Pedro Sánchez ha rentabilizado con astucia y grandes dosis de demagogia la confluencia de PP, Ciudadanos y Vox que logró desbancar al socialismo en Andalucía y que con la manifestación de Colón constató su voluntad de derrotar a la izquierda en las elecciones generales primero y, después, en las municipales y autonómicas. El presidente hizo de la necesidad virtud, convirtiendo a la improvisada coalición en una amenaza para los derechos y libertades, una alianza para una involución política en la que los tres partidos sólo se diferencian entre sí por la velocidad en la que intentarán esa vuelta al pasado.
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