El pueblo de Venezuela está secuestrado. El 28 de julio de 2024 acudió por última vez a la urnas para votar a su presidente con la esperanza de que su voto valía para impulsar un cambio. Sin embargo, horas después del cierre de las urnas los venezolanos comprobaron que su voto, si es contrario al régimen chavista, no vale nada. Al chavismo le gustan las elecciones, así que este domingo celebran municipales, pero no las convoca para perderlas.
Para sorpresa de Maduro, que optaba a la reelección, y sus acólitos, el resultado fue claramente favorable a Edmundo González, el candidato avalado por la oposición unidad, bajo la guía de María Corina Machado. El régimen se atribuyó la victoria pero sin presentar las actas que avalaran ese resultado.
La oposición dio a conocer las actas gracias a una movilización masiva: confirmaban la victoria clara de Edmundo González por el 67% frente al 30% de Maduro. A partir de ese momento, se desencadenó una operación de propaganda férrea para sostener que Maduro había ganado a la vez que el aparato represor hostigaba a todo aquel que lo ponía en duda. En consecuencia el presidente electo, Edmundo González, que cumple 76 años a finales de agosto, huyó de Venezuela y se instaló en España.
La reacción del régimen chavista confirmó al venezolano que no hay posibilidad de que su voto tenga la validez que tienen los votos en los sistemas democráticos. Podrá votar, y así convocaron las regionales del 25 de mayo, y las municipales, pero solo lo que quiera el chavismo. El venezolano no tiene un gobierno legítimo, ni instituciones legítimas. Los cuerpos de seguridad responden al modelo chavista. La sociedad venezolana convive con ello y con la normalización del horror.
Para Carmen Beatriz Fernández, consultora política en DataestrategIA, "la elección fue un quiebre importante, un antes y un después. Hasta entonces se habían mantenido las formas. Había un sistema electoral desequilibrado pero auditable. Tenía rendijas. El mensaje es que pueden jugar a la democracia pero jamás perder el poder. Es un juego distinto, donde el régimen de Maduro ha intentado pasar la página con convocatorias a distintas elecciones fake. El 29 de julio se desdibujó el voto como instrumento del cambio".
Lo que sucedió hace un año no extrañó a Armando Armas, abogado y ex diputado de la Asamblea Nacional. "El problema es que el chavismo es una organización criminal. Y como criminales roban, trituran, estafan, extorsionan y matan. Literalmente. En el pasado hubo elecciones que la oposición ganó como algunas gobernaciones en el año 2008, y lo que pasó es que les quitaron competencias constitucionales. En 2015 ganamos por abrumadora mayoría el parlamento nacional, igual de facto no lo reconocieron. Luego hubo unas elecciones regionales y gobernadores como Andrés Velázquez de Bolívar ... Es decir, la lógica del chavismo es hacer elecciones porque le da buena prensa y siempre abren espacios de 'negociación' para comprar o extorsionar a dirigentes de oposición".
A su juicio, la lección es que "los votos no son y no serán suficientes para salir del chavismo. Es una revolución con todo lo que eso implica. Pretensión hegemónica y carencia de cualquier tipo de límites al poder."
Una oposición jibarizada
La oposición venezolana ha quedado jibarizada, prácticamente no existe. Los que se siguen presentando a las convocatorias chavistas han sido abducidos. Todos los partidos políticos que representaban un cambio han sido pulverizados. Los que se montaron en el camión con María Corina Machado durante su campaña están presos o en el exilio. Esta semana Machado recordaba que Juan Pablo Guanipa lleva dos meses entre rejas. Su delito es apoyar el cambio y subirse a ese camión.
Juan Pablo Guanipa, ex vicepresidente de la Asamblea Nacional, no es una excepción. El régimen chavista, comandado por Nicolás Maduro, ha puesto fuera de la circulación a todos los que considera incómodos. A veces, si no puede atrapar al político en cuestión, acosa a su familia o detiene a algún miembro, como es el caso del yerno de Edmundo González, Rafael Tudares, que lleva desde enero en prisión.
