¿Pueden las bolsas seguir subiendo? La respuesta es sí, lo que no quiere decir que no estén caras. Enumeraremos algunos de los argumentos que destacan los defensores del planteamiento de que las bolsas todavía tienen recorrido y de que no están caras, al menos en términos relativos.

En primer lugar, señalan que, comparadas con los bonos, las acciones están baratas. Cierto; pero esto no quiere decir que no estén caras, sino que los bonos están mucho más caros. Otra aseveración similar es que la rentabilidad diferencial de la bolsa con respecto a la rentabilidad ofrecida por la renta fija en estos últimos cinco años no ha sido muy elevada en términos históricos. Cierto; pero se obvian dos circunstancias: la primera es que cualquier rentabilidad de las acciones languidece frente a los retornos obtenidos a principios de la pasada década, justo antes de que estallara la burbuja.com. Compararse con la mayor burbuja bursátil de la historia (en términos de valoraciones, mayor incluso que la que dio lugar al crack de 1929) no parece un ejercicio, digamos, muy ponderado.

Tercero: los diferenciales de crédito de la deuda high yield de empresas americanas que actualmente se encuentran en niveles por debajo del 320 puntos básicos miden, en buena medida, la percepción de riesgo de los inversores. Esto es así, puesto que se trata de la rentabilidad que los inversores exigen a los bonos más arriesgados (high yield quiere decir alta rentabilidad pero también lleva implícito el alto riesgo) frente a la deuda gubernamental. El hecho de que la rentabilidad exigida se encuentre por debajo de la media histórica nos debería alertar (excesiva confianza o complacencia por parte de los inversores).

Sin embargo, quienes defienden que esta situación no es tan peligrosa arguyen que, históricamente, este indicador se encuentra por debajo de este nivel el cincuenta por ciento del tiempo. Cierto e incluso obvio (por eso la media es media) pero no se está teniendo en cuenta que esa media está a su vez sesgada al alza puesto que en 2008 el diferencial de los bonos high yield llegó a los 2.000 puntos básicos tras la quiebra de Lehman Brothers. En cualquier caso, 320 puntos porcentuales es un nivel muy comprimido, muy cerca de mínimos históricos y, por lo tanto, en zona de peligro.

Quienes, por otro lado, defienden que las bolsas tienen recorrido también se apoyan en que no existe ese consenso entre los inversores en acciones a favor de mayores alzas bursátiles que suele ser una señal de sobrecompra o de complacencia y que habitualmente precede a las correcciones. Por ejemplo, recientemente conocimos que la última encuesta de Bank of America Merrill Lynch a gestores de fondos mostró en septiembre el nivel más alto de “infraponderación” de acciones americanas de los últimos diez año. Según lo anterior, los niveles de liquidez en las carteras deberían ser históricamente altos, máxime cuando uno de los mantras de los alcistas es la enorme liquidez que hay en los mercados.

Pues bien, si analizamos los datos tanto de la American Association of Individual Investors (inversores minoristas) como los del Investment Company Institute (inversores institucionales), la posición de liquidez de los inversores americanos estaría en mínimos de 20 años. Y con respecto a los planes de pensiones americanos ocurriría algo similar: sus niveles de cash están en mínimos de treinta años y su exposición a bolsa en máximos o cerca de ellos, según analicemos los planes de aportación definida o de prestación definida respectivamente.

Por lo tanto, no hay aparentemente tantos argumentos para pensar que las bolsas deberían seguir subiendo. Menos aún si tenemos en cuenta que en los últimos cinco años sólo ha habido nueve días en que el S&P 500 ha caído más de un 2% en la sesión y que en este año no ha habido aún ninguna. Lo anterior que es algo absolutamente inusual incluso en épocas de bonanza y de mercados alcistas también se puede observar en el denominado indicador de pánico bursátil, la volatilidad que se halla cómodamente instalado en niveles de mínimos históricos desde hace bastante tiempo. Si esto no es complacencia...


Juan Jesús Gómez Cubillo es socio y director de Consilio Asesores Patrimoniales.