Al otro lado del Estrecho siguen escociendo las manifestaciones del PP, con la invitación al Frente Polisario al congreso y su apuesta por el respeto al derecho internacional en el conflicto del Sáhara recogida en la ponencia política. Unas de las cabeceras que sirven de altavoz de los servicios secretos marroquíes y el estado profundo despotrica este domingo contra los populares a los que acusa de mantener un sentimiento “poscolonial”, sufrir “miopía” y estar aferrados a “una estrategia electoralista”.

“En pocos días, el Partido Popular (PP) español, principal fuerza de la oposición en el país vecino del norte, ha reavivado la desconfianza histórica entre Rabat y una parte de la derecha española”, subraya una información publicada este domingo en Le360, un digital marroquí vinculado directamente con la Casa Real marroquí. El rotativo es propiedad de Mohamed Mounir Majidi, secretario privado del rey Mohamed VI y su hombre de negocios. “Es un megáfono de palacio”, ha indicado en otras ocasiones Ali Lmrabet, disidente marroquí afincado en España. “Algunos de los llamados artículos 'sensibles' de este portal se escriben en presencia del rey”, agrega. En el pasado ha sido usado para difamar al presidente francés Enmanuel Macron en mitad de una crisis diplomática derivada de un fuerte enfrentamiento de Macron con el monarca alauí.

La pieza cita como principal antecedente que han hecho sonar las alarmas del palacio alauí la invitación cursada por el PP al delegado del Polisario en España, Abdulah Arabi, al congreso de principios de julio. Su presencia, cuentan fuentes del PP a El Independiente, no es inédita: ha acudido en ocasiones anteriores, pero se da la circunstancia ahora de que el PSOE ha roto toda relación con el Polisario y trata de patrocinar Movimiento Saharaui por la Paz, una organización que el CNI considera pantalla del espionaje marroquí para socavar la representatividad saharaui. Los socialistas ni siquiera participan ya en el intergrupo de amistad con el Sáhara en el Congreso de los Diputados.

"La afrenta" del PP contra Marruecos

“La escena tiene lugar durante el Congreso del PP, celebrado el domingo 6 de julio, en el que Alberto Núñez Feijóo fue reelegido presidente del partido. Una elección simbólicamente aplaudida aquí por Nizar Baraka, secretario general del Partido Istiqlal, lo que demuestra que las puentes partidistas entre conservadores ibéricos y marroquíes siguen existiendo sobre el papel. Pero un detalle, y no menor, lo empaña todo. La presencia en ese mismo congreso de un representante del frente separatista del Polisario. Se trata de Abdulah Arabi, delegado en España del movimiento, en vías de ser clasificado como organización terrorista por Estados Unidos”, apunta el diario. El intento de designar al Polisario como grupo terrorista en Washington, sin pruebas y tras una gruesa campaña de difamación sufragada por Rabat, es visto con escepticismo por muchos observadores de la política estadounidense.

A juicio de este periódico oficialista marroquí, “la afrenta es evidente”. “Al invitar a una organización abiertamente hostil a la integridad territorial de Marruecos, el PP reaviva viejos reflejos de desconfianza”, arguye. También menciona la intervención el pasado jueves de la eurodiputada Carmen Crespo exigiendo la revisión urgente del acuerdo comercial entre la UE y Marruecos, tumbado por la justicia europea por ilegal y por no haber obtenido el consentimiento de la población saharaui. Crespo pedía, además, excluir -como exige el tribunal- los productos procedentes del Sáhara Occidental, que deberían llevar explícito el Sáhara Occidental como origen.

“Una posición que se inscribe en una lógica de guerra económica total que pretende instaurar mecanismos de reciprocidad, cuotas vinculantes y controles reforzados, según indica el grupo del partido en el Parlamento Europeo, en nombre de los desequilibrios percibidos en el mercado agrícola europeo, un aumento del 18 % en las exportaciones marroquíes de tomates en los últimos meses, lo que acentúa la presión sobre los productores europeos, acusaciones de incumplimiento de las normas sociales y medioambientales europeas e incluso una posible evasión fiscal, estimada en unos 70 millones de euros”, detalla la información.

"La carta marroquí" de Génova

“En resumen, dos actos francamente hostiles en pocos días. Y dos recordatorios de que, para el PP, la carta marroquí sigue siendo un instrumento de presión política interna y una cómoda palanca electoral”, acusa abiertamente el artículo, quien asegura que el histórico y solitario cambio de posición de Sánchez en el Sáhara, alineándose con Rabat, fue vivido por la derecha “como una traición al 'equilibrio de consenso' que satisfacía a Argel y a los separatistas”. En realidad, la nueva posición ha sido censurada por todo el arco parlamentario excepto el PSOE. E incluso voces internas del PSOE han criticado el volantazo protagonizado por Sánchez y el ministro de Exteriores José Manuel Albares.