En el último balance de Foro Penal son 853 los presos políticos en Venezuela. Sigue funcionando el sistema de puerta giratoria: cuando hay liberaciones luego compensan unos días más tarde con nuevos arrestos. El objetivo es sembrar el terror y que todo el mundo se sienta intimidado. Los venezolanos saben que de un momento a otro pueden perder su libertad condicionada, sus propiedades, sean pocas o muchas, su trabajo, porque no hay garantías.
Maria Corina resiste
De la oposición la única que queda, aislada y escondida, es María Corina Machado. Trata de mantener viva la idea de que representa la alternativa y de que no se puede perder la esperanza de una Venezuela libre. El régimen sabe que no puede apresarla porque la convertiría en una mártir, pero no esconde su deseo de que se exilia. Los opositores exiliados quedan en el limbo. Sería la forma de que cayera en el olvido, por eso ella se resiste con uñas y dientes.
"En el último año, Maduro ha logrado consolidar aún más su poder, casi eliminando por completo la presencia de la oposición venezolana en la vida política del país y aumentando la persecución política. Tras la elección presidencial fraudulenta de 2024, el gobierno ganó una supermayoría legislativa en las elecciones de mayo y está preparado para una victoria contundente en las elecciones municipales tras un empeoramiento en las condiciones electorales y un boicot de grandes partes de la oposición. A la vez, el gobierno ha aumentado el número de presos políticos, una estrategia que ha utilizado para tapar críticas internas y ganar espacios de diálogo con actores internacionales como Estados Unidos", señala el profesor John Polga-Hecimovich, autor de Authoritarian Consolidation in Times of Crisis: Venezuela under Nicolás Maduro.
El 'amigo americano' de la oposición
Según Carmen Beatriz Fernández, la variable de EEUU puede desempeñar un papel relevante. "Hay en EEUU dos actores clave que caminan en direcciones opuestas:
el Departamento de Estado, con Marco Rubio al frente, que defiende una línea distinta al enviado de Trump, Richard Grenell, que aboga por una suavización de las sanciones petroleras para hacer mejores negocios. La línea dura es la de Marco Rubio para quien cualquier negocio con Venezuela alienta a la dictadura. Esa confrontación aún no está resuelta y eso terminará definiendo qué pasa con Venezuela".
Según John Polga-Hecimovich, la balanza se inclina claramente hacia la vía más pragmática. "Hasta ahora, y a pesar de las fuertes amenazas, el gobierno de Trump ha favorecido una relación pragmática, no de línea dura, con Maduro. Esta semana, por ejemplo, el gobierno estadounidense renovó una licencia a Chevron para reanudar sus operaciones en Venezuela, cuatro meses después de haberla cancelado. A cambio, Venezuela ha intensificado su colaboración en materia de deportaciones, aceptando regularmente al menos dos vuelos semanales desde hace meses. Además, hubo un reciente intercambio de prisioneros entre Venezuela, Estados Unidos y El Salvador, que incluyó a más de 250 venezolanos deportados. Todo esto señala a un cambio dramático entre las relaciones de los dos países durante la primera administración de Trump".
Hay quienes creen que considerar a Venezuela una dictadura lleva a error a la hora de evaluar su relevancia. Como señala Armando Armas, se trata de "una narco-tiranía que mantiene lazos estrechos con potencias mundiales como China, Rusia e Irán -y por supuesto Cuba que sin ser una potencia es un país bajo un régimen que por mucho tiempo ha sido subestimado".
De esta forma se explica que sea tan difícil derribar a Maduro, ya que se trata de "una pieza clave en un conglomerado que sirve para lavar dinero y dar vía libre al narcoterrorismo internacional", en palabras de un activista interno en el anonimato.
A la espera del cisne blanco
A pesar de que este año ha sido trágico en Venezuela, queda espacio para la esperanza. Para Armas, "puede haber una ventana de oportunidad para una transición en Venezuela en unos 18 meses y dependerá mucho de cómo se configuren las fuerzas políticas del continente. Especialmente en Brasil, Colombia, Guyana y Perú en donde habrán elecciones".
Carmen Beatriz Fernández se refiere a cómo en política internacional siempre hay un espacio para lo imprevisto y lo inesperado. "La esperanza es que haya alguna sorpresa. En momentos como estos hay que ser consciente de que siempre surge algo inesperado. Lo improbable en las dinámicas sociales sucede con más frecuencia de lo que creemos. Hay muchos cisnes blancos".
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