Las elecciones de diciembre de 2015 trajeron un nuevo mapa político con la irrupción de nuevos partidos, como Ciudadanos y Podemos, y con ello el fin del bipartidismo. Esta nueva situación y la falta de acuerdos, supuso estar diez meses sin Gobierno, hasta la investidura de Mariano Rajoy en octubre de 2016, no sin antes pasar de nuevo por las urnas en junio.

Y esta situación, como no podía ser de otra manera, iba a tener consecuencias sobre los Presupuestos Generales de Estado de 2017. El retraso de los objetivos de déficit, el techo de gasto y las cuentas por parte del Gobierno y la fragmentación política se han encontrado detrás de la dificultad en su aprobación, que finalmente se ha producido, con la presentación del proyecto de ley, por parte del Gobierno en el Congreso de los Diputados.

Los grandes objetivos de estos presupuestos son afianzar la consolidación del crecimiento económico y de la creación de empleo y cumplir con el objetivo de déficit del 3,1 % del PIB para este año. En estos presupuestos se plantea un crecimiento del PIB de 2,5%, donde la demanda interna aporta un 2,1% y el sector exterior un 0,4% al crecimiento, con un superávit de la balanza por cuenta corriente del 1,9%.

La tasa de desempleo baja a un 16,6%, con la creación de 506.000 puestos de trabajo, y la oferta de empleo público de 67.000 plazas (principalmente en Educación y Fuerzas de Seguridad del Estado), y la conversión de 250.000 plazas de interinos a fijos en la administración en los próximos tres años. Los funcionarios tendrán un ajuste de salario del 1%. El objetivo de déficit se marca en el 3,1% (compromiso con Bruselas), una reducción de 1,1 puntos porcentuales respecto a 2016.

Para ello, se establecen unos ingresos recaudatorios de 201.000 millones de euros (+7,9%), principalmente por el incremento del impuesto de sociedades (+12,6%), mientras que la recaudación por IRPF e IVA suben, respectivamente, un 7,7% y un 7,3%; los impuestos especiales, aportan casi 21.000 millones de euros, con un incremento de un 4,6% sobre 2016.

Estos presupuestos contemplan el mayor gasto social desde el inicio de la crisis

Estos presupuestos contemplan el mayor gasto social desde el inicio de la crisis (casi 140.000 millones de euros), donde el gasto muestra que casi todas las partidas experimentan recortes o subidas inferiores al crecimiento nominal de la economía, lo que le permite al Gobierno reducir el peso de los gastos sobre el total del PIB.

El presupuesto consolidado de gastos ascenderá en 2017 a 318.000 millones de euros, representando un incremento del 1,3% respecto a 2016, donde el incremento se debe sobre todo al incremento de las transferencias corrientes que suponen el 53,7% del total. En este capítulo se incluyen el gasto en pensiones, las transferencias para pagar las prestaciones de desempleo y las transferencias a las comunidades autónomas y ayuntamientos para que puedan sufragar sus gastos.

Entre las partidas principales, el gasto en pensiones aumenta un 3,1%, frente a los descensos del 6,6% en desempleo y del 3,9% en el coste de la deuda.

Las medidas de recorte del gasto son necesarias para encauzar la senda bajista de la deuda

De esta forma, el Gobierno pretende reducir el gasto público total del 42,1% del PIB de 2016 al 41,3% del PIB este año. Cabe recordar que las medidas de reducción del saldo público son necesarias para que la deuda pública encauce una senda decreciente, cerró 2016 casi en un 100% del PIB.

Los supuestos con los que el Ministerio de Economía ha construido los Presupuestos, el contexto exterior, la evolución de los precios del crudo, el coste de financiación de la deuda y el tipo de cambio, materializan los riesgos asociados a una evolución más desfavorable de estos factores. Es decir, tienen en cuenta riesgos al alza.

Parece, en definitiva, que son bastante razonables, y si se cumplen las estimaciones de ingresos, no debería haber muchos problemas en su cumplimiento, observando un crecimiento económico importante para la creación de empleo, y una reducción de la tasa de desempleo, que si bien, todavía es muy elevada, muestra tendencia bajista.


Aurelio García del Barrio es director del Global MBA con especialización en finanzas del IEB

Las elecciones de diciembre de 2015 trajeron un nuevo mapa político con la irrupción de nuevos partidos, como Ciudadanos y Podemos, y con ello el fin del bipartidismo. Esta nueva situación y la falta de acuerdos, supuso estar diez meses sin Gobierno, hasta la investidura de Mariano Rajoy en octubre de 2016, no sin antes pasar de nuevo por las urnas en junio.

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