Las imágenes no dejan de sorprendernos. Aunque conocemos los horrores de la guerra, en esta ocasión la retransmisión casi en directo de bombardeos y ataques, sirenas nocturnas, y desplazamientos masivos, nos sobrecoge. Bucha, una de las muchas ciudades que han sido sitiadas, recuerda a una oscarizada película que relataba los crímenes contra la población civil.

Cáritas trabaja por todo el país, y desde 2014 en el Donbás, donde atendía la situación humanitaria de las personas afectadas por el conflicto. Ante la escalada de tensión a principio de año, todos los agentes de Cáritas (contratados y voluntarios) recibieron una formación en emergencias, ante el posible recrudecimiento de la situación. A pesar de estar preparados, no se esperaba que los ataques tuviesen la dimensión que han tenido. El 24 de febrero estalla el conflicto, y los centros de Cáritas por todo el país se reconvierten en centros de atención a desplazados internos. Las oficinas de Cáritas continúan atendiendo a la población necesitada, teniendo en cuenta los actuales riesgos. Más de 60 centros y parroquias alrededor del país y la Cáritas nacional en Kiev y Leópolis trabajan reconvirtiendo los centros donde se desarrollaban programas de atención social, en lugares de apoyo a desplazados internos que huyen del conflicto, la mayoría dirigiéndose al oeste del país o a cualquier punto fronterizo. También se atiende a las personas que están esperando a salir del país en las fronteras.

Dependiendo de la situación concreta de cada región, se está evacuando al personal de algunas zonas (sobre todo en el este y Kiev). Pese a todas las dificultades existentes, se sigue haciendo un esfuerzo por trabajar en el este del país, donde han quedado personas atrapadas y sin posibilidad de huir.

Desde que empezó el conflicto, Cáritas ha atendido a más de 352.000 personas. Los centros atienden necesidades de alojamiento, aseo básico, comida y agua. Cáritas está haciendo un esfuerzo por acompañar estas situaciones con psicólogos que explican técnicas para manejar el estrés. Hay que destacar el esfuerzo que se está haciendo para detectar los casos más vulnerables, con el fin de acompañarlos de la mejor manera (madres a cargo de familia numerosa, mayores, mayores a cargo de nietos). En estos casos, se está intentando trasladar a las personas a la frontera en coches propios. Para el resto, Cáritas está apoyando las largas colas y caminatas bajo el frío, repartiendo bebidas calientes, ropa seca, e información.

La distribución de ayuda humanitaria dentro del país no es fácil, y se está haciendo con unos riesgos altísimos de seguridad

Aunque la mayoría de personas atendidas quieren huir de la región o del país, también hay personas con un perfil más vulnerable, que no quiere o no puede huir. La distribución de ayuda humanitaria dentro del país no es fácil, y se está haciendo con unos riesgos altísimos de seguridad.

Para Cáritas en Ucrania sigue siendo prioritaria la atención a desplazados internos, y el trabajo en red con organizaciones locales tanto para el reparto de la ayuda, como para la evacuación de las personas más vulnerables de la forma más segura.

Como todas las crisis, la movilidad forzosa es un elemento muy significativo, no sólo para el país afectado en primer lugar, sino también para los países fronterizos. La mayoría de las personas que salen del país son mujeres y niños. Aunque algunos planean continuar su viaje a otros países de la UE, muchos terminan quedándose en el primer país al que consiguen llegar. No quieren moverse más por varias razones: falta de redes, necesidad de sentirse cerca de Ucrania por si pueden volver…

Al final, las personas se encuentran en un lugar donde no quieren estar, al que han llegado con miedo, dolor, cansancio y desorientación (a dónde ir, qué hacer, de quién fiarse). Aunque se dice que todos llegan con las manos vacías, en realidad acarrean una mochila emocional y física, por el cansancio de llegar a un lugar lejano, lejos de sus seres queridos, y dejando forzosamente una vida atrás.

Aunque se dice que todos llegan con las manos vacías, en realidad acarrean una mochila emocional y física

La red de Cáritas en Rumanía, Moldavia, Polonia, Hungría, Eslovaquia, República Checa, Bulgaria, e incluso Montenegro están atendiendo a las personas que huyen del país, mapeando recursos, coordinándose con los gobiernos y otras organizaciones, y acompañando los procesos de apoyo psicosocial. Tras la primera atención y registro de personas, se acompaña a las personas a alojamientos seguros, y se inicia un proceso de acompañamiento para que las personas puedan tener acceso a los servicios sociales básicos. Todo ello sin olvidar el trauma que menores y adultos acarrean por las situaciones que han visto y vivido.

Para ir terminando, todo nuestro reconocimiento y agradecimiento a las Cáritas de la región que, pese a todas las dificultades, se ha adaptado a la situación en tiempo récord, consiguiendo atender a las personas en origen, tránsito y destino. Personalmente, es un orgullo pertenecer a una red que siempre aporta esperanza y amor a las personas más necesitadas. Cáritas estaba antes de la crisis, está en el durante, y estará después, ya que las consecuencias y la reconstrucción social van a ser procesos de muy largo plazo.


Carmen Gómez de Barreda es responsable de la campaña Cáritas con Ucrania