La guerra lleva 19 meses instalada en la Franja de Gaza, que fue sometida previamente a 16 años de bloqueo total sobre el enclave palestino. Pero, tras más de 53.000 muertos y un territorio reducido a escombros, el plan del primer ministro israelí Benjamín Netanyahu está lejos de cualquier escenario similar al alto el fuego o la retirada definitiva de las tropas israelíes. Con 365 kilómetros cuadrados y una superficie aproximada a la isla de La Gomera, en Gaza habitan dos millones de personas condenadas al hambre y a reiterados desplazamientos forzosos.

Netanyahu anunció el domingo una nueva operación terrestre en Gaza bautizada como Carros de Guerra de Gedeón. Desde la noche del viernes, Israel ha recrudecido las incursiones y las acciones militares en la Franja de Gaza, en una campaña de bombardeos, incursiones terrestres y ataques masivos sin precedentes desde octubre de 2023. “El genocidio continúa sin cesar. Es uno de los peores días desde que comenzó la guerra genocida retransmitida en directo. ¿Cuándo despertará el mundo occidental? ¿Cuántos niños y mujeres más, además de los 18.000 y 16.000 ya muertos, son necesarios para detener este infierno?”, se pregunta el abogado gazatí Raji Sourani en declaraciones a El Independiente. “¿Sigue creyendo y apoyando el Occidente colonial y racista que el criminal y beligerante socio israelí tiene derecho a la autodefensa? Esto es la ley de la selva  Quieren convertir Gaza en el patio trasero del derecho internacional humanitario. Nunca, jamás nos rendiremos”, añade.

¿Por qué se llama Carros de guerra de Gedeón?

La operación toma su nombre del personaje bíblico Gedeón, juez y líder militar que venció a los madianitas -un pueblo nómada, principalmente de comerciantes, oriundo del noroeste de la península arábiga-  y cuyas hazañas se narran en el Libro de los Jueces, tanto en la Biblia hebrea como en la Biblia cristiana.

Según la tradición bíblica, Gedeón encabezó a un pequeño grupo de israelitas que a pesar de su desventaja en número derrotó a los madianitas, guiados supuestamente por la fe y la destreza estratégica.

El nombre de la operación busca un doble propósito: trata de reivindicar un sentido de legitimidad histórica y religiosa arraigado en la tradición judía y en el componente mesiánico cada vez más presente en el discurso público israelí y lanza un mensaje de acción militar decisiva destinada a alcanzar objetivos estratégicos específicos.

¿Cuáles son las razones que menciona Netanyahu y su Ejecutivo?

El objetivo sigue siendo el mismo que Netanyahu ha esgrimido desde el inicio de las hostilidades el 7 de octubre de 2023: “la victoria total”, la eliminación de Hamás y la recuperación de los rehenes. Sin embargo, estas metas se han mostrado difíciles de alcanzar simultáneamente.

Algunos sectores en Israel consideran que son objetivos enfrentados y utópicos: mantener la guerra pone en peligro a los últimos rehenes que permanecen en la Franja. Quedan 58 rehenes, de los que 35 ya han sido declarados muertos. Israel saboteó la segunda fase de la tregua firmada en enero y que contemplaba el regreso de todos los rehenes restantes. Las familias de los rehenes advierten de que esta nueva ofensiva es “una sentencia de muerte” para los que permanecen en el enclave palestino.

¿Contempla esta nueva ofensiva el control del territorio?

Sí. Netanyahu ha afirmado que Israel "tiene la intención de tomar el control de todo el territorio". Esto implica una posible reocupación a largo plazo, que encuentra fuerte oposición tanto internacional como interna. Los sectores más ultras del Gobierno de coalición de Israel, el más derechista de su historia, apuestan por una ocupación a largo plazo del territorio, que ya estuvo bajo control israelí hasta 2005. Han respaldado con entusiasmo el plan de expulsión masiva de palestinos presentado por Donald Trump -que aspira a convertirla en la Riviera de Oriente Próximo- rechazado de plano por los países árabes vecinos.

