"Taiwán jamás iniciará una guerra, sino que defenderá su soberanía, la paz regional y el statu quo vigente. China, sin embargo, quiere dominar el Pacífico Occidental. Si lograra anexionarse Taiwán, no se quedará ahí". Las palabras del presidente taiwanés, William Lai o Lai Ching-te, preceden a las maniobras militares que empiezan este miércoles y se prolongarán durante diez días y nueve noches. Implicarán a 22.000 reservistas, más que nunca, y el Ejército y la población tendrán que reaccionar a un ataque simulado de la República Popular.
Unos 20 aviones del Ejército chino sobrevolaron la isla que considera suya Pekín horas antes del inicio de los ejercicios llamados Han Kuang. Más de una decena sobrepasaron la línea media del estrecho de Taiwán y se adentraron en la Zona de Identificación de la Defensa Aérea taiwanesa, según informa la agencia Efe. Para el Gobierno chino el presidente taiwanés tiene "una agenda separatista" y defiende "un discurso belicista".
En estas maniobras va a simular un bloqueo y una invasión por parte de la República Popular. Van a movilizar más reservistas que nunca antes y van a durar más que en otras ediciones: diez días y nueve noches. Por primera vez, el mayor ejercicio militar anual de Taiwán combinará juegos de guerra convencionales y simulacros de supervivencia urbana en condiciones de fuego real "sin precedentes".
Según Tung Chih-hsing, jefe del departamento de planificación conjunta de combate del Ministerio de Defensa, los escenarios de los ejercicios incluyen "ataques conjuntos y el transporte marítimo del grupo de desembarco por parte del Ejército Comunista". Las Fuerzas Armadas de Taiwán practicarán una serie de contraataques navales y aéreos de precisión.
A prueba la resiliencia de toda la sociedad
En esta ocasión va a ponerse a prueba también la capacidad de "resiliencia de toda la sociedad". Los simulacros urbanos van a incluir alertas de ataque aéreo, evacuaciones masivas y protección de infraestructuras críticas en múltiples regiones.
El objetivo es simular una respuesta completa a la guerra, desde la presión inicial no militar de la zona gris hasta el ataque total, los desembarcos costeros y la guerra urbana prolongada. "Solo a través de la preparación podemos preservar la paz", ha dicho el general de división Tung Chi-hsing.
Las fases clave incluirán la transición a la preparación para el combate, simulando alertas rápidas y despliegues descentralizados; maniobras conjuntas contra desembarcos para contrarrestar los asaltos anfibios del Ejército Popular de Liberación; y ataques con misiles.
Una de las principales novedades de esta edición será la incorporación de nuevo armamento procedente de Estados Unidos, destacando el caso de los sistemas lanzacohetes HIMARS, que aportan potencia de fuego de alta precisión y movilidad a larga distancia a la parte occidental de la isla.
Las fuerzas taiwanesas también se familiarizarán con el uso de misiles antitanque TOW 2B, vehículos aéreos no tripulados de reciente adquisición y una versión terrestre del Sky Sword II, un proyectil aire-aire desarrollado en Taiwán.
También habrá prácticas de guerra costera y urbana, para comprobar la capacidad de las fuerzas taiwanesas para repeler las incursiones en las cabezas de playa y defender las ciudades; operaciones de defensa profunda que ensayan la resistencia por capas en ciudades y zonas montañosas; y pruebas de guerra prolongada, evaluando los sistemas militares y civiles bajo ataque continuo.
Para reflejar los ataques iniciales del Ejército Popular de Liberación contra centros de mando y centros logísticos, considerados un escenario muy probable, los ejercicios harán hincapié en la movilidad, la redundancia y la supervivencia en el campo de batalla.
Ataques a Penghu, Quemoy y Matsu
Va a simularse un ataque repentino contra Taiwán propiamente dicho, y contra los archipiélagos periféricos de Penghu, Quemoy y Matsu. En este caso se pondrá a prueba la capacidad de los municipios para gestionar la defensa aérea y la protección civil en condiciones de guerra. El ejercicio de resiliencia pretende "reforzar la preparación urbana y validar los protocolos de evacuación, refugio y rescate".
Cada región llevará a cabo un simulacro de ataque aéreo de 30 minutos, utilizando alertas telefónicas, sirenas, emisiones de televisión y radio, y altavoces. Una vez levantada la alarma, los equipos civiles simularán la respuesta ante desastres, el rescate de víctimas y la gestión de los refugios.
En la capital, Taipéi, en Taichung, y en Tainan, los diez días del Han Kuang se comprimirán en una simulación de un solo día que combinará tareas de defensa aérea, juegos de guerra y supervivencia urbana.
"Siempre hay preocupación pero no hay expectativa de que se pueda abrir un conflicto entre China y Taiwán al menos de manera inmediata", señala Xulio Ríos, asesor emérito del Observatorio de la Política China. "A China no le interesa pensar en una invasión porque la preocupación de ellos es sortear la guerra comercial y reflotar la economía. Han de aprobar el plan quinquenal. Trabajan con el horizonte de 2035. Todo lo demás es distracción. Para China sigue valiendo la paciencia estratégica. Están viendo cómo embarcarse en aventuras bélicas como Rusia o lo que ocurre en Oriente medio no lleva a ningún sitio".
El tsunami político en ciernes
A juicio de Xulio Ríos, más importante que las maniobras militares es el clima político en Taiwán. "Hay que estar atentos este verano porque los revocatorios pueden llevar a que Lai se refuerce y quiera acelerar su agenda. China entonces puede considerar que la reunificación pacífica se aleje y recurrir a una presión seria sobre Taiwán".
El 26 de julio están previstas unas votaciones revocatorias que pueden llevar a la mayoría de los diputados del opositor Kuomintang a tener que dejar sus cargos anticipadamente. Es una iniciativa sin precedentes, lanzada por grupos de la sociedad civil y respaldada por el Partido Democrático Progresista (PDP), en el Gobierno.
El partido gobernante, al que pertenece William Lai, cuenta con 51 escaños en la Asamblea Legislativa y con esta iniciativa puede transformar los resultados de las legislativas de enero de 2024. KMT cuenta con 52 y el Partido Popular de Taiwán, ocho. Dos son independientes.
Según la Ley de Elección y Revocación de Funcionarios Públicos, los taiwaneses pueden iniciar una revocación de legisladores electos por distrito recolectando firmas de residentes locales y presentándolas a la comisión electoral.
El presidente Lai se mantuvo prudente al principio pero en las últimas semanas ha multiplicado sus intervenciones públicas con el propósito de impulsar los revocatorios. Las críticas contra el opositor KMT se basan en sus recortes del gasto gubernamental y también por lo que interpretan como un intento de debilitar los planes para reforzar las capacidades de defensa. Si el KMT pierde más de seis escaños, y en las elecciones parciales los gana el partido en el gobierno, se produciría un tsunami político que afectaría a la relación con China.
Lai ha insistido en que la República de China (Taiwán) y la República Popular China "no están subordinadas entre sí", una reafirmación de la "independencia de facto" de Taiwán. Ha apoyado el aumento del 3% del presupuesto de defensa y la realización de maniobras como Han Kuang al máximo nivel. Pekín le considera un "instigador a la guerra".
Desde que Lai asumió el cargo, China ha intensificado su presión sobre Taiwán, con tres maniobras militares alrededor de la isla e incursiones aéreas en constante aumento: en 2024, más de 3.000 aeronaves militares chinas sobrevolaron las inmediaciones del espacio aéreo taiwanés, un 80% más que el año precedente. La última vez justo la víspera de las maniobras militares.
Te puede interesar