A raíz de la recuperación del precio del petróleo parece claro que algo de inflación vamos a tener a nivel global. A esta tendencia se suma un creciente número de (influyentes) comentarios insistiendo en que la deprimida valoración bursátil de los bancos, derivada del entorno actual de tipos de interés, puede tener efectos perjudiciales en la provisión de crédito a las economías.

Esos comentarios, proferidos por entidades como el FMI y algún banquero central, influyen directamente en los mercados por la creación de expectativas relacionadas con algún tipo de ralentización de estímulos monetarios, con la consiguiente subida de las curvas de tipos de interés y oxígeno a la cotización de las financieras.

Este entorno puede mantenerse mientras, por un lado, el precio del petróleo se sostenga por encima de los niveles actuales, alrededor de los 50 dólares por barril y, por otro, que los datos macroeconómicos apoyen el mantenimiento de un ritmo de crecimiento mediano, al menos de  1-1,5% en mercados desarrollados.

Todo este enfoque en el sector bancario tiene que ver con que éste es un sector que no sólo es importante en términos de peso en los índices (en particular el español), sino que es muy cíclico. Su desempeño en Bolsa suele ser el reflejo fiel del sentimiento del mercado respecto al sentido de la actividad económica. Asimismo, una subida del sector debería verse acompañado de una subida de los mercados en general, siempre y cuando no entremos en un ambiente de inflación descontrolada.

Ahora bien, los bancos centrales que se han hecho con el riesgo del mercado, al convertirse en compradores de bonos hasta que toda la curva esté casi plana, tienen todas las herramientas para gestionar un entorno de recuperación de la inflación, pudiendo regular la velocidad del tappering (retirada paulatina de estímulos monetarios) por un lado y/o subir tipos gradualmente por otro.

El efecto colateral de potenciales pérdidas importantes en inversores típicamente de menor riesgo, como institucionales (fondos de pensiones, por ejemplo) o minoristas de bajo perfil de riesgo se tendrá que tener en cuenta para evitar momentos de pánico o ventas descontroladas de bonos y los posibles efectos de contagio.

En este entorno, nos parece que, teniendo en cuenta estos riesgos (importantes) y dada la caída que llevan los mercados (en particular los europeos), deberíamos estar buscando aumentar exposición a renta variable.


Ricardo Seixas es gestor de Fidentiis Iberia.