"No dejaremos el Consejo Europeo hasta que no lleguemos a una solución para financiar a Ucrania en los próximos dos años". Tanto la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, como el presidente del Consejo Europeo, António Costa, arrancaron la jornada con este contundente mensaje. Esta cumbre europea, la última del año, marca la hora de la verdad de la Unión Europea. Ha sido el primer ministro polaco, Donald Tusk, quien lo ha expresado de forma más certera: "Tenemos ante nosotros una elección simple: dinero hoy o sangre mañana". Al final, tras 16 horas de reuniones, habrá dinero pero sin recurrir a los activos rusos congelados.
El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, que ha asistido a la cumbre de Bruselas, ha sido muy claro: su país estará en quiebra en primavera si no recibe la ayuda. Tendrán que recortar las adquisiciones de drones, su gran baza frente a Rusia. La financiación es necesaria para evitar que Ucrania sucumba tras casi cuatro años de guerra. Los líderes europeos estaban decididos a garantizar los fondos a Ucrania: bien con los activos rusos congelados o bien a cuenta del presupuesto comunitario. "El resultado final, después de hoy, es que nuestro apoyo a Ucrania está garantizado", ha dicho la primer ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen. Dinamarca ejerce la presidencia del Consejo de la UE este semestre.
El Consejo Europeo ha debatido si utilizaba los activos congelados a Rusia como parte de las sanciones de la UE contra Moscú por la invasión de Ucrania para trasladar un crédito sin intereses a Kiev por valor de unos 90.000 millones de euros. Así se cubrirían dos tercios de las necesidades financieras de los ucranianos. Pero no ha podido ser por las garantías exigidas por Bélgica, país donde están depositados la mayor parte de los activos. En su lugar, los países se han visto obligados a acordar un plan de emergencia basado en la deuda conjunta de la UE. Hungría, Eslovaquia y la República Checa no participarán.
"A algunos no les ha gustado.. querían castigar a Putin y tomar su dinero. Pero la política no se ha de llevar por emociones. La racionalidad ha de prevalecer", ha dicho Bart de Weber, el primer ministro belga. De Weber exigía garantías totales de que sería toda la UE la que haría frente a las reclamaciones rusas. Y garantías con reservas por anticipado. En ese caso, y por las dudas de otros países como Italia por las consecuencias legales, se ha optado por un préstamo avalado por el presupuesto comunitario. Hungría, República Checa y Eslovaquia han votado a favor pero sin que ello suponga para ellos una carga financiera.
Los líderes de los Veintisiete han abordado la cuestión mientras degustaban la cena: pan de centeno con salmón ahumado y marisco, lomo de cerdo con corteza crujiente, y de postre pudín de arroz con almendras. En formato cerrado y sin móviles, con sus más cercanos asesores, han librado una contrarreloj para hallar el consenso. Han necesitado 16 horas y al final han tenido que descartar el recurso a los activos rusos congelados, en un varapalo al canciller federal alemán, Friedrich Merz, el gran defensor de esta vía. Para la Comisión Europea tampoco era la mejor solución.
Merz pierde, Meloni gana
Zelenski defendía que la solución más justa era recurrir a los activos rusos congelados. "¿Por qué vamos a dejar a Moscú con la esperanza o la confianza de que el dinero seguirá volviendo sin importar lo que haya hecho?», dijo a los líderes de la UE. "Sé que Rusia está intimidando a diferentes países con respecto a esta decisión. Pero no debemos temer las amenazas, debemos temer que Europa sea débil", añadió Zelenski.
A los líderes de la UE se les han presentado dos opciones para satisfacer las necesidades de financiación de Ucrania, estimadas en 136.000 millones de euros en 2026 y 2027: un "préstamo de reparación" garantizado con los activos rusos congelados o un préstamo conjunto de la UE para financiar a Kiev. La Comisión Europea se hará cargo de un préstamo de 90.000 millones de euros, a la espera que los demás aliados occidentales de Ucrania aporten el resto.
