Francia ha vivido un lunes trepidante. El primer ministro Sébastien Lecornu ha dimitido este lunes 14 horas después de formar gobierno y el presidente Emmanuel Macron ha aceptado su renuncia. Más tarde, Macron le ha convocado al Elíseo y le ha convencido para formar "una plataforma de acción" para la "estabilidad del país". Lecornu se ha dado tiempo hasta el miércoles por la tarde. "He aceptado la demanda del presidente de conducir las últimas conversaciones con las fuerzas políticas", ha escrito en su cuenta de X Lecornu, que no parece que quiera seguir como primer ministro. Es el último cartucho de Macron, que ha dicho que asumirá "sus responsabilidades" en caso de que Lecornu no lo consiga.

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Macron había nombrado a Lecornu, de 39 años, hace solo 27 días. Es el tercer primer ministro que cae en Francia en menos de un año. "Las condiciones no se han dado" para seguir al frente del Gobierno, ha dicho Lecornu en su comparecencia ante los medios en el Palacio de Matignon. Pasará a la Historia como el más breve de la V República a no ser que suceda un milagro y logre un consenso.

Lecornu se había negado previamente a utilizar el artículo 49.3, es decir, aprobar las leyes por decreto. Lecornu ha dicho que ha intentado sin éxito "construir un camino sobre temas que habían podido ser objeto de bloqueos", como el seguro de desempleo, la Seguridad Social para "elaborar una hoja de ruta" con la base común.

Ha aludido al bloqueo existente porque "cada partido político intenta que el otro adopte la totalidad de su programa". Y ha reconocido que la formación del gobierno había sido un proceso "poco fluido". Lecornu ha criticado a aquellos que han puesto por delante sus "apetitos partisanos" que el bien del país.

La pataleta de Retailleau

Tras varios días de incertidumbre sobre la participación de Los Republicanos en este Gobierno, Bruno Retailleau aceptó seguir al frente del Ministerio del Interior.
Sin embargo, el domingo por la noche denunció en X un "gobierno que no refleja el cambio prometido" por Lecornu. Convocaba al comité estratégico de Los Republicanos, el partido conservador que hasta ahora ha apuntalado la frágil mayoría de los macronistas.

"No es solo la cuestión del lugar que ocupan los Republicanos en el Gobierno lo que plantea problemas, sino también el equilibrio entre las fuerzas del bloque común. El estrechamiento en torno a Renaissance no nos parece que se ajuste del todo al espíritu de los tiempos", han indicado fuentes del entorno de Bruno Retailleau a BFMTV. Tras conocerse la renuncia de Lecornu, Retailleau le ha acusado de ocultarle el nombramiento de Bruno Le Maire en Defensa.

La mayoría de los altos cargos del Gobierno anunciados el domingo por la noche se mantuvieron sin cambios, incluidos Gérald Darmanin como ministro de Justicia y Rachida Dati como ministra de Cultura. El Ministerio de Economía recayó en Roland Lescure, un aliado de Macron que ya había ocupado el cargo de ministro de Industria y Energía al comienzo del segundo mandato de Macron.

Sorprendió que Bruno Le Maire, aliado de Macron que había ocupado el cargo de ministro de Economía durante siete años de su presidencia, regresara al Gobierno como ministro de Defensa. A Le Maire le responsabilizan los conservadores de la deriva presupuestaria. En líneas generales, se vio este nuevo gabinete como un déjà vu y una clara apuesta por el empresariado.

Volver a las urnas

Jean-Luc Mélenchon, cabecilla de la Francia Insumisa, ha calificado de "circo" el plant de los Republicanos. La jefa del grupo parlamentario de los melenchonistas, Mathilde Panot, ha dicho que se inicia "la cuenta atrás" y ha pedido a Macron que se vaya.

El líder de Reagrupación Nacional, Jordan Bardella, ha pedido a Macron que convoque elecciones. "No puede haber estabilidad sin una vuelta a las urnas tras la disolución de la Asamblea Nacional", ha dicho Bardella a BFMTV, tras la dimisión de Lecornu. Marine Le Pen ha indicado que la única decisión sabia es volver a votar. En su cuenta de X, el partido de Marine Le Pen ha escrito: "Macron debe elegir: disolución o dimisión, y rápido".

La Asamblea Nacional se reparte en tres bloques: la izquierda y la extrema izquierda que abandera Mélenchon aunque no es diputado; la extrema derecha de Le Pen y Bardella: y los macronistas (Renaissance) y sus aliados como los Republicanos. El bloqueo impide a los primeros ministros nombrados por Macron poner en marcha sus políticas. Los socialistas, que se aliaron con la Francia Insumisa en las legislativas del verano de 2024, son pocos pero fundamentales. Condicionan su apoyo al gobierno a medidas que impiden aplicar las reformas propuestas por Macron y los suyos.

El impás que marca Macron

La pelota ha vuelto de nuevo al presidente Macron, que tenía tres opciones: encargar el gobierno a otro primer ministro, convocar elecciones o dimitir él mismo, lo que ha descartado en reiteradas ocasiones. A mediodía los medios franceses ya revelaron que Macron no iba a hablar este lunes. Ha convocado a Lecornu y ha logrado que lo intente de nuevo. Ha comprado tiempo aunque en 48 horas es dudoso que cambie el panorama. Es una señal de que Macron ya no tiene más nombres en la cartera.

Apenas han pasado 15 meses desde la última vez que los franceses acudieron a las urnas para elegir a los miembros de la Asamblea Nacional. El 9 de junio de 2024 Macron sorprendió con una convocatoria anticipada tras la victoria de Reagrupación Nacional de Le Pen en las europeas. El bloque más fuerte fue la Francia Insumisa, algo inesperado, pero Macron se negó a ofrecer la jefatura del Gobierno a los más radicales. Desde entonces cada primer ministro, como le ocurrió a Michel Barnier y a François Bayrou, ha de hacer equilibrios para sobrevivir.

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