El secreto y el aislamiento marcan los cónclave para elegir al nuevo pontífice, pero es también ya una tradición que la prensa italiana publique en los días posteriores algunos de los detalles de cómo se lograron pergeñar las mayorías que allanaron el camino hacia la mayoría de los dos tercios necesaria en el colegio cardenalicio. El quórum necesario para lograr que una candidatura se imponga definitivamente sobre la del resto de purpurados.
En el caso de la cuarta votación que la tarde del jueves llevó a Robert Francis Prevost hasta el balcón de la Basílica de San Pedro, los primeros pormenores han comenzado a emerger este sábado sobre el primer pontífice agustino y estadounidense.
Así, La Reppublica cita al cardenal Robert McElroy para señalar que se produjo "un gran movimiento que tuvo lugar el segundo día dentro del cónclave". "No podía ser otra cosa que la gracia de Dios: un consenso que pensé que llevaría mucho más tiempo". En palabras del cardenal Reinhard Marx, "se sintió el espíritu de unidad".
Según informa Il Corriere della Sera, el cardenal Pietro Parolin iba inicialmente en cabeza en las primeras votaciones, pero posteriormente las preferencias se desplazaron rápidamente hacia Prevost, lo que condujo a su elección. En las rondas iniciales, Parolin lideraba con 49 votos, seguido por Prevost con 38. Sin embargo, el consenso en torno a Parolin se estancó debido, entre otros factores, a dudas sobre su capacidad de renovación. Esto permitió que el bloque norteamericano, junto con sectores progresistas europeos y latinoamericanos, consolidara una mayoría en torno a Prevost.
Prevost, ex obispo de Chiclayo (Perú) y prefecto del Dicasterio para los Obispos, fue percibido como un puente entre diferentes sensibilidades dentro de la Iglesia. Su perfil internacional y su experiencia pastoral en América Latina le dieron una ventaja significativa frente a otros candidatos más "institucionales".
Logró más de 100 votos
A juicio de Jean-Paul Vesco, "al principio se sabe que hay que elegir a uno, no se sabe quién es, y luego, una vez elegido, en poco tiempo, es evidente que era él: los votos se acumulan, hasta 15 minutos antes es rojo, y luego sale y ahí está, vestido de blanco: ¡es el Papa!". Según la tradición, es el Espíritu Santo el que intercede a través de los cardenales aunque hace años se le preguntó al que luego sería Benedicto XVI el procedimiento es más mundano: dijo que el Espíritu Santo era limitado. "Probablemente, la única garantía que ofrece es que la cosa no puede arruinarse por completo", deslizó.
El nuevo pontífice ha obtenido un consenso muy amplio y ahora cuenta con todo el colegio cardenalicio
Según el rotativo italiano, la elección en cuatro escrutinios del papa León XIV "fue una avalancha". "En menos de 24 horas, el Papa obtuvo más de 100 votos entre los 133 electores", subraya. Es cierto que las cifras exactas siguen siendo un secreto de la Capilla Sixtina, "pero lo cierto es que el nuevo Pontífice ha obtenido un consenso muy amplio y ahora cuenta con todo el colegio cardenalicio, según Vesco. "Una forma de unanimidad", apunta.
Así fue sumando a los bloques
Prevost habría obtenido el apoyo, en primer lugar, por el grupo de cardenales estadounidenses de rito bergogliano. Joseph Tobin, amigo del nuevo Papa desde hace 30 años, contó en una rueda de prensa de los cardenales estadounidenses en el North American College, en el Gianicolo, que después de votar en la tarde del segundo día, mientras regresaba a su asiento, echó un vistazo a «Bob", "y él se tenía la cabeza entre las manos: recé por él, porque no podía imaginar lo que le pasa a una persona cuando se encuentra en una situación así".
Prevost aceptó su elección, "fue como si estuviera hecho para ello", manifestó Tobin, "como si no fuera solo él quien aceptaba una propuesta, sino que Dios había aclarado algo y él estaba de acuerdo". "Éramos más de 133 personas con diferentes idiomas y culturas, y en 24 horas fuimos capaces de alcanzar la unidad", comenta el cardenal Blaise Cupich, de Chicago, la natal ciudad de Prevost.
Prevost también consiguió el apoyo del heterogéneo bloque norteamericano y los 21 cardenales de América Latina, empezando por el peruano Carlos Gustavo Castillo Mattasogli. A ese refrendo se sumaron luego los cardenales de Asia y Europa, con el apoyo de otros papables como el francés Jean-Marc Aveline y el italiano Matteo Zuppi. La elección de Prevost, reivindicó ayer el cardenal Reinhard Marx en una rueda de prensa en el Campo Santo Teutónico, dentro del Vaticano, fue "un momento muy positivo para la Iglesia".
El estadounidense naturalizado peruano también hizo mover los futuros hacia Parolin, el secretario de Estado. Él mismo se había encargado de moverlos hacia Prevost en el prólogo del cónclave. Según el cardenal británico Vincent Nichols, Robert Francis Prevost "tiene una considerable experiencia en la Curia romana, pero no lo suficiente como para identificarse con ella". Ha sabido conectar con mundos diferentes, a veces contrapuestos, en una síntesis que muchos, incluso dentro de la Capilla Sixtina, no esperaban tan veloz.
El cónclave que eligió al Papa León XIV, nacido como Robert Francis Prevost, concluyó el jueves 8 de mayo tras cuatro votaciones. La elección se anunció con la fumata blanca a las 18:08 horas, indicando que se había alcanzado el quorum necesario de 89 votos sobre los 133 cardenales electores.
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