Los leones del Congreso, que son como las patas de león de la mesa de mapas que forma el Palacio de las Cortes en Madrid, parecían hacerle la cobra a Sánchez. Los leones de Ponzano, que a veces parecen los únicos que oyen allí, que hasta resuenan de todo lo que han oído, como caracolas, habían escuchado decir al presidente que la Constitución había que cumplirla “de pe a pa”, y eso es capaz de hacer revivir hasta el bronce. El presidente de los estados de alarma inconstitucionales, de la cogobernanza inconstitucional, del cierre del Congreso inconstitucional, de los socios que hablan de Régimen Corrupto del 78 y de presos políticos y de derechos no de los ciudadanos sino de la raza y de la orogenia; nuestro presidente, en fin, vestido como de maestro de primera cartilla, se permitía precisamente leernos la cartilla con la Constitución. Y yo juraría que los leones giraron un poco más la cabeza, con ruido de aldabón o de ajedrez gigante o de gárgola viviente, para estar más vigilantes o más protegidos.

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