La explosión de los gasoductos Nord Stream a su paso por el mar Báltico se ha convertido en un culebrón geopolítico. Más allá de las calificaciones de "sabotaje", no se ha señalado a ningún culpable ni se ha podido inspeccionar todavía el lugar de las fugas, que coincidieron con potentes explosiones registradas por estaciones sísmicas de Dinamarca, Suecia y Finlandia.
Mientras tanto han proliferado las teorías de la conspiración. Rusia ha sido señalada directa o indirectamente por varios gobiernos europeos, mientras el Kremlin apuntaba contra Estados Unidos. En España, esa teoría la esbozó el fundador de Podemos, Juan Carlos Monedero, quien escribió en su cuenta de Twitter que "todo apunta a que han sido los Estados Unidos quienes han volado los gasoductos Nord Stream 1 y 2". En su programa La Base, Pablo Iglesias también analizó que Rusia no tenía ninguna motivación para destrozar sus gasoductos.
Lo cierto es que, según ha anunciado Gazprom este mismo lunes, las teorías fallan por lo más básico: los gasoductos no han quedado completamente destrozados. El Nord Stream 1, por el que se suministraba gas a través de Alemania, aunque ahora estuviese detenido, está fuera de servicio. Pero el Nord Stream 2 habría conseguido salvar una de sus tuberías.
En un comunicado hecho público hoy, la empresa rusa asegura que "la presión se ha estabilizado en los gasoductos dañados del sistema Nord Stream". "La presión en el ramal A del Nord Stream 2 y en los dos ramales del Nord Stream 1 se ha estabilizado tras las rupturas, y las filtraciones de gas se han detenido", asegura la compañía, después de las tres explosiones que destrozaron y vaciaron los gasoductos.
Sin embargo, Gazprom dice ahora que el ramal B del Nord Stream 2 es recuperable y se podría seguir operando a través de él. "Si así se decide, se podría inyectar gas natural en la tubería B del Nord Stream 2 tras chequear el sistema y si se confirma la posibilidad de suministrar por las autoridades supervisoras", confirma la compañía.
En otras palabras, Rusia asegura ahora que si Europa quiere seguir recibiendo su gas natural sólo podrá hacerlo a través de una de las tuberías del Nord Stream 2. La peculiaridad es que el Nord Stream 2, pese a estar finalizado, nunca ha llegado a entrar en funcionamiento, debido a la presión internacional, liderada por Estados Unidos, para que Alemania no firmase ese acuerdo con Moscú y acrecentase su dependencia energética de Rusia.
La nueva información destapada hoy por el Kremlin pone a Alemania, y a Europa, entre la espada y la pared. Si el continente quisiera recuperar el suministro de gas desde Rusia, Putin no sólo forzaría a poner en marcha el Nord Stream 2, lo que representaría en sí mismo una victoria estratégica frente a Estados Unidos, sino que previsiblemente encarecería su precio al reducirse los volúmenes de envío, pasando de cuatro posibles tuberías activas a sólo una.
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