Quien no corre, vuela. Y eso también se aplica al perímetro santo de la Ciudad del Vaticano. En los puestos y locales por los que merodean turistas y peregrinos en busca de souvenir y regalos mundanos, se preparan para la piadosa y lucrativa fiebre por León XIV, el primer Papa "gringo" de la Historia de la Iglesia católica.
"En 48 horas tendremos el material del Papa León XIV", comenta un mercader italiano que tiene su negocio frente a las puertas del Vaticano, escoltadas por agentes de la pomposa Guardia Suiza. La maquinaria del merchandising calienta motores desde que a última hora de este jueves se anunciara desde el balcón central de la Basílica de San Pedro el nombre y rostro del nuevo Obispo de Roma, encarnado en el cardenal estadounidense Robert Francis Prevost.
Francisco, superventas
No hay tiempo que perder para que los estantes hagan hueco al sucesor del Papa Francisco, hasta ahora la estrella de la mercadotecnia vaticana. "Lo que más vendemos son los rosarios y los imanes de Francisco", comenta Rocky, un vendedor llegado hace dos décadas de Bangladesh. En su caso, el negocio funciona independientemente a su credo: "No soy católico; soy budista", aclara.
Rocky regenta un quiosco inundado estos días por la memorabilia del pontífice argentino, el apodado "Papa de los pobres", el hombre sencillo que apostaba por "un pastor con olor a rebaño" y el líder carismático que "llegó del fin del mundo". Ahora su figura de abuelo entrañable y sonriente conquista los bolsillos de los visitantes. El top ventas en la tienda del asiático es el rosario. Están fabricados en China y tanto el estuche -redondo o en forma de cruz- como la propia cadena lucen el rostro del difunto.
La rápida metamorfosis ocurrirá así porque, en parte, se trata de pegar la imagen del sucesor en los productos ya en stock. "Para otros artículos necesitaremos entre 15 o 20 días", matiza Rocky mientras despacha a los clientes que procesionan por su negocio bajo un sol de justicia, en una jornada veraniega en los confines del Vaticano.
Benedicto XVI, ausente
La profusión de souvernirs de Bergoglio contrastan con la ausencia de quien fuera su predecesor, el alemán Benedicto XIV. Para Rocky, la explicación sobre la falta de recuerdos del primer Papa que renunció al cargo en siglos es sencilla y lo expone de manera diáfana aunque un tanto cruel con su memoria: "De Benedicto XIV no tengo nada. Es que apenas lo piden. No es famoso ni popular".
En cambio, Juan Pablo II sigue teniendo su club de forofos. Y, prueba del fervor que aún desprende su largo pontificado, es que el polaco -ascendido a santo- comparte el firmamento de superventas con el Papa fallecido en abril. Una competencia divina en la que tendrá que hacerse un hueco el cardenal Robert Francis Prevost, el flamante León XIV, el sucesor número 267 del apóstol Pedro.
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