Más de un centenar de organizaciones humanitarias internacionales han lanzado este miércoles un llamamiento urgente ante la catástrofe humanitaria que se vive en la Franja de Gaza, donde la hambruna masiva se expande sin control y las restricciones impuestas por el Gobierno de Israel impiden el ingreso de ayuda vital.

En un comunicado conjunto, las organizaciones instan a la comunidad internacional "a tomar medidas inmediatas y decisivas para poner fin al asedio" y permitir el acceso total y sin restricciones a la ayuda humanitaria.

A dos meses de la implementación del esquema controlado por Israel conocido como Gaza Humanitarian Foundation, la situación humanitaria ha empeorado drásticamente. Trabajadores humanitarios en el terreno, junto con la población local, hacen fila por alimentos, enfrentando el riesgo de ser atacados mientras intentan conseguir comida para sus familias. “Cada mañana, la misma pregunta se repite en Gaza: ¿comeré hoy?”, relata un representante de una de las agencias firmantes.

Según cifras de las Naciones Unidas, al menos 875 personas han muerto desde enero mientras intentaban acceder a comida, 201 de ellas en rutas de ayuda y el resto en puntos de distribución. Mientras tanto, casi dos millones de palestinos han sido desplazados por la fuerza, confinados en menos del 12 % del territorio gazatí, según órdenes emitidas por las fuerzas israelíes, la más reciente el 20 de julio.

Toneladas de ayuda esperan bloqueadas por Israel

Tanto dentro como fuera de Gaza, toneladas de alimentos, agua potable, medicinas, suministros de emergencia y combustible están almacenados, sin poder ser distribuidos debido a los obstáculos impuestos por Israel. “Los niños dicen a sus padres que quieren ir al cielo, porque allí hay comida”, relató un trabajador que brinda apoyo psicosocial.

Las organizaciones denuncian que el sistema humanitario liderado por la ONU no ha fallado, sino que ha sido sistemáticamente bloqueado. Médicos reportan niveles récord de desnutrición aguda, en particular entre niños y ancianos, mientras enfermedades como la diarrea aguda se extienden y las calles se llenan de basura. En promedio, apenas 28 camiones de ayuda ingresan a Gaza por día, insuficientes para atender a más de dos millones de personas.

A pesar de recientes anuncios por parte de la Unión Europea e Israel sobre un supuesto aumento en la asistencia, las organizaciones afirman que no hay cambios reales sobre el terreno. “Cada día sin un flujo constante de ayuda significa más muertes por enfermedades prevenibles”, advierten.

El manifiesto exige a los gobiernos que garanticen un alto el fuego inmediato y permanente; abran todos los pasos terrestres sin restricciones; restauren el ingreso completo de alimentos, agua, medicinas, suministros y combustible; rechacen los modelos de distribución controlados militarmente; aseguren una respuesta humanitaria liderada por la ONU y basada en principios humanitarios; y detengan la transferencia de armas hacia la región.

Las medidas simbólicas como los lanzamientos aéreos o acuerdos defectuosos no sustituyen la responsabilidad legal y moral de los Estados. No pueden continuar escudándose en promesas vacías mientras los civiles palestinos mueren”, concluye el comunicado.

Entre los firmantes se encuentran importantes organizaciones internacionales como Médicos Sin Fronteras, Oxfam, Amnistía Internacional, CARE, Save the Children, Acción contra el Hambre, y War Child UK, junto a decenas de entidades regionales y religiosas. Las organizaciones advierten que, sin una acción inmediata, "no quedarán vidas por salvar".

Comunicado íntegro

Mientras el asedio del Gobierno israelí mata de hambre a la población de Gaza, los trabajadores humanitarios se unen ahora a las mismas colas para recibir alimentos, arriesgándose a ser disparados solo por alimentar a sus familias. Con los suministros totalmente agotados, las organizaciones humanitarias están viendo cómo sus propios colegas y socios se consumen ante sus ojos.

Exactamente dos meses después de que el plan controlado por el Gobierno israelí, la Fundación Humanitaria de Gaza, comenzara a funcionar, más de 100 organizaciones están dando la voz de alarma e instando a los gobiernos a actuar: abrir todos los pasos fronterizos terrestres; restablecer el flujo completo de alimentos, agua potable, suministros médicos, artículos de refugio y combustible a través de un mecanismo basado en principios y dirigido por las Naciones Unidas; poner fin al asedio y acordar un alto el fuego ahora mismo.

