Sánchez confía mucho en su baraka y tiene espíritu de jugador que fuerza al máximo sus apuestas. En plena tormenta política interna, el presidente del Gobierno español ha buscado una vía de escape a la presión de sus socios al plantarse ante el secretario general de la OTAN con un rechazo a asumir el compromiso del 5% de aumento en defensa en la cumbre de La Haya del 24 y 25 de junio. 

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"Para España, comprometerse a un objetivo del 5% no solo sería irrazonable, sino también contraproducente" para el reforzamiento de la defensa europea, dice la carta que dirige el presidente del Gobierno de España al secretario general de la OTAN, Mark Rutte. Añade que resultaría “incompatible con nuestro Estado del bienestar y nuestra visión del mundo”. España es el único país que ha expuesto su rechazo a este objetivo de la cumbre por escrito. 

Rutte ha propuesto que los aliados se comprometan a llegar al 5% en 2035. El secretario general explica que se trataría de dedicar un 3,5% a pura defensa y el 1,5% restante a cuestiones que hay que reforzar y están relacionadas como infraestructuras críticas o ciberdefensa. Para España supondría aumentar en 80.000 millones el gasto en defensa al año

Todos los aliados saben que Sánchez se mueve motivado por la crisis interna que afronta debido a los casos de corrupción en el PSOE. Ha de contentar a sus aliados en la izquierda de alguna manera y cree que al plantarse ante los aliados va a conseguir congraciarse con ellos y a la vez trasladar el foco de atención. Es un intento tan ingenuo como suicida. 

El problema no es la argumentación de Sánchez sino que lo haga de forma pública cuando falta menos de una semana para la cumbre. Está poniendo en riesgo la primera cumbre de la OTAN con jefes de Estado y de Gobierno desde que Donald Trump empezó su segundo mandato. Y lo hace con un Trump reacio a Europa, proclive a Rusia y muy poco amigo de los organismos internacionales.

Una cumbre rápida y efectiva

Desde hace meses el secretario general de la OTAN, el holandés Mark Rutte, está trabajando en que la cumbre de La Haya consiga ser un punto de inflexión para la Alianza Atlántica en tiempos de gran incertidumbre. La mayoría de los aliados europeos son conscientes de que han de reforzar la defensa y dejar de ser tan dependientes de Estados Unidos pero a la vez necesitan un tiempo de transición para lograrlo.

Todo estaba concebido para que fuera una cumbre rápida en la que Donald Trump tuviera la impresión de que hay voluntad por parte de los europeos de elevar la contribución en defensa, una voluntad firme, no como en Gales cuando se adquirió el objetivo del 2%. España, en la cola del gasto en defensa en la Alianza Atlántica, solo lo cumplirá este año.

No se trata de dar la razón a Trump, sino de mostrar unidad y capacidad. Son los aliados europeos los que saben que ahora estamos más cerca de momentos como la Guerra Fía en cuanto a necesidades de defensa con la diferencia de que EEUU mira hacia otro lado. La cumbre daba a los aliados la oportunidad de exhibir consenso y fortaleza. Los problemas sobre el objetivo se debaten entre bambalinas. Así Sánchez pone en riesgo el papel de España en la Alianza y en la UE. No actúa como un socio fiable cuando está desmantelando una estrategia encaminada a un fin común: una Europa con peso geopolítico que no sea engullida por las autocracias.

Llamada de atención de Trump

"España gasta muy poco", es lo que dijo Donald Trump en abril pasado. El año pasado apenas llegó al 1,28% y solo podrá superarse el 2% tras dedicar una partida extraordinaria de más de 10.000 millones de euros. La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, dejó claro tras conocerse la carta de Sánchez que "todos los países" han de adquirir el compromiso del 5%, "incluida España". Y este viernes Donald Trump ha remarcado: "La OTAN tendrá que hacerse cargo de España... Tiene que pagar lo que todo el mundo".

El embajador de EEUU ante la OTAN, Matt Whitaker, ha insistido en esta “necesidad” en cada encuentro que ha mantenido las últimas semanas con periodistas. Incluso considera demasiado lejano el marco temporal de 2035 o 2032. EEUU no quiere que vuelva a ocurrir como con el objetivo del 2%, que sigue sin cumplirse 11 años después.  

Presión sobre Sánchez

"La presión sobre Sánchez va a ser enorme. En la OTAN las decisiones se alcanzan por consenso y no veo que se vaya a hacer una excepción. Es posible que Sánchez acepte una fórmula y luego diga que ha de conseguir el apoyo en el Parlamento. Mucho me temo que Washington no va a aceptar excepciones", señala Camille Grand, investigador en el European Council on Foreign Relations (ECFR) y ex asistente del secretario general para cuestiones de inversión. 

Grand, que reconoce que es "un incremento muy importante para muchos aliados", diferencia entre los grupos que existen en la OTAN sobre la cuestión del 5%: "Están los Bálticos y Polonia para los que el objetivo está muy cerca, más que incluso Estados Unidos que dedica el 3,4%. Los cuatro nórdicos, Alemania y Países Bajos están dispuestos. Hay otro grupo que está de acuerdo pero que quiere negociar sobre el tiempo como sería Reino Unido o Francia. Y luego están los que tienen dificultades, pero España se ha desmarcado más aún al quedarse fuera. Los 32 no van a estar alineados con el 5% por España". 

Sánchez argumenta que España no va a bloquear nada, porque nada impide que el resto sí acepte esta meta, pero el presidente del Gobierno sabe que así no se plantea una negociación. La carta rompe la estrategia marcada por Rutte y lo sabe. El secretario general de la OTAN ya actuó de mediador a la hora de defender que realmente España cumpliría con el 2% este año. Ahora Sánchez se desmarca en lugar de plantear su posición en la antesala de la cumbre y tratar de pactar cómo adquirir el compromiso de una forma más flexible. Sánchez y sus acólitos lo disfrazan de sinceridad, pero es obvio que actuar así por sus problemas domésticos debilita la posición de España. 

Tres años decisivos

Es tan delicado el momento que en la cumbre incluso se ha logrado un equilibrio para invitar al presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, sin que su presencia acapare toda la agenda, ya que asistirá a la cena. Los europeos saben que Trump quiere reducir la presencia de sus tropas pero quieren tener tiempo para desarrollar sus capacidades de defensa. Saben, y es significativa la posición de Alemania que ha acabado con el freno de la deuda para aumentar el gasto en defensa, que ya no solo se trata de ayudar a Ucrania, que también, sino de proteger lo logrado en el seno de la Unión Europea. Rutte lo ha repetido muchas veces. "Hoy parece que estamos seguros pero en tres años un país de la OTAN puede ser atacado por Rusia". 

Y no sirve pensar que España no es tan vulnerable porque no está en el flanco oriental. Como apunta el diplomático moldavo Nicu Popescu, "si Rusia lanzara un ataque a algún país aliado, la respuesta de la UE tendría que ser decisiva y cualquier vacilación militar o política, el no reaccionar con total unanimidad para defender cada centímetro del territorio del bloque, podría tener consecuencias catastróficas mucho más allá de la situación militar inmediata". 

En suma, de esto se trata, de mostrar que los aliados europeos están todos a uno, convencidos de que saben cuáles son las amenazas reales y qué hay que hacer para detenerlas. Si en lugar de eso estamos enredados en estrategias de supervivencia, estaremos mostrando que estamos divididos y somos vulnerables. Con eso está jugando Sánchez para contentar a los apaciguadores.

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