Es por todos conocido la popular advertencia que se deriva con aquello de que hasta el cuarenta de mayo no es aconsejable deprenderse del sayo. Del sayo protector ante las veleidades de la primavera. Con independencia de lo acotado en el tiempo de la admonición refranera, la alerta es una cualidad que produce frutos positivos en cualquier época del año. En el ámbito financiero es indudable que si queremos arribar a buen puerto deberá formar parte de nuestra tripulación como imprescindible compañera de viaje. Más aún a estas alturas del ejercicio bursátil anual, pues pasado el famoso cuarenta de mayo, el verano está a la vuelta de la esquina y la subida de la temperatura que reflejan los termómetros no sólo produce un descenso en el volumen de ropa, sino también en la permanente y obligada atención sobre nuestros ahorros y sobre los planes y objetivos trazados a principio de año para las carteras de inversión.

Que el verano sea época de relax y ocio no debe traducirse en una disminución del seguimiento sobre las inversiones pues no son pocos los ejemplos de correcciones incendiarias que hemos vivido en los últimos años durante la época canicular.

El calor comenzará a apretar y aunque el sopor y la desidia nos tienten debemos extremar el nivel de la alerta anti incendios y si fuese necesario, en algunos casos por lo menos durante ese periodo, buscar opciones más seguras.

El estío es época de falta de entrada de dinero en los mercados y de movimientos bruscos en el precio de las acciones

El estío es época de falta de entrada de dinero en los mercados y de movimientos bruscos en el precio de las acciones. Las inestabilidades y caídas que registran los mercados durante la etapa veraniega responden a volúmenes bajos de negociación y a una baja actividad que se traduce en movimientos bruscos, tanto al alza como a la baja. Si a ese aumento cíclico de la volatilidad le sumamos la facilidad con la que al calor veraniego se suelen prender determinadas mechas político económicas, la verbena de los mercados puede chamuscar nuestro dinero cuál falla valenciana.

¿Qué hacer ante esta situación? ¿Cómo posicionar la cartera antes del Verano?

Pues todo depende como siempre de varios factores y en especial de nuestra tolerancia al riesgo. De este modo, la respuesta será diferente según nuestra aversión/propensión al riesgo como inversores, nuestras necesidades, nuestras metas y nuestro horizonte temporal de inversión.

Para un inversor de perfil agresivo y a largo plazo- largo plazo de verdad, es decir más de 10 años-, estos movimientos pueden ser oportunidades de compra para su portfolio. En este caso la volatilidad se supone intrínseca y favorable.

Para un inversor de perfil patrimonialista y, por lo tanto, prudente y pegado al corto plazo, con la renta fija dando que hablar y en plena ascensión meteórica de la renta variable posicionar la cartera de forma temporal en monetarios puede evitarle el sufrir la repercusión de un desplome estival de los mercados.

Conozco un gestor que desde hace más de diez años ha puesto en práctica esta modalidad del refugio monetario durante el verano y quizá se ha perdido algún verano de subidas memorables, pero les aseguro que en términos de salud mental y nerviosa tanto él como sus clientes han obtenido unos enormes rendimientos en tan convulso periodo.

Para un perfil moderado con un horizonte temporal medio, disminuir la exposición a Renta Variable y resguardarse en parte en el puerto monetario hasta que el mercurio se normalice regresando a valores más respirables puede ser también una opción recomendable.

El resumen es fácil, si quiere ud. riesgo, a Renta Variable, si quiere algo menos de riesgo a fondos mixtos flexibles y retornos absolutos y si lo que quiere es estar en la playa o la montaña sin tener un ojo permanentemente puesto en la información financiera, a monetarios.

Es verdad que en este año ya hemos dejado atrás los principales capítulos políticos -con el permiso de las próximas elecciones italianas y de que pueda aumentar la enajenación del orondo presidente de Corea del Norte- que podían haber llevado a los mercados a sufrir golpes de calor de consecuencias cuasi catastróficas pero el hecho de haberlos superado no nos libra de los habituales nubarrones que pueden fastidiar una plácida tarde de verano.

Las incertidumbres sobre determinadas variables y activos económicos siguen presentes y el buen tiempo es propicio para la aparición estelar del “cisne negro” que si aparece para verificarlas, lo suele hacer durante estas fechas.

Incluso desde el punto de vista estacional, en el período que abarca desde 1991 a 2015, encontramos 8 años en los que habiendo superado el IBEX35 el 10% de rentabilidad anual hasta mayo, la caída posterior hasta septiembre fue muy significativa. En el año 1998 de un -23,12% y en el 2011 del – 27,28%. (*fuente http://blog.annualcycles.com).

Igualmente podemos recordar los infernales veranos de 2007 y 2008 que convirtieron la economía mundial en un gigantesco coloso en llamas o el verano negro del 2011.

Desde un punto de vista de análisis estructural desde Kessler&Casadevall AF pensamos que una corrección sería sana para el mercado pero de llegar no creemos que alcance el grado de académica ( 20-25%) y que se lleve a los mercados por delante. ¿Qué habrá paradas y recogidas de beneficios en los próximos seis meses? Descuéntenlo, pero no creemos que vaya a llegar la sangre al río. Por ahora.

En cualquier caso, la complacencia de gestores e inversores está en niveles récord. Así que lo dicho, según su umbral de insomnio y sus objetivos financieros, tomen una decisión o la contraria y permanezcan vigilantes con el sayo de mayo a su vera.

Y cuando el verano ya esté oficialmente inaugurado disfrútenlo intensamente, pero no se olviden, entre chapuzón y chapuzón y con la inestimable ayuda de su gestor de confianza y la infinidad de aplicaciones tecnológicas existentes, de ir controlando la evolución de sus inversiones.

Y, si como el consenso que invariablemente lo vaticina, el verano acaba siendo para los índices puramente lateral o incluso alcista, no bajen la alerta, octubre estará esperándonos a la vuelta de la esquina para poner de nuevo a prueba su temple como inversores y nuestra sagacidad como asesores.


Carlos de Fuenmayor  es director de Kessler&Casadevall AF Barcelona

Es por todos conocido la popular advertencia que se deriva con aquello de que hasta el cuarenta de mayo no es aconsejable deprenderse del sayo. Del sayo protector ante las veleidades de la primavera. Con independencia de lo acotado en el tiempo de la admonición refranera, la alerta es una cualidad que produce frutos positivos en cualquier época del año. En el ámbito financiero es indudable que si queremos arribar a buen puerto deberá formar parte de nuestra tripulación como imprescindible compañera de viaje. Más aún a estas alturas del ejercicio bursátil anual, pues pasado el famoso cuarenta de mayo, el verano está a la vuelta de la esquina y la subida de la temperatura que reflejan los termómetros no sólo produce un descenso en el volumen de ropa, sino también en la permanente y obligada atención sobre nuestros ahorros y sobre los planes y objetivos trazados a principio de año para las carteras de inversión.

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