Es igual que el PP de hoy no cuente entre sus filas con ninguno de los presuntamente implicados en esta operación Kitchen que está siendo investigada en la Audiencia Nacional y sobre cuyo sumario el juez ha levantado el secreto.

La operación preparada por los altos dirigentes de ese partido y de la que da cuenta detallada el entonces Secretario de Estado de Seguridad Francisco Martínez -que tuvo la precaución de protocolizar sus notas ante un notario- no ha recibido todavía la sanción penal que pueda corresponder a cada uno de los implicados, pero lo que es evidente es que el precio político de aquella maniobra destinada a ocultar los manejos del PP para financiarse ilegalmente se le va a pasar al cobro a Pablo Casado.

No es probable que el actual presidente del PP tenga la suerte infinita que han tenido Susana Díaz y Pedro Sánchez, quienes hasta el momento no han pagado precio político alguno por la macroestafa de los ERE. Se dirá que Díaz ha pagado con la salida del poder pero esa derrota electoral se debió más al hartazgo de los electores por los 36 años de gobiernos socialistas continuados que a su implicación, aunque resultara indirecta, en aquellos delitos. Y, desde luego, el hoy presidente del Gobierno ha salido completamente indemne de lo que podría haber supuesto el hundimiento electoral del Partido Socialista por muchos años.

No es probable que el actual presidente del PP tenga la suerte infinita que han tenido Susana Díaz y Pedro Sánchez,quienes hasta el momento no han pagado precio político alguno por la macroestafa de los ERE

A Pablo Casado no le va a pasar lo mismo y mucho menos en las actuales circunstancias en que su negativa a pactar la reforma del CGPJ y el Tribunal Constitucional tiene sumamente irritados al Gobierno, al PSOE y también a Podemos, que se preparaba para colocar a uno o dos de los suyos en el órgano de gobierno de los jueces.

Por lo tanto, el escándalo del caso Gürtel sobre la financiación ilegal del PP a partir del año 1999, sumado al escándalo del caso Kitchen, cuyos pormenores en la investigación judicial se están conociendo estos días, le han estallado en la cara al actual presidente del PP y van a suponer un lastre muy considerable en su estrategia política por mucho que él se defienda diciendo lo que es verdad: que en aquellos años él no era más que un diputado por Ávila de los 186 con que contaba entonces el PP.

Pero a Casado le va a pasar lo que a un niño de mi familia, varias generaciones atrás, que llegó un día llorando del colegio y cuando le preguntaron qué le pasaba él explicó que Herodes había matado a los Santos Inocentes.

-Pero, hombre, le dijeron, ¡si eso pasó hace muchísimos años!

-Sí, contestó el niño desconsolado, ¡pero yo me enteré esta tarde!

Pues al presidente de los populares le va a ocurrir lo mismo: que nos acabamos de enterar de que el ex-secretario de Estado de Seguridad ha dejado establecido sin lugar alguno a posibles dudas y ante notario, que su jefe, el ministro del Interior Jorge Fernandez Díaz, y la ex secretaria del PP Dolores de Cospedal urdieron un plan utilizando a los policías próximos al comisario Villarejo y al propio ex policía para pagar con fondos reservados a un tipo para que, haciéndose pasar por chófer de la familia Bárcenas, robara documentos comprometedores para el partido que el ex tesorero guardaba en algún lugar. Se trataba con ese movimiento de intentar torpedear la investigación judicial abierta sobre la caja B del PP por el procedimiento de eliminar las pruebas que estuvieran en poder del ex tesorero.

Y eso no es todo. Francisco Martínez, que se vio completamente abandonado por los dirigentes del partido y decidió asegurarse de que no descargaran sobre él la responsabilidad única del plan y su realización, incrimina también en la operación al propio presidente del Gobierno, en aquel entonces Mariano Rajoy. Y aún queda por ver lo que declara cuando sea citado por el juez como imputado por la realización de esta operación parapolicial porque, según él mismo registra en sus notas, "yo pediré autorización para hablar de TODO" sobre un asunto del que, dice, "nadie puede pretender que sea una especie de mártir de una causa que no era la mía, que nunca lo fue y en la que me vi involucrado exclusivamente por lealtad y obediencia".

