En la película de Stanley Kubrik ¿Teléfono Rojo? Volamos hacia Moscú (en inglés, Dr Strangelove or How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb) de 1964 los guionistas (entre ellos Kubrik) imaginan una situación cómica sobre la locura de un general que ordena un ataque nuclear sorpresa sobre Moscú y otros militares tratan de evitar el Armagedón y el presidente usa el teléfono rojo (en realidad, una línea de comunicación de mensajes cifrados) para convencer a los soviéticos de que aquello es un error mayúsculo. Aquel filme retrataba en tono de parodia los peligros de la Guerra Fría. En 2025 Trump ha sembrado la confusión al anunciar que va a dar la orden al Pentágono de reanudar las pruebas nucleares, después de 33 años sin hacerlas. De hacerlo, va a tener que desempolvar el teléfono rojo, el símbolo de la Guerra Fría, para solventar errores de cálculo.
Las palabras de Trump, si bien aún está por determinar si son un globo sonda o se traducirán en hechos, despertaron fantasmas del pasado. En los peores días de la Guerra Fría, Estados Unidos, Rusia y China detonaban nuevas armas en la atmósfera y luego bajo tierra. Era una época de amenazas y contraamenazas constantes. Aquello terminó con el Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares de mediados de la década de 1990, aunque no hubo suficientes signatarios que lo ratificaran. El objetivo era frenar la carrera armamentística al impedir nuevas pruebas. En EEUU el último ensayo nuclear tuvo lugar en Nevada en 1992, con George Bush padre en la Casa Blanca.
Un mensaje confuso y lleno de falsedades
En primer lugar, hay que tener en cuenta que Donald Trump realizó el anuncio a través de Truth Social, su red social favorita, justo unas horas antes de verse con el líder chino, Xi Jinping, en Busan, Corea del Sur, el jueves pasado. De alguna forma en ese encuentro Trump se vio forzado a reconocer a Xi como interlocutor parejo y acordaron una desescalada de la guerra comercial. La víspera el líder ruso, Vladimir Putin, dijo que Rusia tenía un nuevo dron submarino con capacidad nuclear, una nueva versión del Poseidón.
Su alusión a las pruebas nucleares podría ser una forma de marcar el territorio, de recordar a Xi y a Putin que EEUU es la primera potencia global. Pero el mensaje es confuso de principio a fin, y está lleno de datos incorrectos.
En un post extenso, Donald Trump dijo: "Debido a que otros países están probando sus programas, he dado instrucciones al Departamento de Guerra [antes Defensa] para que reanude las pruebas de nuestras armas nucleares. Este proceso empezará de forma inmediata".
"No es cierto que EEUU tenga el mayor arsenal nuclear del mundo. Tampoco que otros países estén llevando a cabo pruebas. Tampoco es el Departamento de Defensa el que está a cargo de estas pruebas, sino que es el Departamento de Energía", explica en CNN Matthew Bunn, experto en armas nucleares de la Universidad de Harvard.
Según la Federación de Científicos Americanos, Rusia tiene el mayor arsenal: 5.500 cabezas nucleares, de las cuales 1.700 están desplegadas y 2.600 en la reserva; EEUU cuenta con 5.200, de ellas 1.800 desplegadas; y China les sigue de lejos con 600 ojivas. Sin embargo, el Pentágono calcula que China tendrá 1.000 cabezas nucleares en 2030 y en 2035 puede equiparar a EEUU.
Como señala Matthew Bunn, Rusia no ha realizado ningún ensayo nuclear desde los últimos años de la Unión Soviética. Y China tampoco los ha hecho en los últimos 29 años. Es cierto que Trump puede aludir a las pruebas recientes de las que ha presumido Putin de dos vectores de armas nucleares: un misil de crucero de propulsión nuclear y un torpedo submarino, el Poseidón, capaz de provocar tsunamis en la costa oeste de Estados Unidos.
Un plan costoso que alentaría a las potencias rivales
En un artículo sobre el anuncio de Trump publicado en el Bulletin of the Atomic Scientists el experto en armas nucleares Hans Kristensen, de la Federación de Científicos Americanos desmiente también a Trump cuando dice que EEUU logró tener más armas nucleares que cualquier otro país del mundo en su primer mandato. "El programa de modernización nuclear actualmente en curso fue iniciado por Obama, Trump no lo terminó y continuará durante otras dos décadas", apunta Kristensen.