«Cada mañana, la misma pregunta resuena en Gaza: ¿comeré hoy?», dijo un representante de una agencia.

Las masacres en los lugares de distribución de alimentos en Gaza se producen casi a diario. Hasta el 13 de julio, la ONU confirmó que 875 palestinos habían muerto mientras buscaban alimentos, 201 en las rutas de ayuda y el resto en los puntos de distribución. Miles más han resultado heridos. Mientras tanto, las fuerzas israelíes han desplazado por la fuerza a casi dos millones de palestinos agotados con la última orden de desplazamiento masivo emitida el 20 de julio, que confina a los palestinos a menos del 12 % de Gaza. El PMA advierte de que las condiciones actuales hacen insostenibles las operaciones. El hambre de la población civil como método de guerra es un crimen de guerra.

A las afueras de Gaza, en almacenes, e incluso dentro de la propia Gaza, toneladas de alimentos, agua potable, suministros médicos, artículos de refugio y combustible permanecen intactos, ya que las organizaciones humanitarias no pueden acceder a ellos ni distribuirlos. Las restricciones, los retrasos y la fragmentación del Gobierno de Israel en el marco de su asedio total han provocado el caos, la hambruna y la muerte. Un trabajador humanitario que presta apoyo psicosocial habló del impacto devastador en los niños: «Los niños dicen a sus padres que quieren ir al cielo, porque al menos allí hay comida».

Los médicos informan de tasas récord de malnutrición aguda, especialmente entre los niños y las personas mayores. Se están propagando enfermedades como la diarrea aguda, los mercados están vacíos, los residuos se acumulan y los adultos se derrumban en las calles por el hambre y la deshidratación. La distribución en Gaza es de una media de solo 28 camiones al día, muy lejos de lo necesario para más de dos millones de personas, muchas de las cuales llevan semanas sin recibir ayuda.

El sistema humanitario liderado por las Naciones Unidas no ha fallado, se le ha impedido funcionar.

Las agencias humanitarias tienen la capacidad y los suministros para responder a gran escala. Sin embargo, al negársenos el acceso, se nos impide llegar a quienes lo necesitan, incluidos nuestros propios equipos, agotados y hambrientos. El 10 de julio, la UE e Israel anunciaron medidas para aumentar la ayuda. Pero estas promesas de «progreso» suenan huecas cuando no hay cambios reales sobre el terreno. Cada día que pasa sin un flujo sostenido significa más personas muriendo de enfermedades prevenibles. Los niños mueren de hambre mientras esperan promesas que nunca llegan.

Los palestinos están atrapados en un ciclo de esperanza y desilusión, esperando ayuda y alto el fuego, solo para despertar a condiciones cada vez peores. No se trata solo de un tormento físico, sino también psicológico. La supervivencia es como un espejismo. El sistema humanitario no puede funcionar con falsas promesas. Los trabajadores humanitarios no pueden operar con plazos cambiantes ni esperar compromisos políticos que no se cumplen.

Los gobiernos deben dejar de esperar permiso para actuar. No podemos seguir esperando que los acuerdos actuales funcionen. Es hora de tomar medidas decisivas: exigir un alto el fuego inmediato y permanente; levantar todas las restricciones burocráticas y administrativas; abrir todos los pasos fronterizos terrestres; garantizar el acceso a todas las personas en toda Gaza; rechazar los modelos de distribución controlados por el ejército; restablecer una respuesta humanitaria basada en principios y dirigida por las Naciones Unidas, y seguir financiando a las organizaciones humanitarias imparciales y basadas en principios. Los Estados deben adoptar medidas concretas para poner fin al asedio, como detener el traslado de armas y municiones.

Los acuerdos parciales y los gestos simbólicos, como los lanzamientos aéreos de ayuda o los acuerdos de ayuda defectuosos, sirven para encubrir la inacción. No pueden sustituir las obligaciones legales y morales de los Estados de proteger a la población civil palestina y garantizar un acceso significativo a gran escala. Los Estados pueden y deben salvar vidas antes de que no quede ninguna por salvar.