Con los datos que hemos conocido, el más relevante de los cuales es -precisamente por ser el más creíble por venir de quien viene- el relato proporcionado por el ex secretario de Estado, es evidente que vamos a ver desfilar ante el juez a la cúpula del PP de la época y también a la del ministerio del Interior, incluido Francisco Martínez que, no por intentar protegerse en su calidad de subordinado que cumplía órdenes de su superior, va probablemente a quedar exento de responsabilidad. Y es muy posible que también a Mariano Rajoy, que tendrá muy difícil convencer al juez y desde luego a la opinión pública de que él ignoraba también los planes de su ministro del Interior.

El sumario hecho público del caso Kitchen puede hacer retroceder dramáticamente al PP en el apoyo de sus electores

Eso va a suponer un lastre muy pesado para los nuevos dirigentes de este Partido Popular que ya pagó en votos en abril de 2019 parte del castigo electoral por la corrupción que en esos comicios le aplicaron sus votantes tradicionales. Ahora, ligeramente recuperado en las elecciones de noviembre de la debacle que le supuso aquel humillante resultado de los 66 escaños obtenidos y con algo mejor resultado, 88 diputados, aunque también escasísimo para un partido que aspira al gobierno de España, el sumario hecho público del caso Kitchen le puede hacer retroceder dramáticamente en el apoyo de sus electores.

Sobre todo porque tiene a su izquierda a un partido pequeño como es Ciudadanos pero que está en condiciones de poner en valor sus magros 10 escaños si es capaz de llevar al presidente del Gobierno por la senda de unos Presupuestos que orillen claramente las pretensiones de Podemos y se acerquen a un modelo más moderado y de paso más tranquilizador para Bruselas. En ese caso, Inés Arrimadas podría hacerle a Casado un roto no pequeño en el respaldo de los electores.

Y a la derecha tiene a Vox, una formación que se está preparando para crecer y abandonar su amateurismo y que, como toda formación de nuevo cuño, no cuenta con casos de corrupción entre sus filas. Vox se aprestará a reprochársela al PP con tanta contundencia como hará el PSOE pero con más libertad y más efectividad dado que el Partido Socialista adolece de un historial tan oscuro o más que el de los populares. Y tendrá éxito porque hay pocas dudas de que la factura por todos estos desmanes del PP los va a pagar de nuevo Pablo Casado.

Pero, independientemente de los efectos que pueda tener sobre el proyecto del PP este escándalo que ocupa estos días los titulares de cabecera de los periódicos y las televisiones, es obligado incluir aquí unas consideraciones éticas y también prácticas.

La primera de ellas es que es intolerable que los partidos políticos roben el dinero de los ciudadanos para su propio beneficio. El castigo por semejante atropello debe ser tan duro como la ley permita.

Es intolerable que los partidos políticos roben el dinero de los ciudadanos para su propio beneficio. El castigo por semejante atropello debe ser tan duro como la ley permita

La segunda es, sobre lo anterior, que el culmen de la indecencia es que se recurra a miembros corruptos de la Policía -todo el mundo sabía a esas alturas quién era Villarejo- para participar en operaciones delictivas y, para mayor escarnio, por encargo del partido que en ese momento ocupa el gobierno.

La tercera es que, por unas cosas o por otras, por venganzas, por precaución, por autodefensa o por miedos, la corrupción acaba casi siempre saliendo a la luz. Y de eso nos tenemos que congratular.

Y la cuarta y última es que probablemente los electores no volverán a tolerar con la pasividad con que lo han hecho hasta ahora los desmanes de quienes les han robado durante tantos años el dinero y han acabado finalmente con su confianza en las instituciones. Es de esperar que hayamos escarmentado.

 

Es igual que el PP de hoy no cuente entre sus filas con ninguno de los presuntamente implicados en esta operación Kitchen que está siendo investigada en la Audiencia Nacional y sobre cuyo sumario el juez ha levantado el secreto.

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