Primero fue la falta de microchips para automóviles que paralizó desde enero la fabricación de vehículos en España, luego el aumento del precio de la gasolina, la luz desbocada, el gas… Cada día batiendo el récord del día anterior. Más tarde llegó el atasco de las aduanas a causa del Brexit, los costes del transporte marítimo -que han aumentado un 350%- y la falta de abastecimiento de productos de alimentación y bebidas alcohólicas de importación, que empieza a notarse en los supermercados. No hay ni vidrio para envasar las bebidas, ni corcho para cerrar las botellas.

En esta situación un país serio como Austria, advierte a Europa de una nueva catástrofe que nos puede afectar de lleno: el inminente apagón general en el viejo continente. Un colapso eléctrico que provocaría la caída de esta energía por tiempo indefinido en casi toda Europa. El Gobierno austriaco a través de su ministra de Defensa, Klaudia Tanner, anuncia que sus Fuerzas Armadas han pronosticado este fallo en el suministro y que “la cuestión no es si habrá apagón o no, sino cuándo”. Es el mismo ejército que ya pronosticó en 2017 que en la siguiente década nos azotaría una pandemia que paralizaría el mundo, como así ha sido.

Aseguran que es un peligro real y preparan a su población para permanecer días, quizá semanas, sin energía eléctrica, sin cajeros, teléfonos, ni internet. Han distribuido por todo el país miles de carteles que llevan como encabezado esta frase “¿Qué hacer cuándo todo se para?” con recomendaciones a su población para prepararse ante el gran apagón. Les pide que acumulen materiales básicos para subsistir unos 14 días; combustible, velas, baterías, alimentos en conserva, agua potable, y aconsejan trabajar conjuntamente con vecinos y familiares para que nadie se quede aislado. Advierten que cuando suceda no se llame a los servicios de emergencia ni se utilice el coche, excepto para volver a sus casas. Recomiendan que acumulemos pilas, linternas, radios y los medicamentos básicos para sobrevivir unas semanas.

Si llega el gran apagón estaremos más preparados que antes, pero nunca lo suficiente"

Tal ha sido la alarma social provocada por este aviso gubernamental que las redes sociales ya hablan de la “Apocalipsis eléctrica de Europa”. Las causas de este posible apagón son varias, desde sobrecarga en picos de demanda hasta fallos técnicos o desajustes en el sistema eléctrico. Nadie duda de que pueda ser realidad, como lo fue la caída de WhatsApp, Facebook e Instagram, incluso los expertos en ciberdelitos aseguran que el aviso de alerta austríaco podría activar la mente de un ciberdelincuente y provocar el apagón para que se cumplan las previsiones más catastrofistas.

El último Informe Español de Cibercriminalidad advierte que en 2020 atacaron 861 veces a estructuras críticas de nuestro país, un 5,2 % más que el año anterior. Esta cifra es la que consiguió entrar en nuestros sistemas y provocar daños, los que se detectaron y pudieron contrarrestarse son decenas de miles, solo contra organizaciones dedicadas al sector de la salud 50.000 ataques al año. Todos recordamos el ataque al SEPE (Servicio Público de Empleo Estatal), o los ciberataques a grandes hospitales de Madrid cuando estalló la pandemia del coronavirus, que puso en riesgo el colapso de los centros sanitarios y la vida de pacientes.

El último año la mayoría de los ciberataques han afectado al sector tributario o financiero, seguido del transporte y la energía. Siempre se pide un rescate a cambio de la vuelta a la normalidad y los hackers actúan impunemente desde sus oficinas o sus casas, a miles de kilómetros de sus víctimas.

El gobierno español por primera vez ha dotado de recursos necesarios al Comité ejecutivo de Coordinación del Ministerio del Interior para hacer frente a esta nueva criminalidad. Si llega el gran apagón estaremos más preparados que antes, pero nunca lo suficiente, y las políticas de nuestro gobierno han provocado el alejamiento de nuestro aliado natural que es Estados Unidos, por eso el Presidente Biden no invitó a nuestro país en la reciente cumbre internacional de ciberseguridad y sí a otros 30 países ,“estrechos aliados”, entre ellos a Kenia o Ucrania.

Se estima que en 2030 habrá 125.000 millones de dispositivos conectados a internet, cuando en 2017 solo se conectaban 27.000 millones. Nuestra dependencia digital es excesiva y si todo falla estaremos muy solos frente al gran apagón.

Primero fue la falta de microchips para automóviles que paralizó desde enero la fabricación de vehículos en España, luego el aumento del precio de la gasolina, la luz desbocada, el gas… Cada día batiendo el récord del día anterior. Más tarde llegó el atasco de las aduanas a causa del Brexit, los costes del transporte marítimo -que han aumentado un 350%- y la falta de abastecimiento de productos de alimentación y bebidas alcohólicas de importación, que empieza a notarse en los supermercados. No hay ni vidrio para envasar las bebidas, ni corcho para cerrar las botellas.

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