Cuando a finales de octubre de 2017 el ex presidente de la Generalitat Carles Puigdemont dio una conferencia en Bruselas para tratar de internacionalizar la causa independentista Tom Van Grieken, líder de Vlaams Belaang, partido ultranacionalista flamenco, fue el único político de Bélgica presente en el Press Club de Bruselas. Tom Van Grieken (Amberes, 1986) también tiene aspiraciones independentistas: el primer punto de su programa de transformación de Flandes, la provincia septentrional del Reino de Bélgica, es la creación de un Estado independiente.

Bélgica tiene 194 años de historia, pero es un Estado peculiar compuesto por una nación que se siente como tal, Flandes en el norte, y una región francófona,Valonia, en el sur, más la capital, Bruselas, con apenas un 15% de neerlandófonos pero rodeada por Flandes.

Vlaams Belaang (Interés Flamenco) cuenta con más del 25% de apoyos en Flandes. Bélgica celebra elecciones regionales y federales junto con las europeas el 9 de junio. Hasta ahora el llamado cordón sanitario contra la extrema derecha ha dejado fuera a la formación que lidera Van Grieken pero los tiempos están cambiando.

El segundo partido con más apoyos, más del 20%, es la Nueva Alianza Flamenca (N-Va), que lidera Bart de Weber, alcalde de Amberes. Por primera vez el partido de Bart de Weber no dice claramente que vaya a dejar de lado a Vlaams Belaang. Esa táctica hasta ahora ha provocado que Vlaams Belaang se fortalezca.

También ha contribuido la personalidad de Tom Van Grieken, un político muy popular en las redes sociales, licenciado en marketing en Amberes, con un discurso de fondo radical pero cuidado en las formas. "No soy de los que toman filete con ketchup", dice sobre Trump, pero cree que a EEUU le irá mejor con el ex presidente que con Joe Biden. Putin le parece un "belicista", pero cree que hay que poner fin a la guerra de Ucrania cuanto antes.

Bélgica, ¿Estado fallido?

En una entrevista con The Brussels Times, Van Grieken decía en abril que "Bélgica es un Estado fallido", en el que "los flamencos pagamos por todo. Tenemos un gobierno socialista comunista de izquierdas porque el sur decide en este país". Van Grieken toma como modelo el divorcio de terciopelo de la República Checa y Eslovaquia a primeros de los 90.

Si finalmente Vaams Belang es el partido más votado en Flandes buscaría el pacto con la Nueva Alianza Flamenca, que también es independentista. La idea de Van Grieken es que el Parlamento de Flandes vote una declaración de soberanía para que sus leyes primen sobre las federales. Una vez dado este paso negociaría con Valonia su independencia y buscaría una fórmula aceptable para Bruselas.

"Es como un matrimonio. Hay que ver quién se queda con las sillas", decía en The Brussels Times Van Grieken, que asumió el liderazgo de Vaams Belang en 2014 con apenas 28 años cuando el partido estaba en caída libre. Los partidos tradicionales se negarían a firmar semejante plan, pero Van Grieken tiene un plan articulado y eso es intimidante.

El Flandes independiente sería una república, a diferencia de Bélgica que es una monarquía parlamentaria. "Los reyes y princesas son para Walt Disney", apuntaba sin dar por hecho que él fuera el presidente de esa república flamenca. "Lo que quiero es que podamos vivir plenamente nuestra identidad flamenca".

La 'reconversión' del Vlaams Blok

Los orígenes del partido se remontan a los años 50 cuando se creó Volksunie (Unión Popular), cuyo objetivo era defender una mayor autonomía flamenca. En su apogeo, en 1974, Volksunie obtuvo una décima parte de los escaños del Parlamento belga, pero en 1979, una facción de línea dura se escindió para formar el Vlaams Blok. A esa demanda de un "Flandes libre e independiente" sumó un mensaje xenófobo y anti inmigración. En 1991 el Vlaams Blok logró 12 escaños de los 212 del Parlamento. Fueron excluidos de cualquier alianza.

En 2004 el Vlaams Blok fue condenado por violar ley antirrcista belga y quedó vetado para participar en elecciones. Tras su disolución, renació como el Vlaams Belang.

Diez años más tarde un jovencísimo Tom Van Grieken, hijo de un policía y una dependienta, tomaba las riendas de Vlaams Belang con un mensaje de tono más cuidado, aunque el fondo anti inmigración es el mismo. En 2019 el partido logró 18 escaños en el Parlamento federal y Van Grieken se convirtió en el primer dirigente de un partido de extrema derecha en ser recibido por el rey en las consultas para formar gobierno.

La identidad del partido es doble: nacionalista flamenco y de extrema derecha"

RÉGIS DANDOY, INVESTIGADOR ASOCIADO EN LA UNIVERSIDAD LIBRE DE BRUSELAS

"La demanda independentista es una propuesta histórica del partido desde finales de los 70. La identidad del partido es doble: nacionalista flamenco y de extrema derecha. Defiende los intereses de Flandes en temas culturales, lingüisticos, económicos y pide a largo plazo la independencia de Flandes", explica Régis Dandoy, investigador asociado en la Universidad Libre de Bruselas.  

"Sin embargo, su éxito actual no viene de su identidad flamenca nacionalista. Por dos razones: en las encuestas vemos que los flamencos favorables a la independencia no superan el 15%. Y no todos votan a Vlaams Belang porque compiten con la Nueva Alianza Flamenca, que demanda una fuerte autonomía", añade el investigador belga.

A juicio de Dandoy, "las buenas perspectivas electorales se explican por su identidad como partido clásico de extrema derecha europea. Su agenda se focaliza en migración, criminalidad y antipolítica. Y ahora han sumado un perfil de preocupaciones socioeconómicas. Demandan bajadas de impuestos, atención a los jubilados, mejora del nivel adquisitivo... todo para los flamencos, claro".

El riesgo del bloqueo

Para los siete millones de flamencos lo más importante es detener la inmigración, de ahí que el discurso de Van Grieken, en línea con el gran reemplazo de la ultraderecha francesa, cale hondo. En Bélgica, con 13 millones de habitantes con una extensión ligeramente inferior a Cataluña, se instalan al año 150.000 personas más de las que la abandonan.

Dandoy ve difícil que los dos partidos ultranacionalistas sumen una mayoría suficiente y aún no ve claro que se rompa el cordón sanitario, pero sí cree que la fuerza de Vlaams Belang y de la Nueva Alianza Flamenca hará difícil la formación de gobierno, que ya suele ser complicada en Bélgica.

El Estado belga no es un Estado fallido, es fuerte en sus instituciones, pero es un Estado artificial"

RÉGIS DANDOY, INVESTIGADOR

"El Estado belga, a pesar de lo que dice Van der Grieken, no es un Estado fallido, es fuerte en instituciones, pero es un Estado artificial. No es un Estado nación que conocemos desde hace siglos. No hay una nación belga. Hay una nación flamenca. Del otro lado, no hay una nación valona realmente. Pero el Estado belga es fuerte: se llegó al récord de 541 días de gobierno en funciones y todo funcionaba", apunta Régis Dandoy.

Todo apunta a que tras las elecciones del 9 de junio pasará de nuevo mucho tiempo hasta que haya un nuevo gabinete. En la Eurocopa, que empieza unos días después en Alemania, Van Grieken no animará a los Diablos Rojos, el equipo belga, porque "no me gusta la nacionalidad belga". Va con Países Bajos desde 2004. También es cierto que cuentan con un mejor palmarés.