Como señala Kristensen, Estados Unidos ya prueba sus misiles (sin cargas nucleares) para garantizar que puedan lanzarse de forma segura y correcta: "Si por pruebas se refiere [Trump] a pruebas con explosivos nucleares, eso sería imprudente, probablemente imposible durante 18 meses, costaría dinero que el Congreso tendría que aprobar".
El proceso de reanudación de las pruebas no sería tan rápido como sugiere Trump. "La Casa Blanca tendría que ordenar al Departamento de Energía de Estados Unidos que ordenara a nuestros laboratorios nucleares nacionales que comenzaran a prepararse para una prueba de ojivas nucleares. Y como Estados Unidos no cuenta actualmente con un programa de pruebas de explosiones nucleares, el Congreso tendría que asignar los fondos necesarios. Sería costoso y llevaría tiempo: una simple explosión requiere entre 6 y 10 meses, una prueba con todos los instrumentos necesarios entre 24 y 36 meses, y una prueba para desarrollar una nueva ojiva nuclear unos 60 meses", añade Kristensen.
Y la medida perjudicaría a los intereses de Estados Unidos porque alentaría a que también las hicieran Rusia y China, y probablemente también de India y Pakistán. "Todos estos países tendrían mucho que ganar con la reanudación de las pruebas", señala el experto. La posición de ventaja de EEUU se acabaría porque permitiría a las otras potencias seguir experimentando. Sería China, en pleno desarrollo de su arsenal nuclear, la más beneficiada en realidad. Además, tanto Rusia como China tardarían menos en poderlas hacer, según los expertos. Es decir, la señal política de mostrar al mundo que Estados Unidos sigue preparada para usar el arma nuclear se volvería en su contra.
Para probar la letalidad de su arsenal, en lugar de las pruebas nucleares, Estados Unidos cuenta con supercomputadoras, máquinas de rayos X superpotentes y un sistemas de láseres gigantesco.
El recuerdo de las islas Marshall
Parece que ahora nos hemos olvidado de lo devastadora que puede ser una explosión, incluso mucho menor que las de Hiroshima y Nagasaki. "La lluvia radiactiva y sus efectos a largo plazo serían el resultado de cualquier explosión futura de armas nucleares que tocara la superficie de la Tierra. La lluvia radiactiva no solo afecta al objetivo, sino también a las áreas circundantes, que podrían estar a cientos de kilómetros de distancia. Y los efectos podrían durar años, incluso décadas", apunta el reportero Walter Pincus en un artículo titulado Los horrores de las pruebas nucleares publicado en el Bulletin of Atomic Scientists.
Pincus rememora los efectos de una prueba en las islas Marshall el 1 de marzo de 1954. Tres décadas más tarde el nivel de plutonio y cesio era mayor que el de las inmediaciones de Chernóbil en varias islas.
En suma como apunta Agnieszka Nimark, investigadora sénior asociada en el Cidob especializada en no proliferación, "no está claro a qué se refiere Trump y hay obstáculos relevantes para reanudar las pruebas nucleares. Sería controvertido y políticamente muy arriesgado".
Nimark subraya también que "la decisión galvanizaría una enorme protesta" en Estados Unidos y en el resto del mundo. "Ahora contamos con un Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares y comprendemos mejor las consecuencias de las pruebas nucleares".
El Reloj del Apocalipsis
Como apunta en The Conversation Tilman Ruff, que forma parte de los Científicos por la Prevención Nuclear, "todo esto hace que el reloj del Apocalipsis, que calibra el nivel de las amenazas existenciales a los que hace frente el mundo, haya avanzado este año más que ningún otro. Vivimos tiempos extraordinariamente peligrosos".
Ya hemos visto que Trump, que se vende con el gran pacificador, un día quiere acabar con las armas nucleares y al día siguiente habla de reanudar las pruebas. Es un proceder peligroso que crea incertidumbre y beneficia a quienes como Putin viven de sembrar el miedo. En este contexto errores como el del militar loco de la película de Kubrik vuelven a ser posibles.
Te puede interesar
1 Comentarios
Normas ›Para comentar necesitas registrarte a El Independiente. El registro es gratuito y te permitirá comentar en los artículos de El Independiente y recibir por email el boletin diario con las noticias más detacadas.
Regístrate para comentar Ya me he registradoLo más visto
hace 12 minutos
Como siempre otro buen artículo extenso y didáctico.
Al narcisista Trump le priva enviar mensajes. Que hablen de él. Sentirse el Presidente más importante y más temido del mundo.
Pero el peligro de ese mundo no viene por él, si no por ese otro narcisista llamado Putin. Como bien lo sabe Ud Sra Alonso, y más aún si sigue residiendo en Varsovia.