Hace 20 años, cuatro días después de tocar tierra, el huracán Katrina dejó a su paso un panorama de muerte y devastación en Luisiana, Texas y Misisipí. La catástrofe natural más costosa de la historia de Estados Unidos provocó más de 1.800 muertos y un millón de desplazados. Inundó el 80 por ciento de Nueva Orleans y causó pérdidas de más de 65.000 millones de euros.
El cineasta Spike Lee, en una entrevista reciente, optó por no emplear el término 'aniversario', pues no hay nada que celebrar. Pero sí recordar, no sólo a las víctimas mortales, sino también el desamparo que vivió la población de Nueva Orleans y alrededores. Hasta Kanye West, ahora exmarido de Kim Kardashian, se saltó el guión y, durante un telemaratón en apoyo a las víctimas del huracán Katrina dijo: "A George Bush", entonces presidente de Estados Unidos, "no le importan las personas negras". El rapero hacía referencia a la poca ayuda que recibieron aquellos ciudadanos que habían perdido a sus seres queridos y sus casas. West denunció en directo, delante de millones de espectadores, el sesgo de los medios de comunicación: los negros saqueaban, los blancos buscaban.
Series y documentales sobre el huracán Katrina
Durante estos últimos veinte años, además del trabajo periodístico, varias obras de ficción han intentado arrojar luz sobre lo que pasó aquellos días de finales de agosto de 2005 y sobre la reconstrucción de una ciudad gracias a su comunidad. Tienen Treme en HBO y Después del huracán en Apple. O las recientes series documentales Katrina: contra viento y marea (Netflix) y Huracán Katrina: Carrera contra el tiempo (Disney+).
Pero si hay una figura mediática y polémica en torno a la tragedia del huracán Katrina, esa es Brad Pitt. La estrella del cine, con la estimable ayuda de celebridades como Snoop Dogg y Ellen DeGeneres, colaboró con un grupo ecologista para construir más de un centenar de casas sostenibles y asequibles (150.000 dólares) y a prueba de inundaciones. De su diseño se iban a encargar los mejores arquitectos del mundo Era un acto de caridad mediante la oenegé Make It Right (Hacerlo bien). Pitt aseguró haber puesto 5 millones de dólares de su bolsillo.
En total, se levantaron 109 casas para dar una segunda oportunidad a los vecinos del distrito Lower Ninth Ward, cuya ubicación –rodeados por agua– hizo aún más devastadora la tragedia. Pitt, casado por aquel entonces con la actriz Angelina Jolie, había elegido Nueva Orleans como una de sus residencias, y allí se fotografió incluso con el ex presidente de Estados Unidos Bill Clinton, que también echó una mano.
El proyecto atrajo atención mundial. Pitt presentó la iniciativa en 2007 durante la conferencia del Clinton Global Initiative, donde reclamó donaciones internacionales, y al año siguiente volvió a la zona junto a Clinton para la ceremonia de colocación de la primera piedra. La promesa era ambiciosa: casas asequibles, respetuosas con el medio ambiente y resistentes a las tormentas, con la participación de 21 arquitectos de renombre como Frank Gehry, el grupo holandés MVRDV, Shigeru Ban, David Adjaye o el chileno Alejandro Aravena, entre otros.
Estas casas son una ruina
Todo muy bonito hasta que, al poco tiempo, aquellas construcciones empezaron a ceder ante problemas de humedad y otra índole. Hasta faltaban canalones… Varias fueron demolidas debido a su estado. Otras fueron abandonadas, pues sus inquilinos no tenían los medios suficientes para su reparación. Así que varios de esos vecinos interpusieron en 2018 una demanda contra Brad Pitt y la oenegé Global Green, también participante en el proyecto.
Según relató en 2019 la revista Architectural Digest, muchas de esas viviendas presentaban defectos graves: porches con la madera podrida, barandillas desprendidas, filtraciones y problemas eléctricos. Los residentes aseguran que llamaban a la fundación de Pitt sin recibir respuesta. "Nos decían que las casas iban a ser eficientes, protegidas contra tormentas, hasta nos hicieron creer que podían flotar", recordaba Alfreda Claiborne, vecina del Lower Ninth Ward que se instaló con su familia en 2009. Años después, su casa estaba plagada de moho y grietas.
Lo que no siempre quedó claro es que las viviendas no eran un regalo. Los compradores debían pagar una hipoteca, lo que convirtió el conflicto en un asunto económico además de social. El abogado Ron Austin, que representó a varios afectados, denunció que Make It Right intentó aplacar a los vecinos con promesas vagas, reparaciones incompletas e incluso acuerdos de confidencialidad.
Un divorcio y varias demandas cruzadas
A finales de 2016, Brad Pitt y Angelina Jolie se separaron y vendieron su mansión en Nueva Orleans; y la iniciativa Make It Right cesó, inclusive su página web oficial. Los propietarios de aquellas casas demandaron al actor y compañía por estrés, pérdida de dinero e ignorar sus reclamaciones. Y a pesar de ello, tal y como documentó The Guardian, muchos continuaban rindiendo pleitesía al intérprete.
Make It Right, a su vez, denunció a quien les había suministrado la madera con la que construyeron las 109 casas y al arquitecto John C. Williams, que había sido contratado en Nueva Orleans para adaptar y ejecutar los planos de los arquitectos estrella implicados en el proyecto. Ya en 2010, los equipos de obra habían detectado que las vigas de TimberSIL, un material elegido por su supuesto carácter innovador y resistente, estaban enmoheciendo. La fundación presentó una demanda contra el fabricante en 2015 por casi medio millón de dólares, que se resolvió dos años después con un acuerdo confidencial.
Tras años de litigios, Pitt y compañía acordaron pagar 20,5 millones de dólares a los afectados para renovar y reparar las casas. El propio actor reconoció en 2015 que había sido ingenuo: “Pensábamos que construir casas sería sencillo, pero no entendíamos los préstamos condonables, la asesoría financiera ni la complejidad del sistema de subsidios”. Expertos locales en vivienda social coinciden en señalar que el exceso de ambición y la falta de conocimiento de la realidad social y ambiental de Nueva Orleans hicieron que el proyecto se desmoronara: diseños demasiado experimentales, materiales inapropiados y una gestión incapaz de responder a los problemas de los vecinos.
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