El 8 de marzo se ha convertido en la jornada por excelencia para reflexionar acerca de las desigualdades que afectan a nuestra sociedad en materia de género, así como el día en que empresas, organismos y sociedad civil proponen de forma unánime la necesidad de actuar ante una situación manifiestamente injusta.

Sin embargo, la magnitud del problema y la necesidad de adoptar soluciones es tal, que no cabe duda de que la única solución posible al problema pasa por abordarlo las 24 horas del día de los 365 días del año. Únicamente con una dedicación a tiempo completo podrán darse los pasos necesarios hacia el cierre de la brecha existente entre hombres y mujeres en multitud de ámbitos de la sociedad y la economía.

La inclusión de ellos en la búsqueda de la igualdad es vital para el éxito.

Esa implicación absoluta ha de estar repartida, además, al 50% entre hombres y mujeres, ya que la inclusión de ellos en la búsqueda de la igualdad es vital para el éxito.

Uno de los terrenos más evidentes en los que se manifiestan las diferencias entre mujeres y hombres, así como la necesidad de una mayor implicación por parte de éstos, es el de la conciliación. El último informe de ClosinGap (clúster formado por Merck, Mapfre, Vodafone, Repsol, Meliá Hotels International, Mahou San Miguel y Solán de Cabras, L’Oréal, BMW Group, PwC e Inditex) evidencia cómo la grieta en este ámbito supone un coste de oportunidad importantísimo a todos los niveles: la brecha de género en las tareas del hogar y los cuidados de familia supera los 100.000 millones de euros, un 8,9% del PIB. Se trata del coste bruto de externalizar los servicios que realizan las mujeres en los 49,5 millones de horas más que dedican al hogar que los hombres.

Además, según el estudio, si las más de 400.000 mujeres que trabajaron a tiempo parcial para dedicarse al cuidado de la familia hubieran preferido alargar su jornada hasta las 40 horas, se podrían haber generado hasta 12.000 millones de euros adicionales, un 1,1% del PIB.

Las razones de esta desigual disponibilidad y uso del tiempo entre mujeres y hombres se encuentran en los roles de género, convenciones sociales y prácticas cotidianas que se producen en los dos principales espacios en los que los individuos desarrollan gran parte de su vida: el personal y el laboral. La doble jornada de trabajo de la mujer trae consigo efectos claros en su participación en el mercado laboral y, en definitiva, en su desarrollo profesional.

El número de mujeres en baja por maternidad o en excedencia para el cuidado de hijos y familiares es 9 veces superior al de los hombres

Así, por ejemplo, el número de mujeres en baja por maternidad o en excedencia para el cuidado de hijos y familiares es 9 veces superior al de los hombres y, a pesar de que la cualificación en ellas es mayor (en 2017 representaron el 52,4% de la población de 16 años o más con educación superior), cuentan con menos tiempo para progresar laboralmente por las renuncias asociadas a la familia.

Medidas enfocadas a una flexibilidad real son clave para eliminar las barreras que permiten a los profesionales ascender hacia posiciones de poder y compatibilizar mejor su vida personal y laboral. Por ello, entre muchas otras, una de las soluciones a esta situación está en cambiar la manera de definir los puestos de trabajo, algo que beneficiaría tanto a hombres como a mujeres. Es necesario que las compañías pongan el acento en los resultados y el cumplimiento de objetivos concretos, y no tanto en las horas presenciales en la oficina, para que los profesionales, hombres y mujeres, puedan tener mayor libertad a la hora de distribuir su tiempo de una manera racional.

Por supuesto, nada de lo que se haga desde las compañías dará sus frutos si, a la hora de la verdad, la mentalidad, las convenciones sociales y el reparto de roles en el ámbito personal permanecen como hasta ahora. Solo si el empleo del tiempo diario disponible para trabajo, ocio y tareas del hogar es repartido de forma igualitaria entre hombres y mujeres, se podrán ver los resultados. La igualdad es una tarea a tiempo completo, y una obligación de todos.

Marieta Jiménez, presidenta de ClosinGap y presidenta y directora general de Merck en España