La historia se repite como una burla hasta el infinito. Los polacos, que fueron ejemplares en su lucha contra el nazismo, al final de la guerra quedaron vendidos por los aliados occidentales a Stalin. Ahora, los ucranianos, que están resistiendo contra la agresión de Rusia, ven de forma continuada cómo Donald Trump cada vez que proyecta un plan de paz resulta difícil saber si el original se escribió en ruso o en inglés.

"No hemos visto qué concesiones tendría que hacer Rusia y es el país agresor", dijo este jueves de forma clara la Alta Representante para la Política Exterior y de Seguridad, la estonia Kaja Kallas. También ha dejado claro que ningún plan de paz tendrá éxito sin Ucrania. Y los europeos, gran sostén de Ucrania, también reclaman su sitio. Ucrania no quiere ser parte del menú de Trump y Putin.

"Para poder terminar la guerra, los ucranianos y los europeos tienen que acordar los planes. Rusia podría terminar la guerra inmediatamente si deja de bombardear y matar pero no hemos visto concesiones (...) La paz tiene que ser justa y duradera, que los ucranianos y los europeos estén de acuerdo", remarcó Kallas.

Un momento de debilidad de Zelenski

¿De qué habla el nuevo plan? Serían 28 puntos y los habrían discutido el enviado de EEUU, Steve Witkoff, y Kirill Dmitriev, en nombre del Kremlin. Habrían conversado en secreto. Casualmente ¿o no?, esta propuesta sale a la luz en el momento de mayor debilidad del presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, debido a un escándalo de corrupción en el que están implicadas personas de su entorno cercano, como el empresario Timur Mindich, y por la complicada situación en el frente oriental. Está claro que es una estrategia del Kremlin de propiciar la división entre EEUU y los aliados europeos de Kiev.

El contenido del plan corresponde a las demandas de Rusia. Ucrania tendría que hacer concesiones territoriales en Donetsk, incluso mayores a las actuales conquistas de los rusos. Debería aceptar una sustancial reducción de sus Fuerzas Armadas al 40% así como limitar el uso de determinado armamento. Es la mejor forma de facilitar que Rusia pueda definitivamente someter a Ucrania en una siguiente etapa. A cambio EEUU ofrecería unas garantías de seguridad por determinar.

No podría haber tropas extranjeras en territorio ucraniano. Además, tendría que reconocerse el ruso como segundo idioma y se habría de restaurar el culto a la Iglesia ortodoxa rusa, instrumento de propaganda del Kremlin. Rusia sabe perfectamente que es un plan inaceptable para Ucrania, una provocación en toda regla.

Zelenski quiere hablar con Trump

El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, ha reconocido que ya conoce el documento, pero ha sido muy prudente a la hora de evaluarlo. Zelenski señala que quiere hablar sobre su contenido con Donald Trump directamente. Y ha vuelto a subrayar que Ucrania agradece los intentos que está realizando el presidente de Estados Unidos, cuya aportación es única a la hora de poder conseguir la paz.

El líder ruso, Vladimir Putin, maniobra con esta capitulación encubierta mientras ordena bombardeos sobre la población civil. Al menos 26 personas murieron el miércoles por el ataque con un misil sobre un edificio de apartamentos en la ciudad de Ternopil, en el oeste. Hay 90 heridos. Los equipos de rescate siguen buscando desaparecidos: hay una veintena de personas de las que se desconoce el paradero.

Al igual que Zelenski, los líderes europeos han reaccionado con prudencia, pero sin dar relevancia al supuesto plan de paz. El canciller alemán, Friedrich Merz, fue muy claro: la mejor manera de convencer a Rusia de que ha de sentarse a negociar es seguir presionando. Merz está dispuesto a enviar misiles de largo alcance a Kiev, y defiende que se utilicen los fondos congelados de Rusia para que Ucrania siga resistiendo. Necesita al menos 135.000 millones de euros en los dos próximos años.

El ministro de Asuntos Exteriores de Países Bajos, David van Weel, afirmó que se está tratando de la soberanía de Ucrania, "y sin el apoyo de Ucrania, no se obtendrá el respaldo de los europeos". La ministra sueca de Asuntos Exteriores, Maria Malmer Stenergard, que también respalda que se recurra a los fondos rusos, dijo: "Es bastante obvio que Rusia no está dispuesta a mantener conversaciones de paz serias".

"Los ucranianos quieren la paz, una paz justa que respete la soberanía de todos, una paz duradera que no pueda ser cuestionada por futuras agresiones", sostuvo el titular francés de Exteriores, Jean-Noel Barrot. "Pero la paz no puede ser una capitulación".

La paz que pretende Trump con este plan es imposible porque ni es justa ni será duradera. El presidente de Estados Unidos busca un titular que le describa como el artífice de la paz en Ucrania. Al día siguiente ya pasará a otra cuestión. Los rusos lo saben y tratan de convencerle de nuevo de que ellos están dispuestos a negociar, cuando en realidad no ceden nada, simplemente aplazan su objetivo de controlar por completo Ucrania. Allanarían el camino para conseguirlo en una segunda etapa.

Tanto los ucranianos como los europeos, la mayoría salvo el filorruso Orbán o el eslovaco Fico, conocen bien las artimañas de Putin. De nuevo han de poner en marcha su dominio de la diplomacia para impedir que Trump imponga a Ucrania una paz que sería una invitación para que Rusia lograra dinamitar las bases de la relación transatlántica.