Lo confieso. Me encanta el fútbol, es mi pasión. Quizás es algo de lo que uno no puede sentirse orgulloso. Cuando era niño, un amigo de mi padre me decía que iría perdiendo interés cuando me hiciera mayor. Pero no. Y eso que me lo ponen difícil. Entre los horarios, el fútbol moderno y el bipartidismo Madrid- Barça… Porque yo soy un loco del fútbol al estilo británico, la gente sigue a todo tipo de equipos, grandes, pequeños o medianos.

Admiro a aquellos que animan a su equipo independientemente de la categoría en que estén, especialmente si no son los que siempre ganan. Fútbol en estado puro, odio eterno al fútbol moderno. No tiene nada que ver con los turistas que van al Bernabeu, o al Nou Camp, es algo mucho más profundo e intenso.

La diferencia principal que yo veo entre el fútbol y otros deportes está en la pasión. Y también, en la relación directa que tiene este juego con la economía, con el mundo, con mi vida…

Todo empezó hace muchos años, pero se manifestó  más claramente en los inicios del siglo XXI. Yo había empezado a trabajar en el año 98, y en el 2000 tuve la oportunidad de incorporarme a un banco de inversión americano. Gran oportunidad. Sin embargo, mi equipo bajó a segunda división ese mismo año. Mazazo. Terrible.

El Mundial de 2010 no mejoró la economía, pero sí elevó la autoestima, la confianza

Pero lo peor estaba por llegar. Mientras aprendía un montón, de mercados financieros, de derivados, de tratar a clientes, mi equipo se hundía. Y, en un hecho sin precedentes, bajó dos categorías directamente, una deportivamente, y, otra por deudas. Insólito, en 3 años, de primera a tercera.  Me tenía que ir, no podía seguir trabajando en esa misma compañía. Y me fui.

Pero somos gente de naturaleza resistente. Cuando parecía que íbamos a desaparecer, seguimos dando guerra. Apoyando a los nuestros, y encontramos a un grupo de héroes que estaba dispuesto a vestir nuestra camiseta entre el barro. A cambio de nada, o de muy poco. Y yo, pasé de trabajar en un banco de inversión americano a hacerlo en una pequeña caja de ahorros. De primera a tercera. Pero encantado, disfrutaba y me encantaba mi trabajo.

Luego llegó el 2010, España deambulaba hacia el abismo, el paro desbocado, la prima de riesgo empezaba a dispararse, no éramos capaces de ver la luz al final del túnel. Y, llegó Iniesta, Iniesta de mi vida, y ganamos el mundial. Realmente no puedo decir que mejoró la situación económica del país, porque lo peor llegaría en el 2012, cuando parecía que todo se iba al traste, pero sí que mejoró la autoestima, la confianza. Entrábamos en el club de los grandes, de los que habían ganado el mundial. Y una vez que uno es campeón del mundo, ya pertenece a esa categoría para siempre. Igual que después de las obligadas reformas, España ha vuelto a crecer. Somos la élite. Otra vez.

La desbancarización es una oportunidad y estamos dispuestos para aprovecharla

Y en 2017 mi empresa ha sido adquirida por una compañía internacional. Con toda la ilusión del mundo vuelvo a jugar en primera división. Hay muchas cosas que hacer, la desbancarización es una oportunidad. Y estamos dispuestos para aprovecharla. Y justo este mismo año, mi equipo subirá a primera. Todo está relacionado.

Por si no lo han adivinado, yo soy del Oviedo. Somos los mejores, o no, pero eso da igual, yo estoy contento así. Y, pese a todo, también estoy contento de ser un profesional de los mercados financieros. Suerte.


Kike González es director de Renta Variable en Ahorro Corporación