"Parece ser su último intento por expulsar por la fuerza a los palestinos de Gaza y colonizar la mayor parte posible del territorio", alerta Muhannad Ayyash, profesor de Sociología de la universidad canadiense de Mount Royal. "A estas alturas, queda muy poca infraestructura por destruir en Gaza, pero quieren arrasar hasta lo último que queda e impedir cualquier esperanza de reconstruir lo que ha sido y está siendo destruido. Su plan es concentrar por la fuerza a la población en zonas específicas, atrayéndola con la promesa de la llamada ayuda, matando a quienes se nieguen a ser reubicados y colonizando de forma permanente las tierras que han sido vaciadas de palestinos". añade.

¿Tiene esta nueva ofensiva líneas rojas?

Nunca las ha habido, pero aún menos en esta nueva fase de la guerra en Gaza. Israel está atacando directamente lo que llama “infraestructura civil de Hamás”: funcionarios, burócratas, gestores de fondos. “Estamos eliminando a todos los que sostienen el régimen civil de Hamás”, dijo el ministro de Finanzas, el ultraortodoxo Bezalel Smotrich, que ha prometido “no dejar piedra sobre piedra”. “El mundo no nos detiene”, ha agregado. Sus declaraciones se hallan actualmente bajo escrutinio en el Tribunal de Justicia de la ONU por incitación al genocidio, en una recurrente y amplia deshumanización de los palestinos.

Esta línea de ataque incluye hospitales, redes de distribución de alimentos, edificios administrativos y zonas urbanas densamente pobladas donde Israel insiste en que se ocultan mandos del movimiento islamista.

¿Es la supervivencia de Netanyahu una de las claves?

Sí. Y siempre ha estado ahí en estos 19 meses. “El problema general es que los objetivos bélicos de Israel siguen siendo contradictorios. Hay dos objetivos bélicos anunciados: la destrucción de Hamás y la liberación de los rehenes. Pero hay un tercero: mantener la coalición de Netanyahu en el poder apaciguando a sus elementos más extremistas. Esos elementos quieren la reocupación y, tal vez, la limpieza étnica de Gaza. Cuanto más tiempo permanezca Netanyahu en el poder, más tiempo estará fuera de la cárcel. Si su Gobierno cae, nada impedirá que sea condenado por tres delitos de corrupción”, desliza James Gelvin, profesor de Historia Moderna de Oriente Próximo de la Universidad de California, en declaraciones a El Independiente.

“Por eso se muestra ambiguo, con la esperanza de que las bravuconadas y la amenaza de una nueva ocupación induzcan a Hamás a aceptar un alto el fuego temporal y la liberación de los rehenes. Dado que los rehenes son la única baza que tiene Hamás para inducir a los israelíes a aceptar un alto el fuego permanente, es poco probable que acepten su devolución a cambio de un alto el fuego temporal”, agrega.

¿Qué papel juega la presión internacional?

Benjamin Netanyahu reconoció este lunes en un vídeo que Israel está “muy cerca de cruzar la línea roja” del colapso humanitario, lo que podría hacer tambalear su ya frágil apoyo exterior. "Nuestros mejores amigos en el mundo […] han advertido que no pueden apoyarnos si surgen imágenes de hambruna masiva", dijo, en referencia velada a Washington.

La entrada de ayuda —“mínima, solo alimentos y medicinas”— no es una concesión humanitaria, sino una maniobra diplomática. Israel y EE. UU. diseñan un sistema de distribución bajo control militar, que excluya a Hamás. Una empresa estadounidense gestionará los repartos, financiada por una fundación con sede en Suiza. ONG israelíes y agencias de la ONU critican el plan por violar principios humanitarios básicos y advierten de que abona el caos.

