Lo reconozco, soy muy de procrastinar, pero no es la justificación de varios meses de barbecho creativo. Ha sido un verano largo y raro, me había autoimpuesto no escribir sobre el Covid, ni sobre la clase política, a la espera de encontrar algún tema más estimulante. Lamentablemente, va a ser imposible.

El espectáculo que están dando unos y otros está siendo dantesco. El NY Times, la OMS, y, numerosos medios de todo el mundo se están haciendo eco de la lamentable actitud de los políticos españoles. Que al PSOE le seduce hacerse con el fortín conservador de la Comunidad de Madrid es irrebatible. Según algunos varones es un paraíso fiscal que se aprovecha de la capitalidad para competir deslealmente con las demás autonomías. El Comité de Expertos que asesora al Gobierno no existe, o está formado por Faemino y Cansado. No se siguen criterios homogéneos, es una carrera de ocurrencias entre las diferentes Comunidades Autónomas. 

Ante el asedio la presidenta de la Comunidad de Madrid se revela como una tigresa en celo. Su partido la ha dejado sola en la batalla. El líder de la oposición se mantiene pusilánime a la espera de acontecimientos, así como otros presidentes regionales del partido.

Las cuestiones sanitarias pasan a un segundo plano. Lo importante son los cálculos de impacto electoral. Nadie quería ser el responsable del cierre de Madrid. Ganó Ayuso, tuvo que ser el gobierno central el que impusiera el estado de alarma.

Es cierto que gestionar contra esta pandemia es complicado, pero es que hacerlo peor es casi imposible

La lideresa de Madrid está enrocada en quitarse de en medio a los acosadores, sin embargo, retrasa todo tipo de medidas en aras de evitar el colapso económico. Otras zonas menos afectadas imponen restricciones antes de que el número de contagios vaya a más. Burgos, Orense o León se pueden cerrar, pero si se plantea lo mismo en Madrid arde Troya. Por otro lado, Navarra registra cifras mucho peores que Madrid, pero no se le impone el estado de alarma. 

Es cierto que gestionar contra esta pandemia es complicado, pero es que hacerlo peor es casi imposible. También es cierto que en otros países de Europa conviven de una forma muy laxa con el virus, por ejemplo, Inglaterra, y el efecto de la pandemia sigue siendo mucho menor.

Para rematar el disparate un juez determina que el cierre de Madrid forzado por Illa y compañía es ilícito, no es conforme a ley y lo argumenta en base a que restringe las libertades individuales. Menudo comediante, después de haber pasado dos meses encerrados en casa nos habla de cercenar la libertad. Supongo que cerrar los bares a las 10 o las reuniones a 6 personas no atenta contra la misma. En fin, que no me cuente películas señor juez, cuya cualificación científica será cercana a la de Ramón y Cajal probablemente. Tampoco parece que la picardía sea el fuerte de su señoría. Podía haber tomado la decisión el lunes, no el viernes antes de puente. Que somos la tierra del Lazarillo de Tormes alma de cántaro.

El Ministro de Sanidad es filósofo y su única experiencia en gestión ha sido presidir su comunidad de vecinos

En resumen, esto es un sin Dios. País de pandereta, liderado por un tahúr del Misisipi. El Ministro de Sanidad es filósofo y su única experiencia en gestión ha sido presidir su comunidad de vecinos. La Comunidad de Madrid presidida por una señora que al hablar parece que acaba de llegar a la sala de prensa de doblete tras una noche loca. Un vicepresidente viene de la tuerca y se trajo para el Consejo de Ministros a una chica que lo había hecho fenomenal en el Lidl. Tenemos congresistas como Adriana Lastra o el de las rastas. No obstante, la pérdida de nivel es algo generalizado, hace unos días hubo un debate en Galicia entre diversas personalidades para abordar el tema del COVID, y, no convocaron ni a un científico. 

La sensación en la gente es de cabreo total, han pasado nueve meses y la realidad es que nadie tiene ni puñetera idea del virus del demonio. Para curarnos el cabreo vamos a cambiar de tema radicalmente, a ver si conseguimos aprender algo.

En la sociedad actual cada vez disponemos de más información a nuestro alcance, sin embargo, nos hacemos más cómodos y analfabetos. Esta tendencia no es exclusiva de la clase política, estamos todos en ese barco. Antes la gente aprendía a través de los libros o de las experiencias. Ahora es a través de internet, de twitter, instagram o de series. Así nos va, sin embargo, aunque yo sigo leyendo, he aprendido algo muy interesante gracias a una serie de Netflix. 

En la sociedad actual cada vez disponemos de más información a nuestro alcance, sin embargo, nos hacemos más cómodos y analfabetos

Se trata del concepto de UBUNTU. UBUNTU es una forma de vida, es la esencia del comportamiento humano. Un ser humano solitario es una contradicción, hay que aprender de otros seres humanos para convertirnos en seres humanos de verdad. Alguien es persona a través de los demás, sólo puedo alcanzar mi potencial si tu alcanzas el tuyo. Cuanto mejor tu seas mejor seré yo, por eso no supones una amenaza para mí. 

Esta filosofía salvó a África y nos puede ayudar a todos a ser mejores compañeros, mejores personas. Desmont Tutú lo explica mejor que yo: “Una persona con UBUNTU es abierta y está disponible para las demás, las apoya, no se siente amenazada cuando otros son buenos en algo porque está segura de sí misma ya que sabe que pertenece a una gran totalidad y se empequeñece cuando otras personas son humilladas o menospreciadas”.

Inspirador. Casi como nuestra clase política. Con mi voto que no cuente ninguno, ni los partidos viejos ni los nuevos. Como decía Mafalda, ¿por dónde hay que empujar este país para llevarlo adelante? Suerte.


Kike González es economista y executive director de Stellar Group

Lo reconozco, soy muy de procrastinar, pero no es la justificación de varios meses de barbecho creativo. Ha sido un verano largo y raro, me había autoimpuesto no escribir sobre el Covid, ni sobre la clase política, a la espera de encontrar algún tema más estimulante. Lamentablemente, va a ser imposible.

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