“Desde entonces, el PP no ha dejado de martillear su rechazo a esta línea. En cada cita electoral o crisis interna, resurge el tema marroquí. La invitación al Polisario al Congreso es una forma de recordar al PSOE que el Sáhara sigue siendo un ángulo de ataque para debilitar a la mayoría. La ofensiva agrícola en Bruselas sigue la misma lógica: reunir a la base electoral rural, preocupada por la competencia marroquí, y señalar la supuesta pasividad del Gobierno de Sánchez frente a Rabat”, dice un supuesto experto desde el anonimato incluido en el artículo.

“La invitación al Polisario y el ataque al acuerdo agrícola no son accidentales. Se inscriben en un mismo reflejo táctico, el de instrumentalizar la cuestión marroquí para poner en aprietos a la izquierda en el poder. Pero, sobre todo, ilustran un desfase cada vez mayor. Mientras Marruecos avanza en la escena internacional, el PP sigue jugando con un viejo programa, el de una vecindad tensa y un Sáhara percibido como moneda de cambio”, desliza la pieza.

Y añade una advertencia, la enésima de la última semana y media: “Este juego es peligroso y la relación de fuerzas actual ya no es la de los años 90 o 2000. El apoyo masivo a la marroquinidad del Sáhara ha ganado un terreno imposible de contrarrestar. Desde grandes potencias como Estados Unidos, Francia y el Reino Unido hasta los países más influyentes de África, como Ghana o Kenia, pasando por el mundo árabe con Siria o Sudamérica”.

Las herramientas de Rabat: migración y lucha antiterrorista

Y, en una amenaza abierta, el periódico recuerda que “Rabat tiene sólidas palancas de influencia”. “Su papel en la cooperación migratoria y la lucha contra el terrorismo ya no es necesario demostrarlo. La asociación estratégica entre Rabat y Madrid, encarnada en la coorganización de la Copa del Mundo de 2030 con Portugal, hace que el discurso y la actitud del PP sean cosa del pasado. El acuerdo actual, indispensable, es un obstáculo difícil de superar para la derecha española, incluso en caso de volver al poder”, indica. “Al apuntar explícitamente al Sáhara, el PP da un paso político. Este cuestionamiento del acuerdo comercial tiene como objetivo, en realidad, socavar la base de los intercambios entre los dos países y, más ampliamente, entre Marruecos y la Unión Europea”.

“La agricultura marroquí tiene un gran peso en el abastecimiento invernal europeo, y cualquier freno se volvería rápidamente en contra de los propios productores españoles, dependientes de la mano de obra estacional y de los flujos logísticos marroquíes. Pero políticamente, la señal es clara. El PP juega la carta de la ruptura, aunque sea a costa de un pulso comercial del que Madrid probablemente saldría perdiendo. Entre Rabat y Madrid, la línea divisoria sigue siendo la misma de siempre. Interdependencia y desconfianza. España necesita a Marruecos para mantener sus fronteras meridionales y contener la presión migratoria. España, por su parte, es el primer socio comercial europeo de Marruecos. Para el Reino, también es un trampolín hacia Bruselas. Pero para la derecha española, el imaginario poscolonial, ampliamente superado, sigue muy vivo”.

La asfixia de Ceuta y Melilla

Al congreso del PP y la ponencia política, respaldando el derecho internacional en el conflicto del Sáhara, le sucedió el cierre unilateral y sin explicaciones de las aduanas comerciales de Ceuta y Melilla en el que algunos vieron una medida de presión sobre dos ciudades autónomas cuya soberanía reclama Rabat y que están gobernadas por el PP. “¿Es el repentino cierre de las aduanas de Ceuta y Melilla tras la invitación del Polisario una advertencia? Para Marruecos, el Sáhara es una línea roja. Pero la diplomacia marroquí opta casi siempre por el silencio estratégico, prefiriendo acumular apoyos internacionales antes que enzarzarse en estériles enfrentamientos. Por mucho que le pese al PP, el futuro de las relaciones entre Marruecos y España no se juega únicamente en Madrid, sino que se negocia en Bruselas, en Washington, en las capitales africanas y en las demás capitales de la UE. Y el Gobierno de Sánchez se mantiene firme: el eje Rabat-Madrid es demasiado valioso como para sacrificarlo en el altar de la sobrepuja partidista”, responde el artículo.

“El PP puede seguir agitando la amenaza saharaui para movilizar a sus votantes y poner en aprietos al Partido Socialista. Pero sobre el terreno, la dinámica parece irreversible. El Sáhara marroquí se está integrando progresivamente en las redes comerciales, diplomáticas, culturales e incluso deportivas mundiales. Paradójicamente, cada crisis simbólica confirma que Rabat es hoy un actor demasiado importante como para que sus vecinos europeos puedan seguir jugando a contracorriente de forma duradera”, concluye con el tono envalentonado que usa habitualmente la agresiva política exterior alauí.