El Observatorio Nacional de las Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información (ONTSI) acaba de publicar el Informe Anual “La Sociedad en Red 2018. Edición 2019”, recopilando los datos sobre la transformación digital española e internacional. Analiza, además, la nueva generación de tecnologías disruptivas que plantean un horizonte lleno de retos e incertidumbres y que exige “poner a las personas en el centro”.

Así, tras 270 páginas repletas de datos concretos con las diferentes áreas analizadas, el informe concluye: no hay que obviar las implicaciones y retos sociales derivados de la incorporación de transformación digital; debiendo tenerse en cuenta aspectos como la ciberseguridad, la brecha digital, la reproducción de estereotipos sociales a través de las TIC o las implicaciones de los nuevos modelos de negocio; haciéndose necesaria la profunda reflexión que dichos cambios demanda, así como una consideración creciente de las dimensiones éticas y de gobernanza de un mundo tecnológico cada vez más imbuido en la vida de las personas, comunidades y organizaciones.”

Es destacable que, tras una revisión pormenorizada y objetiva de los datos sobre las TIC en los hogares, en las empresas y en la administración, y sobre los principales hitos que se están produciendo a nivel tecnológico, la conclusión final del informe señale la necesidad de realizar una “profunda reflexión”. Es casi un grito pidiendo cordura. La propia directora del ONTSI, María Ángeles Sallé Alonso, indica en el prólogo del informe que los próximos doce años marcarán un nuevo salto, siendo esta vez ya no solo exponencial sino cuántico. ¿No es como para tener esa profunda reflexión?

Celebro que así lo subrayen y confío en que quienes deban hacerlo recojan el guante.

Sin embargo, sorprende que, siendo un informe sobre la Sociedad en Red, no se hable de la situación de los derechos digitales y de protección de datos en ningún momento. Dentro de las dimensiones éticas que hay que tener en cuenta en esta nueva sociedad y que debemos mimar cada vez más, está, sin duda, la privacidad de las personas. Todos los días hay noticias sobre ello.

Sorprende que, siendo un informe sobre la Sociedad en Red, no se hable de la situación de los derechos digitales y de protección de datos en ningún momento

La gente es cada vez más consciente de que su privacidad peligra dependiendo de cómo use las redes sociales, muchos ya saben que también peligra dependiendo de las APP que se bajen a sus dispositivos móviles, los menos están dispuestos a prescindir del WhatsApp a estas alturas, aunque nos digan que al otro lado hay alguien que puede leer nuestros mensajes más íntimos. Y podría seguir con un listado casi infinito de peligros para nuestra privacidad, pero me centraré sólo en aquellos aspectos que, según los datos aportados por el propio informe, nos pueden dar una visión clara, entre otras cosas, sobre si realmente en España se está cumpliendo con la Ley Orgánica 3/2018 de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos digitales que es, en definitiva, la que indica el modo en el que todas las entidades deben actuar para que nuestra privacidadesté protegida.

Tampoco se menciona nada sobre la Ley 34/2002de servicios de la sociedad de la información y de comercio electrónico, aunque podemos observar que el 27,3% de los usuarios de internet no utiliza la banca electrónica nicompra productos por internet porque tiene dudas sobre la regulación de dichos servicios. Esto demuestra que,a día de hoy,sigue habiendo una gran desconfianza en la normativa digital, bien por desconocimiento, bien porque las tiendas online no informan de manera clara acerca de las condiciones de contratación de sus servicios, u otros avisos legales que deberían mostrar en sus sitios web.

Si contrastamos ese dato con el que nos da el apartado correspondiente a “Objetivos de la web de empresa”, resulta curioso que el segundo de los objetivos que alegan las pymes y grandes empresas (en un 73,1% de los casos) es la“Declaración de política de intimidad – privacidad, se entiende- o certificación relacionada con la seguridad del sitio web”. Ante la misma pregunta, las microempresas (menos de 10 empleados) que en el 2017 daban la misma respuesta en un 58,8% de los casos, bajan hasta un 53,9% en 2018. Un dato que no deja de sorprender teniendo en cuenta que en mayo de 2018 ya era de aplicación el famoso Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) que ha supuesto tantas novedades en materia de privacidad, y al que debían adecuarse todas las entidades europeas. Ya hablé sobre la dificultad de dicha adaptación para los autónomos, pymes y entidades del Tercer Sector, así que no volveré a insistir sobre ello.

Los datos confirman que todavía queda mucho para que las empresas españolas cumplan con la normativa de protección de datos, y que, por tanto, nuestros derechos estén garantizados

La prueba de que estas entidades todavía no se han adaptado al mencionado reglamento, ni a la posterior Ley Orgánica la podemos obtener también de los datos de este informe. Así, si nos fijamos, por ejemplo, en el apartado sobre los sistemas internos TIC de seguridad (imprescindibles para un correcto cumplimiento de la normativa) mientras el 96,4% de las pymes y grandes empresas afirma contar con ellos, sólo el 49,8% de las microempresas lo hace. Y, en particular, sólo el 17,9% de todas ellas dispone de protocolos para el análisis de incidentes de seguridad.

Estos datos no hacen más que confirmar que, efectivamente, todavía queda mucho para que las empresas españolas cumplan con la normativa de protección de datos, y que, por tanto, nuestros derechos estén garantizados.

A pesar de lo anterior, hay otro dato más preocupante y es que el porcentaje de internautas que declaran no leer la información legal al registrarse o darse de alta en proveedores de servicios en Internet (redes sociales, comercio electrónico…) es del 56,2%, porcentaje que apenas ha variado en el último año. Además, el 33% afirma no comprobar los permisos al instalar una aplicación. En otras palabras, los usuarios todavía no son conscientes de los riesgos, o los asumen de manera sistemática.

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