Imagínense un sistema de hacer negocios en el que el proveedor ofreciera y recomendara productos o servicios basado en el criterio principal de cual le dejara mayor margen o dinero en su propia caja, independientemente de la calidad, idoneidad o bondad del mismo.  Imagínense ahora que dicho proveedor tuviera la etiqueta de asesor experto que trata con un servicio de extrema importancia para el bienestar de las personas como la salud o el dinero.

Seamos más concretos e imagínense un médico que receta un tratamiento muy caroy/o malo que le deja un gran margen (comisión por detrás de la farmacéutica) a todos sus pacientes independientemente de si este es idóneo para todos ellos poniendo en riesgo su salud y su bolsillo. Pues bien, no es necesario imaginarlo.  A veces no hay que ir muy lejos ni en el espacio ni en el tiempo para encontrar casos como el de las prótesis caducadas en Cataluña y en los que hay cerca de 50 médicos imputados.

Pues justamente ese es el modelo que seguimos teniendo en el sector financiero en España en lo que concierne al cuidado del ahorro y bajo el que opera más del 99% del sector, algunos (bastantes) con especial fruición.  Así, no es de extrañar la cantidad de gente insatisfecha que existe, la cantidad de malas experiencias y la cantidad de inocentes que no saben cómo de mejor podrían estar en este país.  A la espera (eterna) de que entre en funcionamiento una nueva legislación bajo la directiva europea MiFID II en 2018 el sistema sigue operando bajo este modelo roto y sin ningún propósito de enmienda.

Bajo MiFID II los ahorradores pagarán por recibir un asesoramiento independiente

Bajo MiFID II en teoría se separará la comercialización del asesoramiento y los ahorradores deberán pagar por recibir un asesoramiento verdaderamente independiente y no por que se le vendan productos financieros, normalmente caros y malos.  Digo en teoría porque no se puede subestimar el poder de los lobbies en Europa que ya han retrasado su puesta en marcha otro año y están haciendo todos los intentos posibles para que la legislación deje los suficientes huecos y recovecosde forma que la nueva normativa que finalmente trasponga CNMV sea un “cambiarlo todo para que todo siga igual”.

Porqué una transposición rigurosa y estricta de la directiva sería una verdadera revolución en el sector que llevaría con seguridad, entre otras cosas, a la drástica reducción de márgenes y por tanto a una mayor rentabilidad neta para el inversor/ahorrador.  En Europa y en España debemos decidir si queremos seguir operando en unas estructuras obsoletas del siglo XX o progresar hacia modelos y formas de hacer más eficientes y en definitiva mejores para el consumidor/cliente final.


Juan Manuel Vicente Casadevall, EAFI

Kessler Et Casadevall