El canciller federal alemán, Friedrich Merz, ha sido el gran defensor de la utilización de los activos rusos. Merz está desempeñando un papel protagonista estos días. Fue el anfitrión el fin de semana y el lunes de las conversaciones entre los líderes europeos, los enviados de Trump y Zelenski. Merz ha sido firme: "Mi opinión es clara: debemos utilizar los activos rusos". El canciller alemán Friedrich Merz ha sostenido que recurrir a los activos enviaba "un mensaje decisivo, ya que Putin solo hará concesiones cuando se dé cuenta de que su guerra no le saldrá rentable".
Suecia, Polonia y Países Bajos han apoyado desde el principio esta vía. Todos ellos han sido reacios a utilizar deuda europea, pero finalmente han cedido. España se sumaba a la mayoría pero no rechazaba utilizar los activos rusos. Finalmente, se ha optado por los eurobonos con excepciones: Ucrania no podía quedarse abocada a la quiebra.
Antes habían descartado votar el viernes el acuerdo comercial con el Mercosur por el bloqueo de Francia e Italia. Lo dejan para enero con el fin de que Italia estudie mejor su contenido. Así se suspenda la firma prevista en Brasil este fin de semana. Italia, que también rechazaba aunque más disimuladamente el recurso a los activos rusos, se ha apuntado dos tantos.
Bélgica y el paracaídas
El escollo que tenían que salvar tiene nombre y apellido. Bart de Weber, el primer ministro belga, ha representado el papel de malo de la película. La inmensa mayoría de esos activos están en manos de Euroclear, una empresa con sede en Bélgica. Por ello, De Weber exigía garantías de que no sería solo Bélgica quien tuviera que hacer frente a reclamaciones si Rusia tiene éxito con sus demandas legales. De Weber y Zelenski se han reunido y han intercambiado sus puntos de vista.
"Dadme un paracaídas y saltaremos todos juntos", declaró Bart De Wever, a los miembros del Parlamento belga antes de que comenzara la cumbre. "Si confiamos en el paracaídas, no debería haber ningún problema". A De Weber finalmente no le ha gustado el paracaídas que le han ofrecido.
Para calmar los temores belgas ante una posible represalia rusa, los países de la UE estudiaron aumentar las reservas de efectivo iniciales contra el megapréstamo a Ucrania, que se pagaría en cualquier momento. La propuesta original de la Comisión establecía que parte del préstamo a Ucrania podría pagarse una vez que esas reservas de efectivo alcanzaran el 50 % del importe del primer tramo. Eso no fue suficiente para Bélgica, por lo que las últimas conclusiones sitúan la cifra en el 75 %, según Politico. Finalmente, no hubo acuerdo.
El banco central ruso anunció el jueves que reclamaría daños y perjuicios a los bancos europeos "por el bloqueo y uso ilegal de sus activos", tras su reclamación de 230.000 millones de dólares en concepto de daños y perjuicios a Euroclear. Euroclear, el depositario de Bruselas donde se encuentran depositados 185.000 millones de euros en activos rusos, ha sido objeto de una campaña de intimidación, según informaron al diario The Guardian.
Junto a Bélgica, Italia, Malta y Bulgaria se inclinaban por un préstamo con deuda conjunta. La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, ha dejado claro que recurrir a los activos rusos sin una base legal sería poner en bandeja una victoria a Moscú. Otro rebelde ha sido, como es ya habitual, el primer ministro húngaro, Viktor Orbán. A Orbán recurrir a los activos rusos le parecía una "estupidez" pero tampoco era favorable a la deuda conjunta, que serviría "para financiar una guerra que no es la nuestra". A él se han unido el eslovaco Fico y el checo Babis.
En realidad, es la guerra de su amigo Putin. El líder ruso ha querido evitar de todas las formas posibles, con engaños a Trump con el supuesto plan de paz, y amenazas a los "cerditos" europeos, que Ucrania consiga este balón de oxígeno. Le irrita que Ucrania pueda seguir adelante y no tenga que caer rendida por falta de fondos. Zelenski lo ha dicho en Bruselas: si contamos con la ayuda, estaremos en posición de negociar. Lo contrario sería estar abocados a la capitulación. Finalmente, el salvavidas para Ucrania está listo. Pero la UE ha mostrado su división y su debilidad: no se ha atrevido a tocar los activos rusos congelados. Como si trataran con un actor que respeta las reglas.
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