Donald Trump ha firmado este miércoles una orden ejecutiva para "restituir" el Columbus Day, el festivo que conmemora la llegada de Cristóbal Colón a América. La medida tiene más de gesto que de novedad: el día nunca dejó de existir como festivo federal en Estados Unidos, pese a las sucesivas revisiones simbólicas que lo acompañaron durante la era Biden, cuando se añadió la mención al Día de los Pueblos Indígenas. Pero la ocasión ha permitido a Trump ensayar un número de patriotismo revisionista en clave electoral y, de paso, ignorar el background histórico de la festividad, que le obligaría a hablar de la comunidad latina zaherida por las deportaciones.
"Good. Columbus Day. We're back, italians. Okay. We love the Italians. Okay", improvisó el presidente tras firmar la orden, en un arranque que parecía sacado de un monólogo de Saturday Night Live más que de una proclamación solemne. En el texto oficial, Colón es presentado como "el héroe original de América, un gigante de la civilización occidental", y su travesía de 1492 como el principio de "la herencia orgullosa de fe" de los Estados Unidos.
"Nacido en Génova, Italia, en 1451, Colón se convirtió rápidamente en un titán de la Era de los Descubrimientos. El 3 de agosto de 1492, tras años de intenso estudio, preparación y solicitudes, Cristóbal Colón consiguió financiación de la Corona española para emprender una audaz expedición que la mayoría consideraba imposible. Por encargo de Fernando e Isabel de España, Colón y su tripulación embarcaron en tres pequeños barcos –la Niña, la Pinta y la Santa María– para zarpar en un peligroso viaje a través del Atlántico. Le guiaba una noble misión: descubrir una nueva ruta comercial hacia Asia, traer gloria a España y difundir el Evangelio de Jesucristo en tierras lejanas", describe la declaración de Trump, antes de entrar en terrenos más pantanosos... y actuales.
El texto denuncia además una "campaña despiadada de la izquierda" para borrar ell nombre del descubridor y promete "recuperar su legado extraordinario de fe, valor y virtud". Vinculado, eso sí, a la comunidad italiana, que ha patrimonializado la figura de Colón y su festividad (12 de octubre, pero oficialmente el segundo lunes de octubre, para hacerlo puente) frente a los latinos.
Un puente sagrado
El problema, según han recordado varios medios estadounidenses, es que no había nada que recuperar. The New York Times precisó en abril, cuando Trump anunció su intención de restituir la fiesta exclusivamente como Columbus Day, que "nunca fue cancelada", ni siquiera durante el mandato de Joe Biden, que en 2021 decidió acompañarlo con el Día de los Pueblos Indígenas. La festividad continúa celebrándose con desfiles en ciudades como Nueva York, donde la estatua de Colón en Columbus Circle sobrevivió a los debates sobre su derribo.
La disputa es, en realidad, simbólica. Trump convierte un festivo intacto en un acto de resistencia cultural, un guiño a su electorado italoamericano y a quienes ven en el anticolonialismo una forma de censura histórica. En abril ya había escrito en su red social Truth Social que estaba "rescatando el Columbus Day de las cenizas" y acusó a los demócratas de "hacer todo lo posible para destruir a Cristóbal Colón, su reputación y a todos los italianos que lo aman tanto".
El origen del día que ahora dice restaurar fue, paradójicamente, un intento de reparación: la primera celebración se organizó tras el linchamiento de once inmigrantes italianos en Nueva Orleans en 1891, y Franklin D. Roosevelt lo convirtió en festivo nacional en 1934. Desde entonces ha sobrevivido a los vientos políticos de cada época. Este año, el 13 de octubre, segundo lunes de octubre, volverá a ser Columbus Day por decreto presidencial, aunque en realidad nunca dejó de serlo.
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