¿Ofrece la administración Trump un apoyo total a Netanyahu?

A partir de las manifestaciones públicas, no parece. Trump ha iniciado conversaciones con Irán, el archienemigo que Netanyahu ha colocado siempre en su diana y con el que no es partidario de dialogar bajo ninguna condición. “Dado que Trump ha demostrado ser un aliado incierto cuya posición sobre la guerra de Gaza cambia con el viento, Netanyahu se encuentra atrapado entre los partidarios de la línea dura en su país y una administración estadounidense caótica en el extranjero. Probablemente, Netanyahu cree que su mejor baza es ganar tiempo y esperar a que las circunstancias tomen la decisión por él. De lo contrario, podría verse abocado a una reocupación de Gaza a largo plazo, costosa y, en su mayor parte, impopular”, opina Gelvin.

"En su visión a largo plazo, creen que declararán estas tierras como pertenecientes a la soberanía exclusiva de los judíos israelíes, poniendo fin oficialmente a la idea de un Estado palestino soberano en Gaza y, con el tiempo, también en Cisjordania", sostiene Ayash. "El Gobierno de Netanyahu sabe que tiene un margen de tiempo limitado para lograr estos objetivos y que el mundo, especialmente Estados Unidos, no le dará mucho más tiempo para convertir en realidad el plan de Trump y Netenyahu de 'vaciar Gaza'. Que sean capaces de llevar a cabo este plan es otra historia, pero ese es su plan, que han revelado principalmente con sus acciones y políticas, pero también con sus palabras".

¿Cuál es la estrategia inmediata de Israel en Gaza?

“Los acontecimientos de la última semana ponen de relieve la incoherencia fundamental de la estrategia israelí”, responde Galvin. “Israel está amasando tropas en su frontera con Gaza, pero aún no son suficientes para la reocupación del territorio que el Gobierno israelí ha aprobado. Al mismo tiempo, Israel ha decidido permitir una cantidad limitada de ayuda alimentaria a Gaza, pero solo la suficiente para apaciguar a la opinión internacional evitando una hambruna inmediata y generalizada”, añade.

Aunque varios ministros hablan abiertamente de reocupación, Netanyahu evita confirmarlo. Israel está amasando tropas y tomando control sobre áreas estratégicas, pero sin fuerza suficiente —ni apoyo internacional— para gobernar Gaza a largo plazo. La estrategia parece apostar por crear “zonas de distribución” bajo control militar, donde los civiles puedan sobrevivir sin intervención de Hamás. Se trata, en palabras de Haaretz, de una “ocupación parcial de facto”, que podría extenderse indefinidamente sin asumir plenamente su coste político.

¿Existe alguna vía para la tregua?

Es cierto que se ha procedido a la reanudación de contactos indirectos en Doha, con mediación de Qatar y Egipto. El objetivo: recuperar a los rehenes aún en poder de Hamás. Pero el dilema permanece. Una tregua permitiría negociar su liberación, pero también otorgaría tiempo y margen a Hamás. Con la experiencia de los últimos meses y la voladura intencionada de la tregua de enero, pocos apuestan por un cese de las hostilidades. Hamás no va a aceptar ningún otro acuerdo que no sea un alto el fuego duradero. Lo contrario sería firmar el principio de su disolución.

¿Cuál es el coste humano de esta nueva ofensiva?

El coste humano de la ofensiva es demoledor. En cuatro días, al menos 375 palestinos murieron. Hospitales cerrados —como el Europeo, el Indonesio o el de campaña kuwaití— por ataques directos o por falta de combustible. La Defensa Civil Palestina advierte que en 72 horas ya no podrá operar ninguna ambulancia.

Más de medio millón de personas han sido desplazadas. Caminan sin comida, dejando atrás colchones y tiendas. La ONU alerta de hambre generalizada. “He visto a personas con ollas vacías y desesperación en sus rostros”, declaró la portavoz de OCHA.