillación durante la fragmentación de Yugoslavia y el aislamiento internacional. La figura de Djokovic permite dar una imagen de renovación nacional. Es un chico con talento, millonario.. Su padre nació en Kosovo y Kosovo es para ellos el origen de la patria Serbia. Es hijo de una familia que luchó para que él pudiera jugar al tenis. Reproduce la narrativa de resistencia, de lucha, vinculado al mito de Kosovo y al hecho del derrotismo que acompaña las guerras de disolución de Yugoslavia. Su figura forma parte de la construcción del Estado. Es el abc de la política nacional serbia de los últimos 20 años", añade Roán, investigador y balcanólogo.

Djokovic, que pasó ciertas penuria por las consecuencias de las guerras de los Balcanes, cumple con el canon del serbio ejemplar. Respalda la política nacional serbia y respeta la Iglesia ortodoxa. Sin embargo, el deportista no es un ultranacionalista violento. Siempre ha defendido la resolución pacífica de los conflictos. Tiene una fundación de apoyo a los niños más desfavorecidos.

Para muchos serbios cada victoria de Djokovic era una victoria propia. Ver a su ídolo, encaminado hacia la Historia en su intento de cosechar más premios de Gran Slam que nadie antes, era un sueño. Si el mundo acaba con ese ideal, lo sienten como una puñalada en el corazón.