Le faltaban 49 votos para la mayoría y ha visto que se quedaba corto. El presidente francés, Emmanuel Macron, ha ordenado a la primera ministra, Elizabeth Borne, que recurra al artículo 49.3 para aprobar la reforma de las pensiones, que aumentan la edad de jubilación de los 62 a los 64 años. Este artículo permite a la primera ministra que se apruebe el texto por decreto, sin votación en la Asamblea Nacional.

La sala ha recibido a la jefa del gobierno con gritos de "Manu, Manu, no al 49.3, tu reforma no sale adelante", coreados como si estuvieran en un campo de fútbol. La presidenta de la Asamblea Nacional, Yaël Braun-Pivet, ha suspendido la sesión unos minutos para tratar de que volviera la calma sin éxito. "La Asamblea quiere votar. La calle va a retirarla".

Borne ha tratado de explicar las razones de la decisión, sobre todo ha destacado que el gobierno actúa "por responsabilidad", entre el silencio de los aliados del gobierno y la exaltación de la oposición contra el decreto, un arma de doble filo. "Esta reforma es necesaria", ha dicho a voz en grito para hacerse escuchar.

"Hay incertidumbre en unos pocos votos" en cuanto a la aprobación de la reforma, pero "no podemos correr el riesgo de ver derrumbarse 175 horas de debate parlamentario, de ver desechado el compromiso, construido por dos asambleas". Ha añadido: "El texto ya se ha consensuado en una comisión mixta de diputados y senadores".

Es un recurso legítimo, pero encierra un gran riesgo, ya que los manifestantes van a enfurecerse. En esta legislatura ya se ha utilizado en una decena de ocasiones. Pero esta reforma, emblemática para Macron y para los franceses, tiene una lectura diferente. Además, ha puesto en evidencia que el presidente carece de apoyo suficiente en el Legislativo.

La oposición recurrirá a una moción de censura, como ha anunciado que lo hará Marine Le Pen, líder de Agrupación Nacional, el principal grupo contrario al gobierno. De momento se han presentado varias y todas las ha perdido. Macron cuenta con el bloque más numeroso en la Asamblea Nacional, en total 250 escaños, pero no con la mayoría absoluta (289). Sin embargo, en esta ocasión todo indica que tendría más opciones.

Los Republicanos, conservadores, cuentan con 61 diputados y queda claro que no han logrado recabar suficientes apoyos en sus caladeros. Después de varias reuniones con sus ministros más cercanos, incluida Borne, Macron ha decidido no correr el riesgo. Las cuentas no salían.

"Este modo de proceder nos hace pensar sobre el funcionamiento de nuestra democracia. Es una ley que no quiere la mayoría de los franceses", ha dicho Marine Le Pen. "Estamos en una situación de crisis política. Es un fracaso total del gobierno. Y un fracaso del presidente Macron". Ha añadido que Borne debería dimitir.

Poco antes, el Senado sí había dado luz verde a la ley con 193 votos a favor y 114 en contra. Pero ahí se quedó su recorrido en las Cámaras. En caso de derrota, la primera ministra habría dimitido. El ambiente en la Asamblea Nacional, de protesta airada, hace prever que en las calles seguirá la batalla contra esta reforma, que en realidad ha cambiado bastante con respecto a su versión original. De todas formas, mantiene el aumento de la edad de jubilación y el aumento progresivo de los años de cotización hasta 43 para cobrar toda la pensión. Cientos de miles de personas han salido a las calles en toda Francia este miércoles en la octava convocatoria de protestas.

Según el instituto de sondeos Ifop, la opinión pública considera que recurrir al artículo 49.3 es autoritario, no una muestra de autoridad. "Los ciudadanos quieren más transparencia, más democracia", ha dicho a Politico Fréderic Dabi, director general de Ifop. Macron se ha visto en un callejón sin salida y ha activado todas las alarmas. Está por ver si el gobierno sobrevivirá a esta estratagema tan arriesgada.